Corrupción, sobornos, presuntos nexos con el narcotráfico y malversación de recursos públicos son solamente algunas de las acusaciones en contra de gobernadores y secretarios de Estado emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que han desencadenado una crisis de popularidad en ese instituto y provocado que su influencia en decisiones políticas se encuentre en el nivel más bajo, teniendo como telón de fondo el 2018, cuando alcanzó tan solo el 16.4 por ciento en la votación federal.
Después de la Revolución Mexicana, el expresidente Plutarco Elías Calles logró controlar al Estado mexicano que se encontraba dividido en generalatos por medio de la pacificación al repartir los territorios como una patente de corso a cambio de lealtad, la cual se institucionalizó en un partido hegemónico que evolucionó hasta convertirse en el PRI, explicó a AD Noticias Edgar Morín, doctor en Antropología.
“La Revolución se institucionalizó y esa clase política se configuró a partir de la lealtad y a cambio de esta se obtuvo una serie de canonjías y así funcionó por décadas. Es posible que la fragmentación de ese partido haya iniciado con el tráfico de drogas, en los años ochenta, con Salinas. En aquel entonces, el primer gobernador de oposición fue Ernesto Rufo (PAN), en Baja California. Alguna vez él comentó que le tomó cinco años tener el control de la Procuraduría de Justicia.
“Al gobierno federal en ese momento no necesariamente le convenía que un gobernador de oposición fuera exitoso en el combate a la inseguridad y hablamos de este tema en abstracto. Si bien el problema del narcotráfico ya existía, no era tan visible. Pero este problema generó una recomposición. Por un lado, estuvieron los grupos de poder y por otro, la delincuencia que se desarrolla en esos vacíos que deja el Estado y en medio de problemas políticos”, añadió Morín.
Con el paso de los años, los espacios que fue perdiendo el PRI fueron aprovechados por el Partido Acción Nacional (PAN). Un partido a donde llegó una clase empresarial que estuvo durante algún tiempo de lado del priismo.
El papel del PAN
Los partidos de oposición ganaron otras gubernaturas, lo que después se constituyó como alternancia con Fox y Calderón en el poder. Sin embargo, básicamente continuaba la misma clase política con otro nombre de partido. En este caso, el PAN, que tomó más fuerza con el apoyo de aquellos empresarios que se creyeron agraviados con la nacionalización de la banca, señaló el antropólogo.
Morín argumentó que la nacionalización de la banca se convirtió en un parteaguas que incidió en el reacomodo de la clase política. Mientras que en el PAN logran converger empresarios y doctrinarios, en el PRI esto genera un desgaste y se convierte en pérdida del voto.
El experto trae al tema a López Portillo, quien podría ser el punto más alto del priismo porque ni siquiera hubo oposición durante aquella campaña política y ganó el 100 por ciento de los votos. No obstante, el gran perdedor de todo este proceso fue el PRI, porque aunque su estrategia fue dividir y crear pequeños partidos, con el paso de los años esto no le ha dejado grandes beneficios.
“Entre otras razones, la caída del PRI también se debe a que cambia la composición demográfica del país. Los jóvenes piensan diferente a sus abuelos; hay condicionantes de tipo educativo y el voto duro se va pulverizando hasta llegar al 2018.
“Además, se debe mencionar un periodo importante con Jesús Reyes Heroles, quien hace la reforma política, la cual abre la puerta a una amnistía que le permite a muchas organizaciones de izquierda pasar de la vía clandestina (algunos otros de la vía armada) a la política electoral. Así se institucionaliza un sector importante de la izquierda”, comentó Edgar Morín.
El PRI en el Neoliberalismo
El antropólogo señaló que parte importante de esta izquierda institucional salía de un sector del PRI que entró en conflicto plenamente en el periodo de De la Madrid. “El grupo de Salinas impulsó la versión de la modernización del país. Lo que generó al interior del PRI una recomposición importante que termina echando a un sector del nacionalismo revolucionario que se alía con esa parte de la izquierda que sale de la clandestinidad y la represión (la cual fue bastante brutal) y terminan haciendo una alianza”.
Así se llega a una nueva realidad que es la globalización. Ahí se genera una serie de fuerzas que producen lo que algunos llaman partidos bisagra. Según el antropólogo, electoralmente no representan mucho, pero en votaciones y reparto del poder esos pocos votos valen mucho.
“También surgen los partidos familiares y algunos de ellos abiertamente vinculados a esta clase priista, panista y ahora hasta morenista, como el partido Verde. Incluso ahora se mantienen alianzas que podrían ser impensables, pero que confirman eso que decía Churchil: ‘La política crea extraños compañeros de cama’”, explicó Morín, también autor del libro Crímenes de cuello blanco. El capitalismo de amigotes y las redes en la mafia del poder (Grijalbo/Radom House, 2019).
La Dictadura Perfecta
Sobre el tema, Norberto Emmerich, doctor en Ciencia Política, en entrevista con AD Noticias explicó que la mejor descripción del período central de la dominación priista se encuentra en la obra de Leslie Michael Bethell, historiador inglés especializado en el estudio de Latinoamérica, quien habla de una democracia autoritaria. El nombre popular de dictadura perfecta es una mejor descripción, aunque sea incorrecto definirla así en términos políticos, añadió.
