¿Y a las escuelas quién las cuida?

Tendrán que empezar sin computadoras, sin equipo de sonido, sin proyectores y hasta sin reloj para marcar la entrada y salida

La semana anterior comentábamos en este mismo espacio la manera en la que se ha trastocado el proceso de enseñanza-aprendizaje durante la cuarentena implementada por la epidemia de Covid-19. Hoy es importante abordar también las perturbaciones que los planteles han sufrido, porque las condiciones materiales en las que se imparte la educación escolar también son muy relevantes.

En los meses que lleva la suspensión de actividades se han venido multiplicando los robos a planteles escolares. Aprovechando el “abandono” en que se encuentran los inmuebles de diferentes niveles educativos, producto de la suspensión de clases, grupos de ladrones se han introducido a los mismos y sustraido de ellos lo más que pueden. Un auténtico saqueo es lo que han sufrido escuelas desde el nivel preescolar hasta el superior a lo largo y ancho del país. 

Algunos planteles han sido allanados inclusive en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas.


Reportes periodísticos, notificaciones en redes sociales y muy pocos pronunciamientos de la autoridad han dado cuenta de ello, pero es un hecho que está al alza. Si de por sí las condiciones en que se imparte la educación en México no son las mejores, tras este tipo de eventos el regreso a clases tendrá que vencer un obstáculo más: habrá numerosos planteles en que tendrán que empezar sin computadoras, sin equipo de sonido, sin proyectores y hasta sin reloj para marcar la entrada y salida.

Este tipo de objetos es lo que en mayor cantidad han sido sustraídos de las decenas y decenas de planteles que han sido objeto de robo. Algunos planteles han sido allanados inclusive en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. También han sido hurtados objetos personales de directivos y docentes, utencilios de las tiendas escolares, dinero en efectivo, papelería, mobiliario y cuanto se puede.

En todo el territorio mexiquense hay unos 25 mil planteles escolares.  Es prácticamente imposible que todos tengan una vigilancia las 24 horas del día, así que la mayoría son susceptibles de sufrir a causa de la delincuencia. Algunos, desde luego, cuentan con sistema de cámaras de vigilancia, pero son los menos. Igualmente, unas videocámaras no detienen los robos, pero en ocasiones ayudan a saber cómo fue y quiénes lo perpetraron. Otros tantos han implementado (desde antes de la pandemia) acciones encaminadas a resguardar objetos susceptibles de robo: muchos guardan el fin de semana su equipo en pequeñas bodegas “más seguras”, otros se llevan a casa objetos que en la escuela no están a salvo y algunos más han organizado a los padres para hacerse cargo de la vigilancia, sólo por citar algunos ejemplos.

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Ahora, tras la actual situación, para los directores escolares serán muy complicado gestionar de manera exitosa la dotación de material y equipo ante las autoridades estatales. Podrán solicitar, pero que se les reponga de inmediato lo perdido es mucho muy difícil. Por otro lado, las escuelas en el Estado de México, al igual que la mayoría en el país, suelen contar con el apoyo económico de los padres de familia para conseguir algunos de los objetos y equipo con el que operan y que ahora les están siendo robados. Pero ahora la condición económica de los padres de familia se encuentra tan deteriorada que será difícil pedirles cooperaciones extraordinarias para comprar un nuevo equipo de sonido para las ceremonias, por ejemplo. Este tipo de cosas no es algo que les sea suministrado por ordinariamente por la Secretaría de Educación. En la mayoría de los planteles son las Sociedades de Padres de Familia quienes “donan” cosas que van equipando a los planteles.

Hasta que llegue la fecha de reanudar clases habrán trascurrido, al menos, veinte semanas. Lo normal es que una escuela no esté sin actividades por más de una quincena (durante los periodos vacacionales). Esta prolongada, inesperada e incierta suspensión por la pandemia de coronavirus ha dejado a miles de planteles a merced de la delincuencia. Mucho se ha dicho sobre las conductas de las comunidades escolares para regresar a clases (uso de cubreboca, higiene, distancia, etc.) pero poco se habla sobre las deterioradas condiciones materiales en que muchos tendrán que regresar a sus actividades. Eso también es importante y debería ponérsele atención.