Vaya sorpresa, si hoy fueran las elecciones, Delfina Gómez ganaría con más de 10 puntos de ventaja en Naucalpan, territorio que se suponía de mayoría panista. No son buenas noticias, por puesto, para la alcaldesa Angélica Moya; es claro que la falta de resultados le ha restado apoyo.
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En el único lugar que el PAN parece imbatible es Huixquilucan, territorio controlado desde hace más de una década por Enrique Vargas y familia. Allí, la alianza “Va Por el Estado de México” es probable que gane con holgura. La ventaja que encuentran las encuestadoras es hasta de 2 a 1 de Alejandra del Moral sobre Delfina Gómez.
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La arrogancia tiene embelesados a un puñado de personajes que controlan -o pretenden controlar- la campaña de la maestra Delfina. La ventaja en las encuestas los tiene mareados, acusan todos los síntomas del síndrome del ladrillo. Están mareados con su supuesto éxito, pero que alguien les diga que todavía no han ganado nada. Uno de ellos botó de plano las responsabilidades para irse a Miami a ver el mundial de beisbol. Con esas ínfulas andan.
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El hombre que abrió la puerta a la delincuencia organizada en Tenango del Valle no fue el actual alcalde, sino el anterior. Todo mundo en el pueblo sabe que las cosas se descompusieron durante la administración de Pablo Iván Guadarrama Mendoza y que han derivado en la descomposición actual. Las investigaciones en curso así lo demostrarán.
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En la UAEMex la temperatura política está en aumento. Quizá contagiados por el contexto electoral, grupos de interés empiezan a promover a sus aspirantes a la rectoría a pesar de que faltan más de 2 años para el relevo. Una lista con los nombres de tres mujeres nutre el barullo universitario. Comen ansias.