La relación entre Carlos Eduardo Barrera y Victorino Barrios, más que cordial, es muy considerada

La relación entre Carlos Eduardo Barrera y Victorino Barrios, más que cordial, es muy considerada
Se tienen respeto y afecto, sin duda. Se procuran mutuamente

Entre la maestra Delfina y el exgobernador Eruviel Ávila no hay contacto. La gobernadora electa nunca se ha reunido en privado con el senador recién renunciado al PRI. Es falsa la percepción de cercanía que se intenta construir en el imaginario mediático. El contacto de Eruviel, si puede llamársele así, es su compañero senador, Higinio Martínez, pero es más en el nivel personal que político. En el próximo gobierno se tiene claro que uno de los principales responsables de la crisis del sector público mexiquense de salud es nada menos que Eruviel.

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La comunicación entre Alfredo del Mazo y “Alito” Moreno está rota desde hace bastante tiempo. El alejamiento no es nuevo ni producto de la derrota electoral reciente, empezó en 2021. Y todo fue por dinero. “Alito” montó en cólera cuando Alfredo se negó a entregarle lo que pretendía. No le dio un peso y, en venganza, “Alito” designó solo a los diputados federales plurinominales actuales por el Estado de México. Ese pleito no tiene solución y no tendrá tampoco final feliz.

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La relación personal e institucional entre el rector de la UAEMex, Eduardo Barrera, y el titular del Órgano Interno de Control, Victorino Barrios, más que cordial, es muy considerada. Se tienen respeto y afecto, sin duda. Se procuran mutuamente. Barrios aspira a suceder a Barrera en la rectoría y le dejan ser sin objeciones ni obstáculos políticos. Hay reciprocidad.

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Algunos exgobernadores han tomado con muy mala actitud la invitación de la administración pública estatal a que devuelvan, lo más pronto posible, bienes muebles, como vehículos, que tienen para goce y disfrute desde hace tiempo, a pesar de que están inscritos en el padrón de bienes públicos. No solo eso, también se les ha conminado a que personal comisionado a su servicio se reporte al área de personal. En otras palabras, les han retirado algunos de los privilegios que todavía conservan y se pusieron fúricos.

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Si se hiciera un concurso para elegir al alcalde más incompetente y ladrón, habría un empate, mínimo, de unos 50. Y es que muchos de los gobiernos municipales son verdaderamente lamentables, podridos, podría decirse sin ofensa. Los hay de todos los colores, los partidos han colocado en el poder a una pléyade de impresentables.