Toluca: una ciudad desbordada

Toluca: una ciudad desbordada
Tenemos en la Zona Metropolitana de Toluca severos problemas y muy poca planeación prospectiva.

La ciudad es una forma de solucionar el problema de vivir juntos. Colectivamente construimos un espacio en el que podemos coexistir bajo ciertas características: ordenamiento, movilidad, mercados, seguridad, etcétera. Vaya, la ciudad es un modo de encauzar según el cual las cosas se encuentran disponibles para la mayoría. Si necesito comida, hay donde adquirirla, si busco diversión hay ofertas lúdicas, si quiero estudiar, instituciones educativas, si quiero trabajar oferta laboral y así por el estilo.

Este modelo de vida urbano difiere, por ejemplo, de entornos rurales, donde puede no haber servicios de salud o universidades. La solución a las necesidades en espacios que no son las ciudades son distintas. En el campo uno tiene que procurar su alimentación sembrando o criando animales y, de la misma manera, tiene que sanar sus malestares con elementos del ambiente.

La poca planificación en las ciudades

La ciudad tiene como característica un equilibrio más bien frágil. Sobre todo las ciudades que han desbordado su capacidad instalada para que todos encuentren lo que necesitan. A medida que crece, una ciudad debe hacer ajustes a sus sistemas, sean de abastecimiento de agua, de seguridad o de movilidad, por mencionar sólo algunos. De no llevarse a cabo estos ajustes, la vida empieza a derivar en problemas para las personas. 

Las autoridades encargadas de administrar la ciudad, son las responsables de prever esos potenciales problemas y anticiparse a los mismos planificando los ajustes. La planeación es esencial. Necesita prospectiva y buen juicio. Actualmente hay varias circunstancias en la ciudad de Toluca, capital del Estado de México, que nos muestran que tenemos un equilibrio demasiado frágil y una poca o nula planeación.

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La expresión más reciente (pero es sólo un ejemplo) son las obras de pavimentación en vialidades tan importantes como Paseo Tollocan y Solidaridad las Torres. Tienen meses con ellas y no se ve para cuando puedan terminarse. La no planeación es evidente, porque la envergadura de dichas obras no debería tomar más que unos cuantos días, no semanas y mucho menos meses. Las afectaciones a la vida de las personas son inocultables. No sólo es la movilidad, que está severamente afectada desde hace mucho, sino lo que ello conlleva: mayor contaminación ambiental, malestar social, estrés, riesgos, afectaciones a las cadenas productivas, por mencionar sólo algunos de los efectos.

El frágil equilibrio de Toluca

Nuestra ciudad capital está tan desbordada que cualquier percance vial, coladera averiada o semáforo sin luz desencadenan grandes embotellamientos y, aún así, las autoridad municipal se pone a podar las jardineras o a pintar las avenidas en días hábiles, a la hora pico y limitando la circulación.

Para resolver un pequeño bache en una avenida, la cuadrilla de trabajadores municipales reduce de tres a un carril cualquier avenida; pudiéndolo hacer en la noche, en fines de semana, en los días y horas en que la circulación vehicular no es tanta, deciden realizarlo a las 12 del día de un miércoles.

Insisto, no es sólo el problema de las vialidades. Hay una creciente insuficiencia en temas de seguridad, contaminación, ordenamiento y un largo etcétera. Sin duda nuestra ciudad creció de manera acelerada y hasta desordenada en sólo unos lustros. Ello no justifica, sin embargo, la falta de previsión de las autoridades. Los ajustes que requiere toda metrópoli en expansión no se hicieron a tiempo y, por ello, sufrimos las consecuencias.

La vida en cualquier ciudad encierra la promesa de satisfactores al alcance de la mano. Ello, sin embargo, está condicionado a la operación ordenada y funcional. Esto último no es fácil de conseguir y mantener. Tenemos en la Zona Metropolitana de Toluca severos problemas y muy poca planeación prospectiva.

En conclusión

Es necesario decirlo, porque no deberíamos acostumbrarnos a que las cosas no funcionen, a que así se puede seguir. Si lo naturalizamos va en detrimento de la calidad de vida. Que no tengamos calles con baches, que las luminarias funcionen, que los semáforos están sincronizados, que el agua se provea a todos, que los sistemas de drenaje no se saturen, que se sienta segura la gente a caminar en las calles sería lo normal. No debe ser lo común que hagamos ajustes a nuestra vida individual para rodear esos problemas.

Las soluciones a los problemas de una ciudad deben ser colectivas o no son soluciones. Punto.