¿Por qué los ciudadanos en México no van a votar?

En 2018, la participación en las elecciones fue 63.4% de ciudadanos, correspondiente a 56 millones 611 mil 027 votos

Apatía, desidia, desinterés, decepción, ignorancia y resignación suelen ser algunos de los motivos por los cuales hay personas que prefieren no acudir a votar el día de la elecciones; otras lo hacen con plena conciencia, al no estar convencidas de ninguno de los candidatos participantes ni de sus propuestas, aunque puede haber otros motivos  por los cuales la gente decide no emitir su voto.

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El Portal jurídico español Wolters Kluwer menciona tres tipos de factores por los cuales se  considera que a la gente no le interesa votar y que son de tipo sociodemográficos, psicológicos y políticos.

Destaca entre los primeros “el sexo, la edad, el nivel de educación, el nivel de ingresos, la religión, el sistema de comunicaciones o el núcleo de población en que se reside”, entre otros y en los segundos “la apatía o indiferencia (…) desinterés por los asuntos políticos, el convencimiento íntimo de la vacuidad y del escaso peso específico e inutilidad del acto participativo (escepticismo)”

En cuanto a los factores políticos que influyen en la determinación de un ciudadano de no votar destaca “el dominio de los partidos políticos, la desvinculación de éstos de los asuntos concretos y de la vida comunitaria, la tecnificación del debate político cuando éste existe en condiciones de publicidad y transparencia”.

También menciona “la ausencia de renovación de la clase política, la falta de credibilidad de las fuerzas políticas ante el incumplimiento de las promesas electorales, la impotencia y distancia, el carácter cerrado de las listas electorales, o el descontento con el método tradicional de participación”.

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El PRI, uno de los responsables del abstencionismo

En 2013, el investigador del Colegio Mexiquense A. C., Henio Millán escribió en su ensayo México: el abstencionismo en democracias incipientes: “El abstencionismo se fue profundizando en México a medida que el viejo régimen de partido hegemónico fue perdiendo una de sus principales bases de legitimidad: un esquema de representación corporativa que sustituía, minimizaba y subordinaba al más elemental de todo sistema político democrático: las elecciones”.

El Doctor en Ciencias Sociales enfatiza: “La maquinaria de movilización, la compra y coacción del voto, por no mencionar los múltiples eventos de fraude comicial, arraigaron la idea de invencibilidad del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que terminó por alejar a los votantes de la urnas…”

Fue así que miles de mexicanos, desencantados, decidían no ir a votar si de todos modos ganaba el mismo partido, si su voto no se reflejaba en los resultados.

Con el tiempo y la presión ciudadana que exigía limpieza, legalidad y  transparencia en los comicios –entre otros actores como los partidos políticos opositores al PRI- se  empezó a contar con instancias electorales que garantizaban elecciones limpias, pero el abstencionismo siguió presente en los comicios.

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El también integrante del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III,  se refirió entonces a las causas por las cuales  los ciudadanos continuaban sin querer votar: “La hipótesis central es que el abstencionismo reciente representa el descontento con la forma que ha asumido la democracia porque las expectativas, desde distintos frentes sociales y políticas, se han visto frustradas.”

Sobre los resultados oficiales de los Cómputos Distritales de las Elecciones Federales de 2018, el  Instituto Nacional Electoral señala la tasa de participación ciudadana  en los comicios de ese año, -cuando el Movimento de Regeneración Nacional  y sus candidatos arrasaron en las urnas- fue de “63.4%, correspondiente a 56 millones 611 mil 027 votos emitidos en territorio nacional y desde el Extranjero (98,470 votos).”

En el reporte se precisa que estos resultados corresponden a información de listados nominales de 26 mil 950 casillas que se utilizaron durante la jornada electoral del 1 de julio de 2018.

“Las estimaciones muestrales –se indica- fueron ajustadas con un ponderador para incluir el impacto de la votación emitida en las casillas especiales que originalmente se excluyeron del marco muestral. Como resultado, se obtuvo una tasa de participación de 63.1% a nivel nacional.

Este dato comparado con la cifra oficial refleja una diferencia de tan sólo 0.3%, lo que evidencia el nivel de precisión de las muestras.”