Las resistencias frenan el camino a la equidad de género

  Toluca, 8 de marzo de 2019. Para entender la violencia de género, primero, hay que saber a qué se le llama violencia. La violencia es agredir a alguien o intentar hacerlo y la de género tiene que ver con las divisiones que, social e históricamente, se han construido en torno a mujeres y hombres; este tipo de […]

 

Toluca, 8 de marzo de 2019.

Para entender la violencia de género, primero, hay que saber a qué se le llama violencia.

La violencia es agredir a alguien o intentar hacerlo y la de género tiene que ver con las divisiones que, social e históricamente, se han construido en torno a mujeres y hombres; este tipo de violencia tiene, además, diversas y sofisticadas maneras de manifestarse. 

En entrevista, Susana Munguía Fernández, jefa del departamento de Equidad de Género, en la Coordinación Institucional de Equidad de Género de la UAEMéx, explicó que en la diversidad de expresiones de la violencia de género se encuentran también las formas de atacarla. 

La identificación de las agresiones, físicas, psicológicas y económicas, constituye un gran primer paso para salir del ciclo de la violencia de género: “es lo que más ayuda, porque así podemos comportarnos de manera diferente”. En ese sentido, ¿cómo saber si estamos violentando a otras y a otros? 

“Hay una regla, creo que es básica: si lo que tú le estás exigiendo a la otra persona […] no aplica para ti, estás siendo violenta/o.” 

Frente a la violencia de género, las mujeres tienen muchas resistencias porque nos cuesta trabajo entender que hemos sido víctimas de prácticas violentas, y porque es difícil aceptar que también participamos de los discursos machistas y sexistas, señaló Susana Munguía. Asimismo, detener la violencia de género no nada más se trata de un discurso: hay que actuar diferente. 

Por eso, el 8 de marzo no se trata de una celebración, sino de una fecha para reflexionar acerca de lo difícil que aún es ser mujer en México, difícil porque todavía hacen falta condiciones para que podamos vivir en libertad y en igualdad. Pero a la vez alentador, porque al contar con nuevas herramientas para identificar las agresiones, avanzamos hacia una sociedad más equitativa, aunque los pasos sean lentos.