El pasado lunes autoridades federales informaron sobre la realización de cuatro cateos simultáneos en el Estado de México, Ciudad de México y Durango, que se llevaron a cabo en el marco de la llamada Operación Blue. En medio de estas intervenciones se desmantelaron laboratorios clandestinos para la producción de sustancias ilícitas a grandes escalas, conocidos como “narcolaboratorios”.
Uno de los laboratorios fue localizado por autoridades en el municipio mexiquense de Valle de Chalco, mismo que fue considerado “sin precedentes” para el historial de maquinaria decomisada por la Fiscalía General de la República (FGR); esto, debido a su capacidad para producir elevadas cantidades de droga sintética “de diseño de última generación”, según explicó Felipe de Jesús Gallo Gutiérrez, titular de la Coordinación de Métodos de Investigación.
En su informe a medios de comunicación dijo que este laboratorio posee reactores de más de 5 mil kilos de capacidad, aunque no determinó la cantidad de droga asegurada. En el mismo sitio se decomisaron dispositivos para un almacenamiento seguro, una báscula, teléfonos y equipo de cómputo, así como sustancias ilícitas como metanfetamina y fentanilo.
Este laboratorio posee reactores de más de 5 mil kilos de capacidad, aunque no determinó la cantidad de droga asegurada
Pese a la gran capacidad y dimensiones del “narcolaboratorio” no se contó con la participación de la policía municipal de Valle de Chalco ni de elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, encabezada desde hace menos de un mes por Rodrigo Martínez-Celis. En los cuatro cateos de la Operación Blue participaron solo elementos de seguridad a nivel federal coordinadas por la FGR. Incluidos la Secretaría de Marina (Semar), la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), Guardia Nacional, Aduanas, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y el Centro Nacional de Inteligencia.
En las diligencias dos hombres fueron detenidos y señalados como presuntos responsables de los laboratorios clandestinos. Uno de ellos identificado como Roberto Q, quien supuestamente es el propietario de una red para la producción de droga sintética. Y Salvador C, un ingeniero que probablemente se encargaba de comprar los químicos, elaborar y crear las fórmulas y operar la maquinaria para la elaboración de fentanilo.
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El de Valle de Chalco no fue el único laboratorio que fue asegurado por autoridades federales. También reportaron el hallazgo de uno más en Iztapalapa, Ciudad de México, donde además se localizó un cuaderno con información técnica para la fabricación de las sustancias.
Como parte de la operación, la Semar señaló que aduanas de Ensenada, Baja California, aseguraron contenedores con sustancias químicas usadas para la elaboración de fentanilo provenientes de Yokohama, Japón.