Dio inicio uno de los carnavales más representativos de la comunidad de San Francisco Tlalcilalcalpan, en Almoloya de Juárez, en honor a San Francisco de Asis.
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En esta ocasión fue el turno de los menores –quienes son los encargados de abrir el carnaval– mejor conocido como el Paseo de los locos. La cita fue en La Capilla, recorriendo las calles Morelos, Juárez, Chapultepec, Monterrey, Buenos Aires y Ferrocarril.
Al ritmo de música de banda y espumas, cientos de niños y familias recorrían las primeras calles, para festejar uno de los eventos más reconocidos e importantes para la comunidad.
Araceli Engodo –participante del recorrido proveniente de la comunidad de San Isidro Reservado– define al carnaval como algo inexplicable, pues ver las emociones al estar disfrazados es lo que llena de reconocimiento al carnaval.
“Es algo inexplicable, yo desde que tengo uso de razón, siempre he asistido a los carnavales y son emociones que para sentirlas hay que vivirlas”, detalló.
Los monstruos, payasos, hadas, y brujas son la peculiaridad de El paseo de los locos, pues es una sátira al demonio. El objetivo es dar gracias a San Francisco de Asís, por salud y las buenas cosechas que dejo este año.
Cabe mencionar que las celebraciones continuarán los días 9 y 10 de octubre. El domingo el carnaval llega a reunir a más de 20 mil personas.
Recomendaciones
No transitar por las calles Morelos, Juárez, Carretera Valle, Tejocote, Niños Héroes, principal Benito Juárez, Carretera Valle de Bravo, Miguel Hidalgo, Nicolás Bravo, Rayón, Libertad y Juan Aldama. Así como tomar vías alternas para llegar al centro de la comunidad.
El lugar no cuenta con estacionamientos, por lo cual se recomienda dejar los automóviles en avenidas donde el carnaval no pasé.
Al ser un carnaval familiar, no se deben de portar armas blancas o punzocortantes. Así como no consumir bebidas alcohólicas para evitar accidentes.
Inicio de la fiesta
Las festividades para celebrar a San Francisco de Asis comenzaron desde el 23 de septiembre, con la finalidad de cumplir nueve novenarios hasta llegar a la fiesta del cuatro de octubre, donde el pueblo completo se reúne para realizar una misa.