“La tarea del priismo en México fue forjar un esquema estable de gobernabilidad entre actores contrapuestos y asimétricos donde el PRI ofició de árbitro único. Las empresas, los gobernadores, Estados Unidos, la Iglesia, las Fuerzas Armadas y el crimen organizado convivieron aceptablemente durante siete décadas. Así se entiende la importancia de la corrupción en la vida mexicana, ya que el dinero aceitaba las asimetrías eventuales de poder entre los distintos actores”.
El período central de la dominación priista
El auge petrolero de los años setenta impulsó una explosión demográfica y aparecen los primeros síntomas de la necesidad de cambiar el viejo modelo de la dictadura perfecta para adecuarlo a una matriz que diera cabida y respuesta a un país distinto al México postrevolucionario, de acuerdo con Emmerich.
Es así como a partir de la reforma de Carlos Salinas de Gortari arriba al poder una elite formada académicamente en las grandes universidades mexicanas y de Estados Unidos que logró incluir exitosamente al país dentro del NAFTA-TLCAN y convertirlo en una potencia industrial exportadora.
“Ese modelo incluyó la transformación de miles de campesinos, primero en braceros americanos y luego en obreros industriales. Los ‘tecnócratas’ poblaron la administración pública y la corrupción perdió el sentido tradicional de aceitar la gobernabilidad para convertirse en una cultura que aceitaba la toma de decisiones”, comenta el politólogo.
La debacle del PRI. Capítulo 2: ¿Quién mantuvo al PRI en el poder?
El PRI se mantuvo en el poder por siete décadas. Esa permanencia obliga a tomar en cuenta que el PRI gobernó al país durante períodos diferentes y que su larga existencia se debe en gran medida a su capacidad de convertir a México en un país que está ubicado entre las primeras 15 economías del mundo con perspectivas de estar entre las 10 primeras en los próximos años, explicó el doctor Norberto Emmerich, quien también es presidente del Centro de Estudios en Estrategia y Políticas Públicas (CEEYPP), en Argentina.
“Ese logro viene acompañado de una cantidad insoportable de crímenes, violencia y corrupción. La sociedad mexicana tardó demasiado en responder a una política que desde hacía algunas décadas había demostrado ser inconducente e irresponsable. Otros países y otras sociedades tienen velocidades de respuesta mucho más rápidas y capacidades organizativas mucho más importantes.
“En el caso mexicano, la experiencia de la élite política la forzó a ser autoritaria e impedir cualquier asomo de cultura política independiente en la sociedad. Así se explica la masacre de Tlatelolco, aunque así no se explica la tragedia de Ayotzinapa. La masacre de Tlatelolco es la respuesta de un PRI todavía maduro que apela a los instrumentos tradicionales del control priista. La tragedia de Ayotzinapa corresponde a un PRI que no controla prácticamente nada y no sabe responder a las crisis de seguridad”, advirtió el politólogo.
Para Emmerich, los mecanismos mediante los cuales un sector político se mantiene mucho tiempo en el poder o detenta el poder en términos antidemocráticos tiene que ver con dos vertientes:
- Qué se entiende por democracia. En general, cuando se habla de democracia se habla de democracia liberal, es el único formato de democracia en vigencia. Al comparar las reglas de acceso y ejercicio del poder propias de la democracia liberal con el real ejercicio de tales normas y procedimientos, el resultado siempre es en contra del ejercicio real. En el caso mexicano esos resultados siempre fueron y son en contra.
- Cuáles son los mecanismos de reciprocidad o intercambio que el régimen político otorga a la sociedad. En términos de Talcott Parsons, la sociedad obedece o apoya a cambio de determinados bienes que recibe por dichos apoyos. El régimen priista en su larga meseta de estabilidad consolidó la posibilidad de que México sobreviviera en el mundo de posguerra, fuera dueño de su petróleo y se convirtiera en el primer exportador mundial hacia Estados Unidos.
“Tan importante es esa tarea que el presidente Andrés Manuel López Obrador se posiciona con mejor fortaleza en su segundo año de mandato tras la firma de la renovación de dicho acuerdo. Eso implica altos costos para la sociedad mexicana, por supuesto. La tarea del gobierno es mantener la sustentabilidad del país mientras alivia esos costos, que son básicamente tres: violencia, corrupción y salarios. No lo está haciendo bien”.
¿Quién mantuvo al priismo en Los Pinos?
A la interrogante de quién mantuvo al priismo en la silla presidencial, la socióloga Maribel Núñez Cruz comentó a AD Noticias que desde los años treinta el PRI buscó ser un partido de masas. Por ello, generó eficazmente una estructura corporativa que agrupó a los obreros en la otrora poderosa Confederación de Trabajadores de México (CTM), a los campesinos en la Confederación Nacional Campesina (CNC) y a las organizaciones populares en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
“El poderoso partido supo concentrar el poder y los recursos para no dejar fuera a ningún sector de la sociedad. Jugó durante décadas al juego de representar y controlar; aunque a la larga se vio que más que representar los intereses de los sectores obrero, campesino y popular, se trataba principalmente de lograr su control corporativo y obstaculizar su organización independiente.
