No sé qué piensen ustedes cuando alguien dice que los mexicanos somos huevones.
En mi recorrido por las calles de Toluca lo único que pude encontrar fueron personas que, sin justificar su condición, pasan largas horas al día en transitadas esquinas junto al vaivén de tierra y smog que la ciudad ha cultivado. Esquineros que cumplen jornadas completas bajo condiciones incomodas y vulnerables.
Ambulantes o deambulantes, estos personajes esquineros que todos los días encontramos en nuestro camino y que buscan saciar nuestros más golosos y exigentes antojos, son dignos de una mirada fotográfica, pero sobre todo una mirada.