La Revolución Mexicana y la cuarta transformación de AMLO

Toluca, Estado de México; 20 de noviembre de 2018. México arriba a la celebración del 108 aniversario de la Revolución mexicana con un panorama político distinto al conocido; la alternancia política que se vive es, más que resultado de un proceso político-democrático, la búsqueda por encontrar una alternativa a las circunstancias críticas del país. En […]

Toluca, Estado de México; 20 de noviembre de 2018. México arriba a la celebración del 108 aniversario de la Revolución mexicana con un panorama político distinto al conocido; la alternancia política que se vive es, más que resultado de un proceso político-democrático, la búsqueda por encontrar una alternativa a las circunstancias críticas del país.

En su campaña, Andrés Manuel López Obrador dijo que la cuarta transformación que emprendería tendría como base el rescate al campo, la reducción de la desigualdad, la consolidación de la democracia auténtica y el juicio a los corruptos; que sería un movimiento equiparable, por su profundidad, a la Revolución mexicana, la Independencia y la Reforma, pero de manera pacífica y ordenada.

El trabajo realizado por López Obrador ha sido, hasta el momento, distinto al de los presidentes electos con anterioridad en el sentido de que, incluso antes de tomar posesión, ha asumido acciones y decisiones que se encaminan a un cambio de orden y a una búsqueda de acercamiento al pueblo.

Si bien todos han hecho un discurso con promesas a propósito del mejoramiento y el orden, este es el único caso en el que se han tomado acciones concretas, como la aprobación de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que limita el monto de los sueldos: nadie puede ganar más que el presidente de la república.

La mayoría morenista en el Congreso ha hecho posible acciones como la anterior y también la de no aprobar el dictamen de la cuenta pública por parte del Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México, se trata pues, de un momento histórico distinto cuyas intenciones apuntan a un mejoramiento de las condiciones de la Nación.

La consulta a propósito de diez acciones que el gobierno llevará a cabo, como es el caso del Tren Maya, tiene como intención el involucramiento de los ciudadanos, pero, se convierte en un arma de dos filos cuando polariza las opiniones de los mexicanos: por un lado, la defensa acérrima de cualquier medida dictada desde el nuevo gobierno y el rechazo contundente a toda propuesta, por buena que ésta parezca.

Sectores de la población que antes no visualizaban la participación social masificada en las calles, han salido para pronunciarse en contra de lo que ellos opinan es un atentado a la nación; el 5 de noviembre, Carlos Salinas de Gortari mencionó que la república está ante un gran riesgo: el de renacer o del de desaparecer.

En el entendido de que la Revolución mexicana se conformó básicamente como un movimiento social, cuyo cambio más importante fue la reforma agraria, la cuarta transformación puede mantener la misma profundidad si es que el discurso y la acción son congruentes y logra mantener sin divisiones la fuerza de la masa social que lo respaldó.

Debemos esperar a que las personas que tendrán posiciones de decisión resultado de la inercia del voto por el cambio, logren ser congruentes y apegados al discurso que desde arriba ha marcado al presidente electo.

¿Estamos realmente ante una transformación equiparable al cambio social y económico que representó la Revolución mexicana? Las expectativas son altas y los retos del país inmensos.