“Por otro lado, la presencia del PRI como fuerza política dominante durante décadas, primero tuvo que ver con una pluralidad política incipiente o casi inexistente. Y después con su bajo compromiso de realizar elecciones libres, transparentes y creíbles, ante los innumerables procesos electorales sumamente cuestionados en los años en que las elecciones comenzaban a ser más disputadas, principalmente de los años ochenta a la fecha“.
Es en ese periodo, añadió, cuando se popularizó la frase: ‘El PRI si no gana, arrebata’. De este modo, la historia del PRI va aparejada con la historia de la reproducción y hasta el refinamiento de numerosas maniobras fraudulentas. Estas generaron todo un repertorio de prácticas, que ayudan a entender cómo se arrebataban los triunfos a la oposición y se distorsionaba la voluntad popular, comentó Núñez.
Las “mañas” electorales
La doctora indicó que con el PRI se habló de “carro completo”, “urnas zapato”, “operación tamal”, compra de voto, “carrusel” y otras que apostaron a crear clientelas políticas que brindaran apoyo a sus candidatos a cambio de prebendas o tarjetas prepagadas como las del caso Monex o Soriana.
Empero, Núñez Cruz, también catedrática e investigadora social de la FES Acatlán, señaló que nunca ha estado de acuerdo con quienes señalan que los pueblos tienen el gobierno que se merecen.
“En contextos sociales en los que ser opositor puede costar incluso la vida, sucede que detrás de un supuesto conformismo y una cultura política poco democrática, crece un gran sentimiento de injusticia que espera el momento propicio para cristalizarse y cambiar el orden de las cosas. En México, la corrupción y la impunidad perduraron porque tenían muchos beneficiarios y muchos cómplices, que iban desde los que accedían directamente a recursos e influencia y los que en los medios de comunicación callaban frente a los abusos y se afanaban en construir una percepción de que estábamos en manos de gobernantes altamente calificados y transparentes.
“La larga lucha por la democratización del país ha dejado cientos de muertos y desaparecidos políticos. El PRI en algún momento quiso optar por la alternancia con el PAN para generar una suerte de bipartidismo en el poder ejecutivo que no modificara el statu quo. Pero un sector de la población decidió apoyar el proyecto de Morena que, contra todo pronóstico y a muy pocos años de conseguir su registro, ganó la presidencia y la mayoría de los puestos de elección popular”.
La adhesión de sectores sociales
En tanto, el escritor Edgar Morín profundizó en la corporativización que provocó el PRI en la sociedad.
“Se agrupó al campesinado y a los obreros, de ahí salió Fidel Velázquez, que ya nadie se acuerda de él, pero que en algún momento fue muy representativo de esa clase política y una serie de líderes sindicales. Pensemos en Romero Deschamps, que sería la versión más decadente de ese sindicalismo.
“Y pensemos en los tiempos de Luis Echeverría y López Portillo cuando todos los gremios tenían su representación a través de todo tipo de organizaciones. Por ejemplo, los actores tenían un asiento en la Cámara de Diputados. Ya ironizaba Vargas Llosa con aquello de la dictadura perfecta, mediante la cual se desarrolló un sistema corrupto a través del cual las personas obtenían posiciones que las hacían obtener poder y a cambio de esto levantaban el dedo. Así dejaron de ver por sus votantes y los votantes fueron cambiando”.
El voto duro del PRI era el voto corporativo, señaló Morín. Y esas maneras de hacer política clientelar se van desarrollando en este sistema del viejo régimen que hasta ahora, obviamente, no han cambiado del todo.
“Pero poco a poco los sindicatos comenzaron a entrar en una crisis. Hubo decenas y decenas de denuncias contra estos de todo tipo, incluidas las penales por fraudes. Pero durante mucho tiempo fue el voto que mantuvo en el poder al PRI.
“Existe también una parte pequeña del voto duro del priismo que surge a través de la ideológica y que tiene una serie de bemoles, porque a estas alturas los del nacionalismo revolucionario ya se salieron y fundaron otro partido que está por desaparecer y otros brincaron a un movimiento que se volvió partido (Morena). Pero también está un sector, que sería un poco lo que la picaresca política indica: ‘si mi padre y mi abuelo votaron por el PRI, yo también’. Pero en estos tiempos esa idea se hace cada vez más complicada por las evidencias de corrupción que han ido saliendo a la luz pública”.
Lo que dejó el “Saving Mexico”
Durante el último lustro han salido a la luz una serie de acusaciones de corrupción y nexos con el narcotráfico en contra de exgobernadores priistas y secretarios de Estado del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Lejos quedó aquella portada de la revista estadounidense Time, que aseguró que “tras un año en el gobierno, Peña Nieto ha aprobado el más ambicioso paquete de reformas sociales, políticas y económicas en la historia. Las fuerzas de la economía global, también, han virado en la dirección del país”.
El doctor Emmerich señaló que “la élite mundial estaba muy satisfecha con las reformas legislativas impulsadas por Peña Nieto. Pero después de esto no tuvo la fortaleza ni la capacidad política de convertir esas reformas en realidad. En cierta medida por la resistencia de gran parte de la sociedad canalizada (pero no expresada) en el crecimiento de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, que ofició de contrapeso legitimador a las políticas impopulares de la presidencia de la República”.
Producto de aquellas reformas, puntualmente la energética, ahora se conoce uno de los escándalos más graves de corrupción que también toca a Enrique Peña Nieto. De acuerdo a una investigación del periódico Reforma, Emilio Lozoya reveló en España que “la empresa brasileña Odebrecht pagó 4 millones de dólares que fueron usados en la campaña presidencial de Enrique Peña en 2012”.
