Algún millonario anónimo ha decidido poner en venta su casa de descanso en Valle de Bravo. Es un chalé de mil 200 metros de construcción de piedra y maderas finas, SPA, cinco habitaciones, alberca y hasta un riachuelo. Un palacete de revista. Bueno, si alguien tiene interés y quiere conocerla puede verla en https://www.youtube.com/watch?v=YrPuz0BlCT0. La oferta de salida es de 90 millones de pesos. Así de desigual es este país y este estado. ¿Quién era el dueño?
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El que anda muy quitado de la pena, valiéndole un cacahuate que la Unidad de Inteligencia Financiera le revise sus estados bancarios, es el diputado federal Luis Miranda. Hace muy poco se dejó ver, muy contento, jugando golf, bromeando y tomando tragos con sus amigos Enrique Jacob y Mauricio Góngora Sada, en el country club de Gran Reserva, en Ixtapan de la Sal. Su comportamiento no es el de una persona normal en apuros con la ley. Como siempre, parece que nada le preocupa.
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El centro de Convenciones y Exposiciones de Toluca ha quedado adaptado temporalmente como hospital, no para pacientes con covid-19, será exclusivamente para atender enfermos con otros padecimientos, movilizados de los centros donde se atenderá la pandemia. Quedó muy bien, 200 camas sobre una superficie de 3 mil 500 metros cuadrados. Así, como ese, faltan muchos espacios más en todo el estado. El Auditorio Metropolitano de Tecámac, en este momento, sería de gran utilidad, pero está cerrado, abandonado por las porquerías que hicieron en su construcción. Otra más del gobierno anterior que sigue impune.
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Una ola de robos en zonas residenciales, oficinas y comercios, golpea fuertemente a Metepec. La semana que termina ha sido muy dura para muchos que han perdido parte de su patrimonio en manos de la impune delincuencia. La policía municipal simplemente no puede ni con ese problema. Los peor de todo, no hay esperanza en que esto mejore. Una verdadera decepción el gobierno de Morena, encabezado por la expanista-priista de clóset, Gabriela Gamboa.
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La Legislatura recortó por razones económicas y de sentido común, cuatro meses al proceso electoral, antes iniciaba en septiembre del año anterior y ahora será en enero del mismo año. Pocos se han enterado, pero, sobre todo, a poquísimos les ha interesado. La atención de la gente está en otras cosas. El hastío por las cuestiones electorales es obvio.