A dos años del sismo del 19 de septiembre que golpeó diversas zonas de la entidad mexiquense, lo único que los pobladores de Ocuilan -uno de los municipios más dañados- saben sobre la reconstrucción de sus hogares, escuelas y espacios religiosos es que el presupuesto ya fue asignado, aunque todavía no hayan visto obras concretas.
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Vivienda
Alejandro Nava, vecino del barrio de San Sebastián, muy cerca del centro de Ocuilan, había trabajado cuatro años en Estados Unidos para juntar dinero con el cual fincar su casa: “toda la perdimos en el terremoto”, cuenta.
Él también recuerda que luego del sismo, el apoyo que el Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden) dio a quienes perdieron totalmente sus hogares fue de 120 mil pesos, 30 mil en efectivo para pagar a los albañiles y 90 mil en una tarjeta para el material: “pero si construir ya era difícil, después del sismo se puso peor. Los precios se inflaron mucho, del material, de la mano de obra”. Aunado a eso, Nava dice que por pasar la tarjeta en la terminal les cobraban el tres por ciento.
Los primeros recuentos oficiales indicaban que, luego del sismo, en Ocuilan había 249 viviendas con pérdida total; 632 con afectaciones parciales y 149 con daños parciales no agotables. Esos daños en las construcciones dejaron a mil 30 familias afectadas y 2 mil 650 damnificados, expresó entonces Alberto Linares, presidente municipal de la alcaldía citada.
Para ayudar con la reconstrucción, algunos personajes del gremio artístico apoyados por activistas, constructores y arquitectos donaron casas a algunos ocuilenses afectados: “son como 50 casas, más o menos”, dicen los vecinos. Las cosas que faltan por arreglar todavía es muy larga.
Doña Julia es una de las beneficiarias de la iniciativa arriba mencionada. Ella narra que un año después del sismo asistió a una junta informativa en Santa María, “y metí papeles y sí me ayudaron para hacer mi casita”. El apoyo que recibieron consiste en material para las edificaciones, así como el pago de la mano de obra. A los vecinos les toca equipar su hogar.
Aunque la respuesta llegó con demora, los avances en la construcción han sido notables. En estos días, los albañiles trabajan diario para tener listas las casas lo más pronto posible.
Escuelas
En el centro de Ocuilan, muy cerca del palacio municipal, se encuentran ubicadas las instalaciones provisionales de la escuela secundaria Justo Sierra Mendez. Aparentemente, el plantel reconstruido habría quedado listo el pasado 10 de agosto, pero hasta el pasado ocho de septiembre, el edificio aún estaba en proceso de construcción.
La escuela secundaria Justo Sierra Mendez está catalogada como un espacio con daños severos. Para los trabajos de reconstrucción se le asignaron 3 millones 629 mil 189 pesos de presupuesto estatal y 960 mil provenientes del Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden), según el sitio Reconstrucción Escolar.
Tuvieron que pasar tres meses después del sismo para que el plantel fuera derrumbado; para comenzar los trabajos de reconstrucción pasó más de un año y, a la fecha, el plantel temporal luce descuidado.
En marzo de este año, Alejandro Fernández Campillo, titular de la Secretaría de Educación mexiquense, dio a conocer que hasta entonces cuatro mil 209 escuelas ya habían sido reparadas, lo cual constituía un avance del 85 por ciento. Según Campillo solo restaba concluir 700 escuelas, entre las que se encuentra, seguramente, la secundaria Justo Sierra.
Según vecinos de la colonia Santa María, también en Ocuilan, hay más espacios escolares a la espera de ser arreglados.
Los restos de la fe
Construida en el siglo XVI, la iglesia de Santa María, en Ocuilan, sufrió graves afectaciones tras el sismo del 19-s; la misma historia se cuenta en la iglesia de San Sebastián y en otros recintos religiosos que, a casi dos años de la tragedia, no han recibido los recursos económicos para su arreglo.
Alejandro Nava, mayordomo de San Sebastián, expresó que las autoridades del INAH acudieron en el mes de marzo a su colonia; en esa ocasión les dijeron que el recurso destinado para el templo era de siete millones 280 mil pesos “el cual va a ser manejado por ellos [los del INAH]”.
A los vecinos les prometieron que en junio comenzarían con los trabajos de reconstrucción: “y estamos a la espera de que el INAH se ponga a trabajar. Ya son dos años del sismo…”, comenta el mayordomo Nava mientras nos muestra la madera apolillada con la que está apuntalada la iglesia de San Sebastián.
La lentitud del INAH no ha sido freno para la organización comunitaria que, ante la tardanza de las autoridades, se organizó para construir un recinto provisional donde celebrar a su santo, cuya fiesta se lleva a cabo en el mes de enero.
Un caso semejante viven los de Santa María, en donde la única intervención del INAH ha sido el trabajo de apuntalamiento del recinto religioso, mencionó Berny López, quien fuera mayordomo durante el terremoto del 19-s. La madera que sostiene a esa iglesia novohispana fue colocada hace dos años y no ha sido cambiada ni una sola vez.
Así como en San Sebastián, las labores de reconstrucción en Santa María también se encuentran detenidas. A pesar de que el INAH les anunció un presupuesto de 10 millones 40 mil pesos para obras, el presbiterio de la iglesia -que se derrumbó totalmente con el sismo- solo está cubierto con lonas.
Según testimonios de algunos encargados del templo de Santa María, el INAH metió gastos por concepto de retiro de cascajo que rondan los 800 mil pesos, “pero no es cierto, eso ni lo hicieron ellos. Las piedras las quitamos nosotros”, afirman.
El sismo en retrospectiva
Eran las 13:14:40 de la tarde. Axochiapan, localidad morelense, fue el epicentro de un sismo de 7.1 grados que fracturó la cotidianidad de varias zonas de Morelos, Puebla, Ciudad de México, Guerrero, Oaxaca y el Estado de México.
De acuerdo con cifras oficiales, en la entidad mexiquense se dañaron 6 mil 768 viviendas (más de la mitad con afectaciones graves), 163 edificios públicos y 20 comercios; además, 464 escuelas quedaron inoperables.
Ocuilan, Joquicingo, Malinalco, Tenancingo, Tenango del Valle, Santiago Tiaguistenco, Ecatzingo, Amecameca, Villa Guerrero, Atlautla fueron algunos de los municipios mexiquenses más afectados por sismo de 2017.