¿Y la Codhem, apá?

¿Y la Codhem, apá?
En términos generales, lo que hemos comentado resalta la notoria disminución en el número de Recomendaciones que ha emitido la Codhem en los últimos años

Las instituciones deben ser útiles, de lo contrario lastran. La razón por la cual aquellas prácticas recurrentes en una sociedad son elevadas al grado de instituciones tiene que ver con su eficacia. Si la forma recurrente de hacer las cosas da resultados, se instituye y así puede seguir sirviendo. Esta es la forma en la que nacen y se consolidan las instituciones en una sociedad. Desde la familia hasta los partidos políticos, pasando por la escuela y los bancos, las acciones instituidas existen en la medida que reportan utilidad a las personas.

En este espacio hemos publicado en varias ocasiones algunos datos y apreciaciones en torno de una institución que pareciera reportar cada vez menos utilidad a la gente: la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem). En términos generales, lo que hemos comentado resalta la notoria disminución en el número de Recomendaciones que ha emitido la Codhem en los últimos años, al tiempo que parecen agravarse las condiciones en las que viven los mexiquenses y en las que buscan ejercer sus derechos, sobre todo los básicos: derecho a la vida, a la integridad física, a la salud, a la seguridad, al ambiente sano, etc.

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Durante la gestión de su anterior titular, comentamos en varias ocasiones que resultaba evidente que su posición era la de no emitir recomendaciones. Había una abierta política de evitar el uso del principal instrumento que la ley le otorga para defender los derechos humanos. Eso lo confirmaban las cifras, pues entre 2004 y 2017 (año en que llegó el anterior comisionado) el promedio anual de Recomendaciones fue de 34, pero durante los cuatro años de su gestión (2017-2021) el promedio fueron 8. Durante ese tiempo fuimos consistentes en señalar que era incomprensible cómo en una entidad que presenta las más altas cifras de desapariciones, homicidios, feminicidios, inseguridad, etc. se estuvieran batiendo los records a la baja en el número de recomendaciones.

Nos preguntábamos también ¿cómo era posible que en 2004, con menos visitadurías, menos personal y recibiendo casi la mitad de quejas que se reciben ahora se emitían 80 Recomendaciones y ahora no se llegara ni a 10? Nuestra inquietud e interrogantes se basaban en que las labores sustantivas que le ordena el artículo 13 de la Ley de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México a la Codhem son: conocer de quejas o iniciar de oficio investigaciones sobre violaciones a derechos humanos, solicitar medidas cautelares, requerir información a las autoridades y emitir recomendaciones. Pero era evidente que algo no cuadraba cuando se contrastaban el número de quejas (casi 9 mil al año) y el número de recomendaciones (representando .01% del total de quejas).

Bueno, pues el comisionado respondió en su momento que estaba trabajando “para que no haya recomendaciones”. Argumentaba: “hay que prevenir en lugar de recomendar”. Y sintetizaba su concepción de los que es la institución encargada de proteger los derechos humanos de la siguiente manera: “si el fin de una Comisión es emitir una recomendación, ciérrenla”. 

De mal en peor la Codhem

Terminada esa administración hace casi un año, los números parecen ser todavía más dramáticos: en lo que va de este 2022 sólo se ha emitido una recomendación (en materia de atención hospitalaria) por parte de la Codhem. Así es, transcurrido el primer semestre de este año que ha sido especialmente dramático en términos de violaciones a derechos humanos para los mexiquenses, no hay de parte de la Comisión un cambio de ruta respecto a la tendencia ya señalada, al contrario.

Es de llamar la atención que, con tantas personas desaparecidas, con las elevadas tasas de homicidios no aclarados, con la gente insegura, temerosa, dolida, resentida no haya un desempeño mucho más activo por parte de la Codhem.

Recordemos que en los años 90’s, cuando se gesta la conformación de las Comisiones de derechos humanos en el país, había en la gente un ánimo de contar con una instancia con la suficiente independencia, calidad moral, autonomía y sentido de justicia para poder acudir ahí y señalar las violaciones a derechos humanos. Se crearon esos organismos (tanto la CNDH como los comisiones estatales) para ser el lugar en donde se recibieran las quejas por aquellos actos u omisiones por parte de los Servidores Públicos que violentaran los derechos de los ciudadanos.

Había en aquel tiempo un sistema político y un aparato gubernamental con tales características que el ciudadano estaba prácticamente indefenso ante los servidores públicos. Se pensó que la figura del ombudsman podría ser de utilidad. Es una institución de origen sueco o escandinavo, que inviste a un “representante”  que tiene como función la de proteger los derechos fundamentales de los miembros de una sociedad, a través de la observación directa de la actuación de las autoridades de la administración pública. Es decir, es un representante de la población que tiene como razón de ser una función fiscalizadora del actuar de la autoridad.

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Cuando la autoridad no hace bien su trabajo, el ciudadano puede acudir a dicha instancia, presentar una queja y –se espera- que el ombudsman pida cuentas a la autoridad acusada, indague los detalles del hecho, lo confronte con la normatividad aplicable y, en caso de reunirse los elementos para comprobar que hubo una transgresión a los derechos de la persona, Recomendar. Así es: emitir un documento que evidencie en qué estuvo mal el servidor público, por qué, qué derechos violó, cómo reparar el daño y cómo evitar que se repita.

Con el paso de los años las Comisiones de derechos humanos en el país consiguieron independencia y autonomía suficientes para proceder sin atadura alguna a fiscalizar el actuar de las autoridades, en sus distintos niveles, según su competencia. Y, ¿entonces? Si hoy es muy claro que muchas autoridades no están haciendo su trabajo adecuadamente para garantizar seguridad, acceso a la justicia, salud, educación, ambiente sano, etc. ¿Por qué esa inactividad de parte de dicha institución, al menos en el Estado de México? Por eso la pregunta ¿Y la Codhem, apá?