Afanosa, como es ella, la diputada Laura Barrera ha puesto en juego todo su capital político para brincar al senado. Las buenas relaciones de su señor padre y las propias al servicio de su causa 2024. Laura cree tener las conexiones necesarias para que “Alito” Moreno la apunte en la lista. En campaña está desde hace buen rato.
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El panorama del priismo mexiquense se ve muy complicado para las elecciones concurrentes del siguiente año. Ni en el escenario más optimista se considera posible conservar la senaduría, 14 diputaciones federales, 23 locales y las 50 alcaldías que tiene actualmente. Del pesimista, dicen, mejor ni hablar, pero podrían hacerse tan chiquitos como lo es el PRD actualmente.
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De Tony Rodríguez todo se podría esperar. Por eso, a nadie en la cercanía de Alejandra del Moral sorprende que el truculento alcalde de Tlalnepantla, ahora en la derrota, se queje y lamente como plañidera del dinero que supuestamente le pidieron, y entregó, para la campaña. Se lo ha dicho a mucha gente sin mayor reserva. No da cantidades precisas ni origen de los fondos, pero jura que lo entregó a quien llamaba “su jefe”, el señor Rescala. ¿Será?
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Hay otro alcalde que cuenta una historia muy parecida, con la diferencia que él no milita en el PRI, sino en el PAN. Lo mismo, le pidieron que aportara voluntariamente a fuerza dinero para la campaña. Lo hizo en la medida de lo que pudo y lo entregó al mismo personaje de la maleta.
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La sucesión en el Poder Judicial del Estado de México se ha precipitado ante la nueva correlación de fuerzas políticas después de la elección de junio pasado. A pesar de que faltan todavía 17 meses —enero 2025— para que los magistrados voten y elijan al nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia y renueven el Consejo de la Judicatura, el cabildeo se ha instalado como de costumbre. Hay un grupo de togados liberales dispuesto a dar la batalla y quitar el control a los conservadores.