Los hombres del presidente
Lozoya, exdirector general de Pemex, aseguró que Odebrecht pagó 6 millones de dólares al gobierno de Enrique Peña Nieto por el beneficio de contratos y con esto también pudiera pagar sobornos a legisladores, “a fin de garantizar la aprobación de la reforma energética en 2014”.
La lista de señalados por Emilio Lozoya Austin incluye a José Antonio Meade, Ricardo Anaya, José Antonio González Anaya y Ernesto Cordero Arroyo. Lozoya también declaró que “Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso, entonces secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), estaban enterados de la situación”.
Recientemente, la revista Proceso reveló que “los operadores de Emilio Lozoya Austin en Pemex usaron aviones de la Fuerza Aérea y maletas deportivas para llevarse dinero de la empresa estatal”.
Ese mismo medio, quien entrevistó a un testigo, dio a conocer que “en el piso 45 de la Torre de Pemex se tenía un ‘cuarto de guerra’ en el cual se colocaron las imágenes de los 500 diputados federales y los 128 senadores que discutieron la Reforma Energética”.
La fuente anónima agregó que “cada una tenía un pegote de color y una leyenda: amarillo, ‘por convencer’; rojo, ‘jamás accederían’, y verde, ‘votos seguros’”.
Antes de esas de las declaraciones, Emilio Lozoya, en 2017, tras ser cuestionado sobre las acusaciones en su contra por el soborno que presuntamente recibió de la constructora Odebrecht, aseguró: “Lo digo con mucha humildad: Tengo recursos y tiempo para romperles la madre”.
Gobernadores
Sin embargo, el “nuevo PRI” pareció exhibir las mismas prácticas de las cuales se le acusó en sexenios pasados a la clase política en el poder. En el caso de exgobernadores, Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge fueron señalados por derroche de recursos públicos, corrupción e impunidad y nexos con el narcotráfico. Hoy se encuentran en prisión.
Javier Duarte fue acusado de desviar al menos 223 millones de pesos provenientes del erario público y que se repartieron en varias empresas fantasma y prestanombres.
En el caso de César Duarte, fue imputado por el delito de peculado. Antes de su detención mantenía 15 órdenes de aprehensión por desvío y disposición indebida de mil 200 millones de pesos. También se le acusó de entregar 250 millones de pesos pertenecientes a la nómina del estado a distintas campañas priistas en 2015.
Roberto Borge finalizó su gobierno con acusaciones por la venta ilegal de patrimonio estatal, el desfalco de las arcas estatales por 30 mil millones de pesos, despojos particulares y graves violaciones a los derechos humanos.
En 2018, autoridades de Estados Unidos relacionaron al exgobernador de Nayarit, Roberto Sandoval, con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Esto derivó en un congelamiento de sus cuentas en ese país.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos declaró que Sandoval y algunos de sus funcionarios: “se enriquecieron cruelmente a expensas de sus conciudadanos. Ya sea dando sobornos a los grupos del narcotráfico o participando en una variedad de actividades ilícitas, estos y otros funcionarios corruptos se enfrentarán a graves consecuencias”. Por ahora el gobierno de México investiga a este político priista.
Otros exgobernadores en prisión son Eugenio Hernández (Tamaulipas), señalado por operación con recursos de procedencia Ilícita y enriquecimiento Ilícito. Y Jorge Torres López (exgobernador interino de Coahuila). Fue extraditado a Estados Unidos por una Corte de Texas, por los presuntos delitos de fraude y operaciones con recursos de procedencia ilícita por 2.7 millones de dólares.
La debacle del PRI. Capítulo 3: Las cuatro afecciones generadas por el predominio priista
Aunque a diario los mexicanos acceden a mayor información sobre los señalamientos y acusaciones en contra de la élite política priista, el país necesita educarse en términos de ciudadanía, aseguró el escritor Edgar Morín.
“México es hermoso y maravilloso, excepto por nosotros que hemos permitido todo este desastre o hemos participado activamente, ya sea por corrupción o por violencia. Ahora toca pasar de la enajenación, del horror y del shock a una ciudadanía.
“El gran reto es construir ciudadanos. Aunque pareciera ser que estamos a años luz de construir una ciudadanía porque de existir no sucedería algunas situaciones que son francamente surrealistas. La ciudadanía parece estar en otro lado mientras nosotros nos peleamos por cuestiones que no tienen tanto sentido, al grado de polarizarnos”.
En México existe una ignorancia abismal respecto a lo que son las leyes, afirmó el antropólogo. En principio, ni siquiera nos consideramos sujetos de derecho; en el caso de Emilio Lozoya, si nosotros como ciudadanos no concebimos una cosa que se llama el ‘derecho a la información’ cómo podemos exigir que el gobierno transparente, hasta donde el debido proceso lo permita, la negociación jurídica que se mantiene con el exfuncionario.
“Hay un vacío comunicante en nuestra sociedad que nos hace seguir anclados en el salvajismo, es decir, queremos sangre. Eso esperaba la ciudadanía en este caso y eso incluye a los periodistas, especialistas y al ciudadano de a pie. Es posible que se quisiera quemar vivo a Lozoya, ignorando que la ley permite una figura que se llama ‘testigo protegido’ y que este hombre no es un cualquiera”.
