Todos los instrumentos del PRI en Edomex están bajo control del delmacismo

Todos los instrumentos del PRI en Edomex están bajo control del delmacismo
La imagen que los ciudadanos tienen sobre sus diputados es, mayoritariamente, la de políticos flojos y corruptos

Todos los instrumentos jurídicos, administrativos y políticos del PRI en el Estado de México están bajo control del delmacismo. En su calidad de líder máximo de ese partido en el territorio que gobierna, Alfredo del Mazo no tendrá problema para ejercer su influencia en la selección de la candidata para 2023.

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La relación entre Alfredo del Mazo y Eruviel Ávila, siempre ha sido adversarial. No son aliados ni amigos. No se tragan. Eruviel y los suyos son como agua y aceite con los delmacistas. Sus diferencias son claras y nada nuevas, pero hasta ahora ambos han sido lo suficientemente hábiles para evitar el conflicto. Eruviel quisiera que Ana Lilia sea la candidata y Alfredo está con Alejandra. En esta competencia tiene todas las de ganar Del Mazo.

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Desde hace un par de décadas Carlos Salinas tiene en el Estado de México su santuario. Aquí, está más cómodo y protegido que en su natal Nuevo León. Precisamente por eso, el perverso expresidente mueve todos los hilos de sus redes de poder para enfrentar al presidente, Morena y su Cuarta Transformación en 2023. Salinas entiende que, si pierde esa contienda, que ha hecho suya, perderá todo. Salinas es el factótum del llamado “Grupo Atlacomulco”.

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La LXI Legislatura del Estado de México es tan insulsa y pusilánime como la anterior LX. La mayoría de la izquierda no ha sido más que una anécdota política. El régimen neoliberal que campea en el Estado de México permanece intocado. El comportamiento de los diputados de Morena –salvo honrosas excepciones– ha sido de celosos guardianes del statu quo. No llegaron para cambiar, sino para preservar y legitimar.

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La imagen que los ciudadanos tienen sobre sus diputados es, mayoritariamente, la de políticos flojos y corruptos. El nivel de confianza de los ciudadanos en sus legisladores es de los más bajos, solo superado por los policías. A eso habría que agregar que lo poco que hacen lo comunican muy mal. Colocar a un gaznápiro como Alfredo Medellín en la dirección de Comunicación Social fue como darse un tiro en el pie. Allí están las consecuencias.