Aprendizajes de la pandemia deben seguirse aun sin ella

Cuidado de la salud mental, alimentación nutritiva y el respeto por la vida son algunas de las medidas que debemos adoptar después de la pandemia

La normalidad es una de las situaciones que más se añora recuperar después de la pandemia por el virus SARS-CoV-2, pero qué normalidad, ¿la que nos trajo hasta aquí?, se preguntan algunos especialistas que consideran que esa normalidad es la causante de esta crisis, del cambio climático, de la desigualdad social.

Esta emergencia sanitaria ha traído consigo también nuevas formas de relacionarnos y, sobretodo, hábitos de autocuidado que, en épocas sin virus, se habían dejado a un lado por la rapidez con la que hemos hecho transcurrir la vida. Las certezas obvias, quizá por cotidianas, como la comida o la salud, también fueron trastocadas, este cambio reveló la fragilidad que las sostenía. Sin embargo, estas alteraciones han descubierto otras maneras de asegurarlas, como el estrechar los vínculos para crear comunidades cuyas raíces, tal vez, crezcan en suelos más fuertes.

Una de los aprendizajes más tempranos de la pandemia fue el trabajo común para garantizar los alimentos con los que ha de nutrirse una comunidad. La organización de los floricultores de Villa Guerrero ha sido prueba de ello.Algunos mercados de los que dependen los floricultores del sur de la entidad cerraron a causa de la pandemia, los eventos cancelaron o, simplemente, la gente dejó de comprar flores. Al reducir las ventas se reducen también sus ingresos y, por lo tanto, su capacidad para adquirir algunos productos esenciales como los alimentos.Para contrarrestar este efecto, pero también para que sus flores continúen alegrando espacios, retomaron el trueque: flores a cambio de alimentos.

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La entrega de despensas que las chicas trans de Toluca hacen a personas de bajos recursos –de las más castigadas durante la emergencia sanitaria– es otra muestra de que “el pan es amor entre extraños”.Desde mediados de abril, la comunidad trans de la capital mexiquense se ha estado organizado para proveer de alimentos a grupos vulnerables y, además de entregar de despensas, han ido a los hospitales a ofrecer comida a quienes esperan noticias acerca de la salud de sus pacientes y el pasado 30 de abril regalaron juguetes a niños y niñas.

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Para evitar que el virus se propague con mayor facilidad, las autoridades sanitarias de los tres niveles de gobierno han insistido de todas las maneras posibles en el lavado profundo de manos, el estornudo de etiqueta. Pero también, aunque de forma menos explícita y frecuente, en la buena alimentación. En el país, anualmente, se consumen 214 kg de alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y comida chatarra. No por nada en México más de la mitad de las personas que fallecen cada año lo hacen a causa de enfermedades vinculadas a una ingesta de alimentos poco nutritiva. La diabetes y la obesidad son también dos de las principales comorbilidades asociadas al covid-19.

Esta emergencia sanitaria ha traído consigo también nuevas formas de relacionarnos y, sobretodo, hábitos de autocuidado que, en épocas sin virus, se habían dejado a un lado por la rapidez con la que hemos hecho transcurrir la vida.

Por eso especialistas en nutrición, como la Maestra Fabiola García, han expresado que esta contingencia sanitaria es una oportunidad para que las personas se concienticen acerca de la importancia de ingerir alimentos nutritivos, ya que una nutrición adecuada resulta fundamental para tener un sistema inmunológico sano y, además, influye, en cierta medida, en la salud mental, otro de los aspectos que se suelen descuidar y que durante esta emergencia sanitaria parece haber adquirido la relevancia que merece.

Respecto a la salud mental, Gady Zabicky, Comisionada Nacional contra las Adicciones, expresó que esta pandemia ha conducido a las personas “por una senda que nunca se había trazado y, por lo tanto, hay que cuidar la fragilidad de las cosas que dábamos por hecho”, como el equilibrio emocional y psicológico. Para brindar acompañamiento remoto a las personas que experimenten ansiedad o angustia se han habilitado diversas opciones durante esta cuarentena, como el servicio del Centro de Estudios y Servicios Psicológicos Integrales (Cespi).

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La normalidad es algo a lo que no se puede volver, eso es un hecho. Y aunque, «un mundo empieza en estos días, y siempre es fácil encontrar belleza en el que se termina», escribe el periodista Martín Caparrós, “si esta lección no nos enseña la modestia, nunca nada podrá”.