El caso de Emilio Lozoya, comentó Morín, es tan complejo porque algunos de los delitos de los que se le acusa ya están prescritos. Por otro lado, las autoridades tampoco puede comunicar tanto a la sociedad de lo que está haciendo porque puede poner a los otros implicados sobre aviso. Pero de nuevo, la ciudadanía ignoran los procesos judiciales y parece que solo quiere sangre y a esto se suma que está muy polarizada.
“Muchas veces la gente sueña con que el castigo es que se les quite el dinero a los corruptos. Eso es muy deseable, pero ¿jurídicamente es viable? Esa es la gran pregunta. ¿El Estado tiene la capacidad técnica de probar eso? Ahí es donde está el verdadero problema. Si se tienen ministerios públicos mal pagados y peor tratados, evidentemente es difícil que tengan esa capacidad técnica para enfrentar a ese contrario, que en este caso son los mejores despachos de abogados de Europa y Estados Unidos.
“Por eso se necesita que el gobierno tenga a especialistas bien pagados para que haga un trabajo muy concreto y pueda convertir toda esta serie de hechos en un proceso jurídico que devenga en castigo o en una recuperación de dinero o incautación de bienes”, añadió Morín.
El doctor Emmerich adviertió que los mexicanos experimentan cuatro afectaciones importantes y que pueden rastrearse hasta su origen en el predominio priista.
“La primera claramente es la corrupción, un ingrediente de la toma de decisiones que define la política (y no solo la política) en todos los países del mundo, con la diferencia de que en América Latina la corrupción está cargada de miradas morales y antipolíticas. La segunda es la violencia, heredada de la Revolución Mexicana y de la eterna disputa por la tenencia de la tierra, un drama irresuelto en casi todo el continente.
“La violencia en México tiene origen campesino y se expresó por diferentes vías (Zapata, las guerras cristeras, los movimientos guerrilleros, el narcotráfico) hasta convertirse en una forma de apropiación ilegal de la renta nacional en todo el país, mucho más allá de la problemática de la tierra”.
La tercera, señaló, es una afectación de cultura política y es la indiferencia e insolidaridad política de los mexicanos. No solo el desinterés por la participación política formal (voto y partidos políticos) e informal (reclamos civiles), sino además y sobre todo por la supervivencia de la ideología del ‘sálvese quien pueda’ y la idea de poner en riesgo la vida si es por interés propio y no arriesgar nada por interés ajeno. “Los mexicanos son muy valientes, pero no son políticamente solidarios”, adviertió.
La cuarta afectación, que fue un disvalor por mucho tiempo y ahora es un activo geopolítico, es la migración. Millones de mexicanos migraron a Estados Unidos durante décadas hasta hacer de ese país un nuevo México, algo que se percibe con claridad en la Unión Americana, puntualizó el politólogo.
Al analizar el último sexenio priista, en materia de violencia y derechos humanos, el gobierno de Enrique Peña Nieto se caracterizó por tener cinco históricas tragedias colectivas, en donde los principales implicados fueron las fuerzas del Estado.
Primero se conoció el caso Tlatlaya y tres meses después, a nivel mundial, se habló de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, sobre la cual se construyó una ‘falsa verdad histórica’, de acuerdo con las pruebas presentadas durante el actual gobierno.
La madrugada del 30 de junio de 2014, un grupo de 22 civiles fueron asesinados en San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México, a manos de militares. De acuerdo con una declaración, “alrededor de las 6:00 de la mañana había 20 muertos… Habían sido ejecutados, a uno lo habían desnucado y otros cuatro habían sido brutalmente golpeados en todo el cuerpo”.
El 26 de septiembre de ese mismo año, 43 jóvenes estudiantes de la normal de Ayotzinapa, en Guerrero, fueron desaparecidos. Uno más de los estudiantes, Julio César Mondragón, apareció golpeado y desollado. El gobierno de Peña Nieto, a través de la Procuraduría, aseguró que los muchachos “fueron quemados en un basurero”, lo que llamaron “verdad histórica”.
El doctor Emmerich indicó que lo primero que hay que reconocer es que esa llamada “verdad histórica” nunca fue aceptada por la sociedad mexicana. Es así como el gobierno de Peña Nieto entró en una crisis definitiva tras su incapacidad de gestionar siquiera a nivel informativo la tragedia de Ayotzinapa.
La sospecha de que su gobierno tuvo algo o mucho que ver con la masacre quedó establecida a la misma altura de la sospecha de que no pudo, no supo y no quiso resolver la situación de las víctimas y la culpabilidad de la tragedia por los compromisos políticos y el grado de criminalidad al que había llegado el Estado mexicano, señaló.
Después, llegó el caso de Apatzingán, donde policías federales ordenaron: “¡Mátenlos como perros!”, refiriéndose a un grupo de civiles que se manifestaban en los portales del Palacio Municipal. Los hechos sucedieron a las 2:30 de la madrugada, el 6 de enero de 2015.
El 22 de mayo de 2015, un grupo de la Policía Federal asesinó a decenas de civiles desarmados en un rancho de Tanhuato, Michoacán. De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en el operativo, los agentes dispararon 4 mil proyectiles desde un helicóptero, a esto se sumó que una persona fue quemada viva.
