La elección de junio será, sobre todo, una evaluación a los gobiernos federal y estatal. Un versus entre la 4T de López Obrador y “la tarjeta rosa” del delmacismo. Sin restar valor propio a las virtuales candidatas, el proceso representa mucho más que la competencia por el poder entre dos mujeres. Son dos proyectos distintos y confrontados: neoliberalismo global contra humanismo mexicano.
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El gobierno del Estado de México bien podría clasificarse como último gran reducto del neoliberalismo en la República. Desde casi cuatro décadas se gobierna este territorio con esa doctrina económica, desde Alfredo Baranda hasta Alfredo del Mazo. Los efectos están a la vista, la riqueza de la segunda potencia económica nacional concentrada en muy pocas manos y la pobreza extendida a millones de esforzados trabajadores.
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En los casi 100 años de priismo con 24 gobernadores, las cosas poco han mejorado para la mayoría en el Estado de México. Sí, a una élite le ha ido muy bien. Se han formado verdaderas dinastías de privilegiados que heredan fortunas, tierras, empresas o cargos en el servicio público y la política en oposición, la inmovilidad del elevador social de las mayorías. Esa reflexión no puede estar ausente en estas votaciones.
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Al término de este sexenio, la deuda pública rondará los 55 mil millones de pesos, casi 40 por ciento más de lo que se debía en su arranque allá en 2017. Muchísimo dinero solicitado en préstamo al sistema financiero nacional y global para cubrir créditos anteriores, apalancar el gasto y pagar algunas obras públicas de no gran envergadura. En desagravio a la administración actual, recibió un verdadero desastre financiero que ha costado muchísimo enderezar y poner orden.
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Es el propio “Alito” quien habla en privado sobre su desconfianza en el interés político del gobernador Alfredo del Mazo por mantener a su partido, el PRI, en poder los siguientes 6 años. Muy en su estilo, Alejandro Moreno, ha dicho que no metería las manos al fuego por nadie, y en esa lógica armó la estrategia de enviar una batería de delegados del CEN que obedezcan y reporten directamente a él.