Un paso más hacia la prohibición de alimentos chatarra

Un paso más hacia la prohibición de alimentos chatarra
En comisiones de la Cámara de Diputados, se aprobó un dictamen que busca prohibir la venta de los alimentos chatarra en escuelas.

Comer es un acto social y cultural. Aquel momento en el que nos reunimos con alguien para acompañarnos a ingerir alimentos es sumamente complejo. ¿Por qué? Debido a que en él se reúnen los aprendizajes, los productos, los comportamientos, las ideas de miles de años de historia de la supervivencia humana. Cuando los primeros homínidos en la faz de la tierra ingerían lo que cazaban y recolectaban, estaban convirtiéndose en seres humanos, que luego inventarían la agricultura, la ganadería, la cocción de alimentos, el refinamiento de los mismos, etcétera. 

La historia de la alimentación nos enseña cómo se gestan los patrones alimentarios, cómo ello se convierte en los gustos, cómo colectivamente acordamos lo que es sabroso y, además, lo consagramos como algo que debe compartirse. Organizar comidas para grabar en la memoria un momento (una boda, un aniversario, un negocio) es equivalente a invitarle un chesco o una chela a un amigo. En ambos casos se trata de volver social el acto de ingerir alimentos y bebidas.

Acciones socio-alimentarias

Es en la familia, en la escuela, en el trabajo, con los amigos, donde cultivamos este tipo de acciones socio-alimentarias. Es en esos entornos donde se refuerza la idea de lo que es rico o sabroso. Es ahí donde asociamos momentos gratos con cierto alimento o bebida. En nuestra mente se graba, entonces, la relación indisoluble entre algo que nos llevamos a la boca y las emociones que le acompañan. Esto último es la base de la mercadotecnia de alimentos: te vendo comida pero a través de lo emocional.

En la ya mencionada historia de la alimentación llegó un punto en el que la misma se convirtió en una industria, en un gigantesco negocio de alcance global. La industria de los alimentos es la que provee gran parte de lo que hoy nos gusta comer. La forma de venderlo es por la vía de las emociones. Por ello los anuncios de cualquier galleta, cereal, bebida, sopa o lo que sea, es presentada emocionalmente: es divertido, es cool, es atrevido, es sofisticado, etc. Cuando lo como o lo bebo también lo siento y, dado que somos seres sociales, debo sentirlo en compañía de alguien. De esa manera, tal o cual producto va a ser relacionado en mi mente con la emoción que le acompaña.

Lo que nos gusta y lo que nos beneficia de los alimentos

Es así como se fomentan los gustos. El problema es cuando eso que nos gusta daña la salud. Sí, en el afán de vender, la industria de los alimentos no se detiene en el pequeño “detalle” de que va matando poco a poco a los consumidores. Las pandemias de obesidad, diabetes, hipertensión y demás que aquejan a buena parte de la población tienen su origen en lo que ingerimos. Claro que también están involucradas la vida sedentaria, el estrés laboral, la rutina cotidiana, pero el origen bioquímico de los alimentos está en la base del problema.

Por años se han publicado estudios que confirman graves e irreversibles daños que provocan las bebidas azucaradas, las harinas, los endulcorantes, los ultraprocesados en general. También por años la industria alimenticia se ha reusado a eliminar publicidad, a revelar los ingredientes, a etiquetar claramente sus productos y cosas por el estilo. Poco ha poco, en distintos lugares y momentos se les ha obligado legalmente a hacerlo pero, evidentemente, la resistencia es fuerte, pues van de por medio miles de millones de dólares de ganancias al año.

Prohibición de alimentos chatarra en escuelas de México

En el caso de México se han hecho en últimas fechas esfuerzos importantes por reducir la publicidad, por aumentar los impuestos a algunos productos y buscar que estén etiquetados y así hagan saber a la población los riesgos que se corren al consumirlos. El último de esos intentos se dio la semana pasada en el Congreso de la Unión. En comisiones de la Cámara de Diputados, se aprobó un dictamen que busca prohibir la venta de los alimentos chatarra en escuelas. En cuestión de días pasará al pleno y podría ser aprobada esta iniciativa, con lo cual tendrían que retirarse todo tipo de publicidad, máquinas expendedoras, exhibidores y, claro, no sería posible vender frituras, refrescos, golosinas, galletas, etc. en los planteles escolares. La intención sería volver social la conciencia de que los alimentos ultrapocesados dañan la salud. Exacto, así como se construye socialmente los gustos, del mismo modo es de manera colectiva como tendría que formarse la conciencia de este problema.

Debemos saber que las cosas no pueden cambiar de la noche a la mañana. Como ya dijimos desde el inicio, comer es un acto social y cultural. En las escuelas tejemos lazos de amistad, convivimos por horas cada día durante años, ahí nos reímos, nos alegramos, nos divertimos y esas emociones van acompañadas de alimentos. En nuestra memoria estarán siempre las tortas que nos ponían las mamás y cómo las compartíamos o las escondíamos. También están ahí las golosinas que nos gustaban a todos.

Entornos Escolares Saludables

Entonces, no es posible extirpar los gustos a través de una prohibición, pero esta última medida buscaría generar condiciones para que se re-construyan las apetencias alimenticias paulatinamente. Iniciativas como esta, llamada “Entornos Escolares Saludables” tienen que articularse con otras medidas a distintas escalas para empezar a dar resultados. Es socialmente como se construyen los gustos y consumos y ahí es en donde tienen que modificarse.