Al año siguiente, el 19 de junio de 2016, entre las siete de la mañana y las cinco de la tarde, tuvo lugar en Nochixtlán, Oaxaca, la masacre de ocho personas, incluido un menor de edad, a manos de la Policía Federal, estatal y la Gendarmería.
En ese mismo hecho, más de un centenar de personas fueron heridas con armas de fuego y también la CNDH reconoció casos de tortura física, sexual y psicológica. La masacre se dio a propósito de las protestas en contra de la Reforma Educativa. Sin embargo, aquel junio, el pueblo había salido a bloquear la entrada a los policías, ya que temían una tragedia como la de Atenco, durante el gobierno de Peña Nieto en el Estado de México.
En medio de los abusos de las fuerzas armadas, la imposición criminal como diálogo y la matanza como una marca del gobierno de Peña Nieto continuaban con el “combate al narcotráfico”, que como en el sexenio de Felipe Calderón, incrementó exponencialmente las ejecuciones extrajudiciales; casos de tortura, desaparición forzada y descubrimientos de fosas clandestinas.
“Durante el sexenio de Felipe Calderon Hinojosa las violaciones a los derechos humanos y el retroceso de la calidad democrática estuvieron acompañadas por infinitos debates sobre si la guerra era un éxito o un fracas. Pero nunca se debatió ni se intentó debatir si la guerra debería existir o no.
“En tanto, el gobierno de Peña Nieto decidió abandonar la retórica de guerra sin abrazar ni una retórica ni una política pública de paz, mientras prometía la creación de una fuerza de intervención denominada Gendarmería. En los hechos, la guerra continuó intacta, al igual que las masacres contra civiles, con un margen de comunicabilidad y control de daños cada vez menor”, señaló Emmerich.
Agregó que el cartel de Sinaloa siguió creciendo mientras Los Zetas, el cartel contrainsurgente, iba decayendo. La captura, huida y recaptura del “El Chapo” Guzmán terminó por no tener grandes consecuencias ni al interior del propio cartel ni en la vida social del país en general. El Cartel de Jalisco Nueva Generación (¿sin apoyos políticos?) se transformó en el nuevo gran actor del mapa criminal mexicano. Aunque desde 2010 ya era un factor claro de preocupación geopolítica por su centralidad en el locus de poder mexicano, la ciudad de México.
“Todavía en 2014 había textos académicos que se referían al CJNG como un actor desconocido y sin importancia, aunque todo México conocía a los ‘matazetas’. Así, la continuidad fue la principal característica del gobierno de Peña Nieto, en relación con el crimen organizado”, puntualizó el politólogo.
A esto, Emmerich agregó que el sexenio peñista no fue una dictadura militar, más bien fue volcándose a ser todo lo contrario, un gobierno débil y blando, que siempre fue civil y con pocas ataduras con los mandos militares que terminaron por deshacerse de él, como todo el país.
Debacle del PRI, capítulo 5: El régimen de EPN, la versión más degenerada del saqueo priista
Para el antropólogo Edgar Morín, el régimen de Enrique Peña Nieto es la versión más degenerada del saqueo priista. Totalmente cínica y con una voracidad nunca antes vista. “Cuando llega el peñismo al poder, que representaba en ese momento al Grupo Atlacomulco, vemos la rapiña. Estaban haciendo lo opuesto a lo que debieron haber aprendido.
“Porque si tuvieron a un maestro como Carlos Hank González o como Isidro Favela, debieron haber aprendido otras formas. Lo que vemos con el caso de Lozoya es muy ilustrativo. Antes usaban una videocámara y se grababa a todo aquel que recibía sobornos. A estos políticos se les olvidó casos como el de Ahumada. Por eso se vuelve algo degenerado. Casi como una turba que llega y arrasa de una manera bastante burda, como en el caso de Javier y César Duarte”.
Durante el viejo régimen priista, explicó Morín, cada funcionario iniciaba desde abajo. Cuando una persona llegaba a ser senador o secretario de Estado, ya había recorrido mucho camino y conocía el funcionamiento de la administración públic. Y, por otro lado, la política y la grilla. Cuando llegan los priistas al poder con Peña Nieto, parecería que no aprendieron eso. “Por eso son una versión degenerada. Se llevaron hasta los focos de las oficinas, a ese nivel”.
Sobre este punto, el doctor Emmerich añadió que el rol y la importancia de la reciente élite priista creada y recreada a partir del grupo de Atlacomulco, solo escaló a la presidencia. En el caso de Enrique Peña Nieto, para marcar el ocaso definitivo del viejo régimen priista.
“El sistema político mexicano es más federal de lo que habitualmente se acepta, aunque más aceptada es la mención de los cacicazgos locales, esa forma de poder y dominio real que no se lleva muy bien con las gubernaturas formales, aunque caciques y gobiernos estén dentro de la misma persona. La élite de Atlacomulco produjo un impacto a nivel nacional más fuerte que la fortaleza real del grupo, que tuvo su mejor momento cuando estaba a punto de desaparecer. Por ahora, ya solamente el actual gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, ocupa un cargo de importancia vinculado al Grupo”.
