A 48 años de la matanza de Tlatelolco

  Este año se recuerdan los 48 años de la tragedia de la tarde del 2 de octubre de 1968, en la plaza de Las Tres Culturas. Aún hoy, siguen pendientes  respuestas a las preguntas como ¿Quiénes fueron los muertos? ¿Cuáles eran sus nombres? ¿Qué órdenes dio el gobierno conducido por Díaz Ordaz a sus […]

 

Este año se recuerdan los 48 años de la tragedia de la tarde del 2 de octubre de 1968, en la plaza de Las Tres Culturas.

Aún hoy, siguen pendientes  respuestas a las preguntas como ¿Quiénes fueron los muertos? ¿Cuáles eran sus nombres? ¿Qué órdenes dio el gobierno conducido por Díaz Ordaz a sus militares, policías y servicios de inteligencia el 2 de octubre? ¿Qué altos funcionarios de la administración de Díaz Ordaz dieron esas órdenes? ¿Por qué empezó la balacera?

Lo que era cierto es que en 1968, México era una nación de secretos y mentiras, donde los rumores desvirtuaron a los hechos, la propaganda se enmascaraba como noticia y los funcionarios gubernamentales no le rendían cuentas a nadie.

Ante la negativa del gobierno a explicar su papel durante los decenios que siguieron a 1968, otros lo intentaron: periodistas, escritores, ex dirigentes del movimiento estudiantil, historiadores, analistas políticos. Una "comisión de la verdad" independiente, creada en 1993, pero fracasaron al no llegar a una conclusión definitiva debido a una falta de recursos, tiempo y autoridad; la Comisión Especial del 68 que lo intentó de nuevo en 1998, se vio condicionada por falta de evidencias.

En 1971, Elena Poniatowska (activista y periodista mexicana) escribió un recuento personal sin precedente, basado en testimonios. Líderes estudiantiles de la época, como Luis González de Alba, aportaron importantes testimonios presenciales de la matanza. Sergio Aguayo estableció nuevos hechos en su invaluable libro, 1968: Los Archivos de la Violencia. Su acceso sin precedente a los documentos de la Secretaría de Gobernación (Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales) ayudó a que su análisis fuera el más definitivo de los que se han hecho hasta ahora.

John Rodda, un reportero de deportes para el periódico británico The Guardian, estaba en México cuando ocurrió la masacre. Con base en lo que presenció y las entrevistas que realizó, Rodda originalmente reportó que 325 personas habían muerto en la Plaza de las Tres Culturas.

Muchos de los que estuvieron presentes esa noche en la plaza llegaron a la misma conclusión. Estudiantes, transeúntes y residentes del complejo habitacional de Tlatelolco relataron haber visto cientos de cadáveres; tirados en lagunas de sangre, apilados contra las paredes de la iglesia, o aventados dentro de camiones de carga que llegaron después de que terminó la balacera a levantar el tiradero.

En 1993, Félix Fuentes -quien, como reportero de La Prensa en 1968, había escrito un recuento de primera mano de la masacre- sólo pudo especular. "El cálculo de víctimas fatales ha oscilado entre 200 y 1,500".

Poco después de asumir su cargo en el 2000, el presidente Vicente Fox prometió esclarecer los acontecimientos de Tlatelolco. Al nombrar un Fiscal Especial para investigar la "guerra sucia" -empezando por la matanza de 1968 – y abrir archivos secretos de inteligencia al escrutinio público, Fox parecía enviar una señal de que su gobierno no toleraría más el encubrimiento oficial.

Y aún faltan diversas preguntas por contestar pero el hecho de que gracias a todos estos jóvenes que se pronunciaron de forma pacífica en el país, debido a las injusticias y la represión del gobierno, es un fenómeno que año tras años ha dado paso a que exista más libertad de expresión. Si se tiene que buscar un referente, es este; tener más acceso a la información es la huella que ellos han dejado, proclamar por los derechos de todos los mexicanos, y cuestionarse como  48 años después de la matanza de todos ellos, aún siguen ocurriendo en el país, fenómenos como los 43 desaparecidos de Ayotzinapa que aún no se sabe claramente qué ocurrió, la matanza de Tlatlaya, o los miles de asesinados, desplazados y desaparecidos sumados entre el sexenio anterior y el presente.

Por todos ellos y los jóvenes de la Plaza de las Tres Culturas. ¡2 de octubre no se olvida!