Alejados de los reflectores que han tomado algunos líderes de fundaciones, colectivos y hasta políticos con cargo público; ciudadanos sin ninguna militancia o filiación partidista se han sumado por convicción al movimiento en defensa de los 230 árboles en riesgo de ser talados. Sin que nadie les diga, los invite o presione los hoy activistas se dicen tocados por la causa, más allá de lo significativo o pobre de la masa forestal que peligra, aseguran que es por todos los árboles que han sido talados a lo largo de este gobierno sin que nadie hiciera nada para defenderlos.
"En lo personal lo de Lerma me dolió me sentí muy mal por esa devastación en la que no hice nada, esta vez no puede ser lo mismo" Adrián. Con ello aquellos que acuden "de corazón" desestiman las críticas de que el movimiento se ha politizado, y piden que quienes los critican tomen una bandera o se callen.
"Puedes venir preguntar, darte una vuelta nadie nos obliga los que estamos aquí es porque nos preocupamos por el futuro de nuestros hijos el mundo que tenemos debemos de conservarlo y es lo que tenemos que hacer que todo el mundo se sume a la lucha de no más árboles" declaró Martha vecina de la zona.
La cocina improvisada en el campamento es muestra de esta convicción ciudadana; en tres turnos es cuidada, producida y administrada por los distintos grupos quienes atienden tanto que no se desperdicie la comida donada por ciudadanos, la preparación de raciones para quienes pernoctan en el punto, así como mantener limpio el lugar.
"Tenemos turnos para estar cuidado todo el campamento y que todos los que estamos aquí estemos bien y no nos vamos aquí estamos".
La comunión que se ha dado de habitantes de todas las esferas sociales compartiendo el espacio, niños, jóvenes y adultos mayores aseguran que evidencia lo legítimo del hoy convertido en movimiento Abracemos Tollocan.