Era obvio que todos los adversarios, los enemigos o la gente a la que el peñismo lastimó durante su mandato iban a converger en el Estado de México para intentar cobrarle facturas. Por ello, no extraña que Elba Esther Gordillo y su gente estén operando contra el candidato priista; tampoco sería una sorpresa que así lo hiciera Manlio Fabio Beltrones. Del Mazo no sólo es receptáculo de la animadversión popular, también de la sed de venganza de parte de la elite desplazada o agraviada por el peñismo.
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Higinio Martínez no combate al sistema, es parte de él. No puede estar en contra de la elite dominante: ha formado parte de ella los últimos 20 años, y se ha beneficiado a raudales. Bajo este régimen ha sido dos veces diputado local, dos veces alcalde de Texcoco, senador, candidato a gobernador, funcionario público y presidente de un partido político. Dos borrascosos capítulos en su historia dan el calado de su catadura: como facilitador de Luis Videgaray, para instaurar los Proyectos de Prestación de Servicio (PPS) como instrumentos legales para hacer negocios con la obra pública, y su papel para la represión en Atenco. Higinio no es la solución, es parte del problema. Delfina tiene que deslindarse de él.
Sería muy relevante que, antes de las elecciones, el alcalde de Texcoco –y sombra de la candidata de Morena a gobernadora– dé los pormenores de aquel viaje –en los tiempos de Peña como gobernador– que hizo a España en compañía del entonces secretario de Finanzas, Luis Videgaray, y de otros diputados locales, para reunirse con empresarios ibéricos (entre ellos los hombres del consejo de OHL, que después, curiosamente, empezó a recibir concesiones y contratos de obra pública a granel). ¿Él fue uno de los que abrieron la puerta a los negocios y sobornos de Villar Mir en el Estado de México?
Hábil como siempre ha sido, el defenestrado candidato independiente Isidro Pastor parece que optó por la tranquilidad de un retiro antes que exponer su seguridad jurídica y la libertad. Todo hace pensar que ha negociado mantenerse en calma a cambio de que lo dejen en paz.
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Los partidos que disponen de cantidades ilimitadas de dinero en efectivo son dos: PRI y PRD. Hay pruebas suficientes para demostrar cómo han hecho pagos en efectivo a medios de comunicación locales y nacionales, en cantidades que van desde 100 mil pesos hasta cinco millones; así han sufragado –con billetes nuevos de a 500 y mil pesos– vinilonas, camisetas, gorras, mandiles, bolsas… La industria de la propaganda electoral se mueve generalmente con dinero negro.
Dos de las fuentes de donde proviene buena parte de esos ríos de dinero pueden ser el Sistema de Autopistas, Aeropuertos, Servicios Conexos y Auxiliares (SAASCAEM), que dirige desde 2017 Carlos Fernando Partida Pulido (a promoción del desprestigiado Polo Mena), y de los Cuerpos de Seguridad Auxiliar y Urbana del Estado de México (Cusaem), que comanda el policía –de turbia trayectoria– Gerardo Castillo Bautista, bajo el protectorado del secretario general de Gobierno, José Manzur. Es dinero de moches de constructores y concesionarios de autopistas y del negocio de la seguridad privada. Por allí deberían empezar a rascarle.