Reserva de la mariposa monarca amenazada por tala ilegal

Los bosques donde hiberna la mariposa monarca favorecen la captación de agua y también proveen servicios ambientales, como la absorción de carbono.

Foto: Especial

En la zona de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, ubicada en municipios del Estado de México y de Michoacán, han sido detectados taladores, transportistas y otras personas involucradas con la tala ilegal, así como con cambios de uso de suelo por la ampliación de las fronteras agropecuarias y urbanas.

La Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca abarca diez municipios de los estados de México: Donato Guerra, San José del Rincón, Temascalcingo y Villa de Allende, y de Michoacán: Angangueo, Aporo, Contepec, Ocampo, Senguio y Zitácuaro.

Estos bosques forman parte del ecosistema templado de México y en ellos predominan las masas forestales de pino, pino-encino y oyamel, los cuales propician los microclimas adecuados para las migraciones de mariposas, ya que es ahí donde establecen sus colonias de hibernación.

El oyamel se distribuye en las montañas más altas, entre los 2 mil 400 y los 3 mil 600 metros de altitud, en laderas o cañadas húmedas, donde habitan especies representativas de las regiones neártica y neotropical, que incluyen anfibios, reptiles y más de 130 especies de aves y 56 de mamíferos. La Reserva alberga también 423 especies de plantas vasculares.

Como especies icónicas destacan la mariposa Monarca (Danaus plexippus L.), el ajolote (Ambystoma rivulare), la salamandra (Ambystoma ordinarium), la falsa salamandra (Pseudoeurycea bellii), el búho cornudo (Bubo virginianus), el coyote (Canis latrans), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), el algodoncillo (Asclepia syriaca), oyamel (Abies religiosa), ciprés mexicano (Cupressus lusitanica) y piñonero azul (Pinus maximartinezii).

Sin embargo, parte de la superficie de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca ha sido afectada por la deforestación y la degradación forestal, y se estima que entre 2001 y 2012 la tala ilegal afectó dos mil 507 hectáreas (ha), de las cuales mil 503 fueron por tala clandestina a gran escala y 554 ha por tala “hormiga”.

La importancia de su conservación reside en que favorecen la captación hídrica que provee de agua a las poblaciones de la región e incluso a las ciudades de México y Toluca; son el asiento de diversas culturas indígenas; proveen servicios ambientales globales, secuestran carbono y satisfacen necesidades tanto recreativas como espirituales.

Como una medida preventiva y de inhibición de nuevos derribos y para dar atención inmediata a los ilícitos denunciados, se reactivaron los comités de vigilancia ambiental participativa, grupos integrados por ejidatarios y comuneros que habitan en la Reserva, lo que incrementó los recorridos de vigilancia y reforzó la confianza entre los pobladores.

Los operativos forestales permanentes son apoyados por las secretarías de la Defensa Nacional y de la Marina, y por la Guardia Nacional, lo que ha permitido tareas de inspección y vigilancia en las fases de aprovechamiento, transporte, almacenamiento y transformación de materias primas forestales.

En los últimos seis meses, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detectó actividad de tala ilegal en la comunidad indígena de San Felipe Alzati, y en los ejidos Cresencio Morales y Nicolás Romero, del municipio de Zitácuaro, así como en los ejidos Rondandlla, en Angangueo, y El Calabozo Fracción I y II, en el municipio de Seguido, ubicados en el estado de Michoacán.