Para el antropólogo Edgar Morín, es posible que el escándalo de Emilio Lozoya pueda terminar de desbaratar al nombrado Grupo Atlacomulco. “El cual representa una forma de hacer política, pero también una forma muy particular de mirar al país. Es símbolo de corrupción y una forma de ejercer del poder, donde las dinastías y cofradías han resultados fundamentales.
“Este grupo, del cual han emergido importantes políticos priistas, fundió la política con los negocios y eso es parte de su maldición. Al paso del tiempo, es un grupo que opta por hacer negocios con españoles. OHL, también es un emblema de corrupción que llegó a México de la mano de Arturo Montiel y se desarrolla después de la mano de su sobrino (Enrique Peña Nieto)”.
En esa lógica, añadi Morín, no es casualidad que Peña Nieto pase tanto tiempo en España o que Montiel pase tanto tiempo en ese país. Así, el hartazgo de la ciudadanía ante el saqueo priista, señala Morín, llevó a que 30 millones de personas votaran por el actual jefe de gobierno federal.
“Aun con esto, tiempo después de caído el PRI, el expresidente Peña Nieto continuó exhibiéndose paseándose por el mundo sin ningún recato. Podemos observar que la política mezclada con los negocios fue lo que llevo al priismo a lo que parece ser la debacle. Por ahora están a la defensiva de lo que legalmente pudieran hacerles.
“No se sabe si jurídicamente pase algo, pero desde la lógica de El Principe [Maquiavelo], el miedo es una cuestión importante y basta. Existen muchas marcas de corrupción, es necesario que las autoridades construyan bien los casos, si esto fuera así podría haber sorpresas. En estos momentos, el caso Lozoya es el primer round importante, pero hay muchos más… o no. Es parte del surrealismo de este país”, puntualizó el doctor Edgar Morín.
Debacle del PRI, capítulo 6: El fin de una hegemonía de casi un siglo
El 4 de junio de 2023 en las elecciones para renovar la gubernatura en el Estado de México, por primera vez en casi 100 años, ganó un partido distinto al Partido Revolucionario Institucional (PRI), también sería la primera ocasión que una mujer gobernaría una entidad con una de las economías más grandes de México.
El Estado de México por muchos años fue considerado la “joya de la corona” en términos electorales, por el número de ciudadanos inscritos en el padrón electoral, pero también por las condiciones económicas, de logística y de desarrollo de la entidad.
Para el PRI, el Edomex representaba uno de los últimos bastiones de poder político que poseía en todo el país.
Pro luego del domingo 4 de junio de 2023, el partido que gobernó el país durante más de 70 años consecutivos, y que en algún momento controló todas las entidades federativas, solo se quedará con Durango y Coahuila, después de perder ante Morena el Estado de México, la entidad con mayor población y presupuesto público.
La debacle del PRI con “Alito” Moreno
En agosto de 2019, Alejandro Moreno, conocido como Alito, asumió la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI). En ese momento, el partido enfrentaba la pérdida de la presidencia del país ante Andrés Manuel López Obrador, pero aún mantenía el control sobre 12 estados y se posicionaba como el organismo político más influyente a nivel estatal. Sin embargo, esa imagen de poder se ha desmoronado.
Tras las elecciones del domingo 4 de junio, el PRI solo gobernará dos estados: Durango y Coahuila, ambos obtenidos mediante una coalición con el PAN y el PRD, pero con candidatos del tricolor.
En solo cuatro años, Alejandro Moreno ha presenciado cómo el partido ha perdido el control de 11 gubernaturas, logró mantener una y obtuvo una victoria.
La debacle del PRI comenzó con la pérdida de la Presidencia en 2018. José Antonio Meade, su candidato en esa contienda, solo obtuvo el 16.4% de la votación, relegando al partido al tercer lugar.
En 2021, México fue testigo de las elecciones más grandes de su historia, con 17 gubernaturas y 500 diputaciones federales en juego. Ese año, el PRI perdió 8 estados, la mayoría arrebatados por Morena: Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Zacatecas y Tlaxcala.
En varias de esas entidades no se había experimentado un cambio político, ya que el PRI había gobernado ininterrumpidamente desde 1929, cuando se fundó como Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Un año después, en una nueva contienda electoral, Morena le arrebató al PRI otros dos estados: Oaxaca e Hidalgo. Este último estado solo había sido liderado por el tricolor en su historia contemporánea. Con estas elecciones, el PRI había perdido ya 10 estados bajo su dirigencia, aunque logró mantener Durango con un candidato propio, abanderado también por el PAN y PRD.
A pesar de estos resultados y del rechazo de algunos líderes del partido, los militantes del PRI decidieron extender la dirigencia de Alejandro Moreno hasta después de las elecciones presidenciales de 2024.
La joya de la corona
La historia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de México inició con Alfredo Del Mazo y terminó de la misma forma.
Alfredo del Mazo Vélez fue el primer gobernador emanado del PRI (1945-1951), aunque 16 años antes su antecesor, el Partido Nacional Revolucionario (PNR) ya gobernaba la entidad.
Décadas después, el hijo de este político, Alfredo Del Mazo González, llegaría al poder en 1981. Siguiendo la línea sucesoria, y otras décadas después, en 2017 ahora Alfredo del Mazo Maza ganaría las elecciones de la gubernatura.
En esa elección, una de sus contrincantes fue Delfina Gómez Álvarez, a quien venció por 3 puntos porcentuales.
