Se Dice Que…

El mayor problema no es político, es económico.

El crecimiento económico del Estado de México esperado para el siguiente año es de cero. El panorama es de recesión, muy complicado. Inversión privada mínima, contracción del mercado de consumo y encogimiento de la recaudación. La inversión pública es la tabla de salvación, eso explica la previsión de generar condiciones legales y políticas para contratar deuda pública hasta por casi 16 mil millones, para apalancar el desarrollo con créditos. La construcción de infraestructura es la vía, allí la relevancia de las obras del aeropuerto de Santa Lucía y la reactivación de los trabajos del tren Toluca-México. El mayor problema no es político, es económico. 

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El discurso político de la diputada federal Ana Lilia Herrera, beligerante, de choque contra la 4T, el lopezobradorismo y MORENA, contrasta con el del gobernador Alfredo Del Mazo, mesurado e institucional, pero que los sectores más radicalizados del priísmo califican de colaboracionista. En el PRI hay muchos PRIs, está claro. El priísmo mexiquense está dividido en al menos dos bandos, por lo que se escucha. 

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Cuando se escucha a la diputada Herrera, queda claro que no sigue la línea política que marca el gobernador, que tiene otra visión o atiende a otros intereses. Lo mismo puede decirse del ex diputado Rafael Osornio con su paso al Partido Verde, como recientemente lo hizo el hijo mayor de Luis Miranda, quizá el más peñista de los peñistas. Algo sucede.

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Parte del empresariado que históricamente hizo negocios con los gobiernos anteriores del Estado de México ha mudado su centro de operaciones a Oaxaca, donde el gobernador Alejandro Murat está dando a ganar a manos llenas a sus amigos mexiquenses. Si se revisan los contratos de obra pública, puede saberse con cierta facilidad quién vive la jauja del istmo.

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Max Quintana quiere ser alcalde de Metepec. Su anhelo no solo es legítimo, también es posible. Las probabilidades de que el PRI lo haga su candidato son grandes y sus apoyos políticos suficientes, empezando por su suegro, Edwin Lino, ex secretario particular del presidente Peña, su cercanía con la ex alcaldesa Ana Lilia Herrera y, por supuesto, con la consideración de su jefe, el gobernador. El gobierno del Gabriela Gamboa ha sido tan malo, que hace previsible que MORENA pierda en la siguientes elecciones. Al joven Max se le están alineando las estrellas.