Calles provocan estrés de habitantes

La falta de espacios verdes suficientes y necesarios tiene como consecuencia que los ciudadanos tengan pocas posibilidades de estar en contacto, aunque sea de manera parcial, con la naturaleza, con espacios tranquilos y de esparcimiento, señaló en la Universidad Autónoma del Estado de México, el especialista José Eduardo Carranza Luna. Al hablar de las consideraciones […]

La falta de espacios verdes suficientes y necesarios tiene como consecuencia que los ciudadanos tengan pocas posibilidades de estar en contacto, aunque sea de manera parcial, con la naturaleza, con espacios tranquilos y de esparcimiento, señaló en la Universidad Autónoma del Estado de México, el especialista José Eduardo Carranza Luna.

Al hablar de las consideraciones para aminorar el estrés, el experto puntualizó que la falta de calles divertidas, pintorescas, interesantes, armónicas y limpias se suma a otros factores que provocan el estrés de los habitantes, sobre todo en las grandes urbes.

Durante su participación en el Coloquio Internacional de Diseño, organizado anualmente por la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México, sostuvo que “actualmente la densidad de construcciones no permite el asoleamiento suficiente de las fachadas, produciendo panoramas grises y poco confortables”.

El arquitecto egresado de la Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) destacó que no existe ni está pensado un reglamento que limite el desbordamiento de las actividades comerciales hacia la calle por parte del comercio establecido y de vendedores ambulantes; “no se respetan las alturas ni las densidades propuestas por los planes de desarrollo urbano”.

En este contexto, Carranza Luna subrayó que se han desarrollado múltiples metodologías para diseñar el espacio urbano, que en esencia es la calle, la plaza y los parques públicos, para diseñar el paisaje, el mobiliario urbano y en general, para mejorar el medioambiente en los diferentes sectores de la ciudad, aunque siempre queda pendiente el tema del estrés que genera la vida urbana.

Afectan, dijo, los niveles de contaminación, humo y ruido urbano producido por el intenso tráfico, los embotellamientos y cierres de calles por manifestaciones, obras públicas, inauguraciones y visitas de altas autoridades, actividades deportivas y todo aquello que no está previsto y que de repente obliga a emprender congestionadas vías alternas en las horas pico y en los momentos más intensos de calor, frío y humedad, que se han ido agravando.