En 2023, Delfina Gómez Álvarez contendió por segunda ocasión por la gubernatura del Edomex, esta vez, obtuvo al menos nueve puntos de ventaja sobre su contendiente Alejandra del Moral, de la coalición Va por el Estado de México.
El 15 de septiembre, Alfredo del Mazo Maza le entregará el poder de uno de los estados más importantes del país y Delfina Gómez se convertirá en la primera gobernadora mujer y emanada de otro partido distinto al PRI.
De acuerdo con el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), Delfina Gómez fue la candidata más votada en los municipios de Atlacomulco, cuna del PRI, y Cuautitlán Izcalli, tierra de Alejandra del Moral.
Con los resultados de esta elección de gunernatura, el partido de Andrés Manuel López Obrador, Morena, se afianza como la primera fuerza política en el Estado de México, al obtener 2 millones 18 mil 099 de votos, lo que representa el 35.1950 por ciento de los 6 millones 214 mil 217 de sufragios registrados en la jornada electoral.
Por su parte, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se posiciona como la segunda fuerza, y la primera de oposición, en el Edomex al lograr 1 millón 750 mil 795 votos, que se traducen en un 28.1740 por ciento del total.
Tradicionalmente en términos electorales al Estado de México se le conocía como “la joya de la corona”, principalmente por el número de votantes que aportaba en cada elección federal. No obstante, por su relevancia geográfica y económica, así como sus aportes a diferentes ámbitos es que la entidad se ganó dicho mote.
A nivel nacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) el Estado de México es la segunda entidad que más aporta al Producto Interno Bruto por Entidad Federativa (PIBE) 2021, con 9.1 por ciento, es decir 2 mil 212 millones 972 mil pesos anuales.
En 2020, la población en Estado de México fue de 16,992,418 habitantes (48.6 por ciento hombres y 51.4 por ciento mujeres). La población en Estado de México creció un 12 por ciento en comparación a 2010.
Las ventas internacionales de Estado de México en 2022 fueron de 19 mil 880 millones de dólares (mdd) las cuales crecieron un 62.8 por ciento respecto al año anterior, de acuerdo con datos del gobierno federal.
Los productos con mayor nivel de ventas internacionales en 2022 fueron automóviles y otros vehículos automóviles para el transporte de personas (3 mil 717 mdd), vehículos de motor para el transporte de mercancías (mil 110 mdd) y partes y accesorios de vehículos automotores (mil 81 mdd).
Pérdida de elecciones y militantes
Luego de la derrota en el Estado de México, los señalamientos por parte de los diferentes grupos de poder en el PRI no se hicieron esperar.
Por una parte, el dirigente nacional del PRI Alejandro Moreno responsabilizó al gobernador Alfredo del Mazo Maza de “entregar” el estado, por no expresar su respaldo expresamente a la candidata Alejandra del Moral.
Por su parte, el mandatario estatal respondió que le parecía ingrato de su parte.
“Me parece ingrato por parte del presidente del PRI nacional que quiera sembrar esa división en los priistas del Estado de México y decir estas mentiras relacionadas con el abandono. Nosotros estuvimos en todo momento cerca de Alejandra del Moral.
Luego de este episodio, las críticas contra Alejandro Moreno continuaron hasta responsabilizarlo de una desbanda de priistas por todo el territorio nacional.
El dirigente estatal del PRI en Hidalgo, Julio Valera Piedras, y la bancada de diputados renunciaron al partido y se declararon un grupo nominal independiente; acusan simulación por parte de la dirigencia nacional, encabezada por Alejandro “Alito” Moreno.
Luego de la renuncia del exgobernador Omar Fayad en junio de 2023 dimitieron de la militancia los ocho diputados que conformaban el grupo parlamentario del PRI en Hidalgo.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) enfrentó entonces una crisis profunda tras las renuncias masivas a la que se sumaron alcaldes, síndicos y regidores.
El 3 de julio de 2023, cerca de un centenar de miembros destacados del PRI, liderados por el senador Miguel Ángel Osorio Chong, renunciaron a la formación política. Entre los renunciantes se encuentran también los senadores Claudia Ruiz Massieu, Nuvia Mayorga y Eruviel Ávila.
El fin de una era
De gobernar a 44 millones de mexicanos en 2017, el PRI ahora solo gobierna dos estados y a cinco millones de mexicanos.
De ser la primera fuerza nacional pasó a la cuarta. Desde 2019 a la fecha se han perdido más de dos mil cincuenta gobiernos municipales.
En tres entidades federativas el PRI no tiene ningún diputado local y en cinco estados solo tiene uno.
De 32 capitales hoy solo gobierna tres.
“Con todos estos datos queda claro el precipicio al que llevó al PRI, reitero, a la peor época de su historia”, expresó el senador Miguel Ángel Osorio Chong, durante su discurso de renuncia.
En esta última etapa del Partido Revolucionario Institucional se ha responsabilizado al dirigente Alejandro Moreno
“Alejandro Moreno rompió con la unidad, rompió con el PRI de Plutarco Elías Calles, de Lázaro Cárdenas y de López Mateos, de Reyes Heroles, de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Macía, de María de Los Ángeles Moreno y de Dulce María Sauri.
“Hoy de ese PRI no queda nada”, aseguró Osorio Chong.