Los partidos no deberían pretender engañar a los electores, ni a sus militantes y simpatizantes, con el cuento de que ya ganaron algo. No han ganado nada. Los ciudadanos, y nadie más, decidirán el 4 de junio próximo con el ejercicio soberano de su voto quién gana y quién y pierde; lo demás son solo juegos de artificio, propaganda pueril.
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Cada que “Alito” abre la boca o se pone al lado de Alejandra, le resta puntos. Como político es detestable. Encarna vivamente a ese PRI con el que la mayoría se siente agraviada. El simple hecho de pensar que votar por Alejandra representa también votar por el “Alito”, repulsa, ahuyenta. Alejandro Moreno es una desgracia, una calamidad.
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Al GAP le patearon el rancho. El grupo político del que salieron Delfina, Horacio, Higinio, Francisco Vázquez, Martha Guerrero, América Rivera, Sandra Luz Falcón, Nazario Gutiérrez y Maurilio Hernández, entre muchos otros, quedó en evidencia el domingo con el cierre de precampaña del PRI en Texcoco, que suponía como su territorio santuario. Morena deberá corregir y entender que para ganar la gubernatura necesita superar sectarismos y cacicazgos y abrirse de lleno a la sociedad.
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En la precampaña circuló mucho, muchísimo dinero. Los reportes de gasto ante el IEEM parecen poco creíbles frente a lo que toda la gente vio y escuchó durante semanas; un bombardeo permanente de propaganda política por todas las vías imaginables. La elección en curso, parece ser el mensaje, se ganará con dinero por sobre cualquier otro elemento. Lamentable.
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El actual fiscal General de Justicia es un buen fiscal. Nada parecido a quienes le antecedieron. José Luis Cervantes es un hombre decente, su expediente público lo avala. Por sus hechos puede sostenerse que es un hombre bien intencionado y que está decidido a poner orden en la institución. No será fácil, le dejaron un estercolero, pero si no se rinde puede lograrlo. Por bien de todos, que así sea.