Cientos de doctores, enfermeros, camilleros y demás personal médico pasarán esta navidad en guardias atendiendo pacientes con coronavirus y es que al menos 6 de los principales centros médicos del Valle de Toluca se encuentran sin camas disponibles.
De acuerdo al Sistema de Información de la Red IRAG el Centro Médico Issemym, el Adolfo López Mateos del Instituto de Salud del Estado de México, el Hospital general del ISSSTE, el regional 220 del IMSS y el Militar de Santa María Rayón se encuentran saturados al 100 por ciento, mientras que el regional 251 del IMSS reportó 99 por ciento de sus camas ocupadas.
Dalia Itzel Jiménez es una joven enfermera que desde hace dos años labora en el Centro Médico Adolfo López Mateos, hace más de una semana que el centro médico no cuenta con una sola cama disponible.
La precarización de los salarios en el sector salud hizo que muchos trabajadores, incluida Dalia, buscaran una segunda fuente de ingresos, en su caso en un hospital privado.
Esta Noche Buena la pasará cubriendo la guardia nocturna ahí, “me toca trabajar en las dos cenas”, sin embargo, entre las dificultades existe una suerte de alivio, Dalia se recuperó recientemente del Covid-19 y tiene anticuerpos.
Pese a esto el desgaste es notorio, la falta de personal aumenta las cargas de trabajo y el segundo empleo de Dalia consume casi por completo su tiempo, sobra decir que en el hospital particular tampoco hay camas disponibles:
“No hay camas, los pacientes esperan mucho una cama, las personas en área covid estamos muy cansados, muchos están descansados, algunos están hospitalizados”
En los hospitales de Toluca y Metepec la ocupación general de camas se ha mantenido alrededor del 80 por ciento desde hace dos semanas, sin embargo, en el caso de camas con ventilador el 92 por ciento están ocupadas.
De acuerdo a Victor Durán, subdirector del Centro de Vigilancia Epidemiológica del ISEM, existen cerca de 650 camas en todo el Estado de México que podrían ser usadas en caso de que la capacidad hospitalaria instalada se vea rebasada.
Durante la fase de más contagios a mediados de año la entidad alcanzó un máximo de 88 por ciento en su ocupación hospitalaria, pese a las medidas de confinamiento, la temporada invernal y las reuniones decembrinas preocupan al personal médico que temen ser rebasados por los contagios.
Para Dalia y algunos de sus compañeros la vacuna abona a la incertidumbre más que al consuelo, entre comentarios la duda sobre la eficacia dadas las circunstancias en las que se desarrollo no los termina de tranquilizar.
“Una vacuna lleva años, no es posible que en 10 meses ya esté”, y es que ellos han sido testigos de la letalidad del virus que en México le ha quitado la vida a más de 120 mil personas entre ellos el papá de Dalia.