EPN: Colocando cortinas 

Luego de años de negativas y forcejeos; de tiempo pasado entre dimes, diretes; entre muertos y heridos, Enrique Peña Nieto determinó dar un “golpe de timón” y, muy a su manera, instruir que se revise lo que se consideraba su última y mayor ganancia política: la reforma educativa. Cuestión de claroscuros, por los matices, por […]

Luego de años de negativas y forcejeos; de tiempo pasado entre dimes, diretes; entre muertos y heridos, Enrique Peña Nieto determinó dar un “golpe de timón” y, muy a su manera, instruir que se revise lo que se consideraba su última y mayor ganancia política: la reforma educativa.

Cuestión de claroscuros, por los matices, por sus interlocutores, lo que esta determinación evidencia es que, más que buscar ahuyentar la posibilidad de un nuevo incendio, se pretende despejar el camino del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para las elecciones presidenciales del 2018 y evitar que, tras el episodio sangriento de Nochixtlán, Oaxaca, este conflicto pueda ser utilizado por el dirigente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, aun cuando hay quienes consideran ésta una pulcra maniobra de ingeniería política, el hacerlo con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), presume más una intentona por buscar legitimar un galimatías que en verdad restar argumentos a los maestros disidentes, quienes mantienen la postura de que la ley sea derogada.

Dicho de otra forma, el Gobierno Federal decidió romper el tabú, pero sin dar la sensación de haber cedido ante los maestros disidentes y, contra lo que pudiera pensarse, Andrés Manuel López Obrador dijo al respecto que más que pensar en derogar la reforma educativa, lo que se debe hacer es modificarla.

Y mientras el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer y Juan Díaz de la Torre, secretario del SNTE, discuten en su “mesita de diálogo”, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, acordó con miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) instalar tres mesas de trabajo, para tratar asuntos de carácter político, los problemas sociales y la educación.

Dos vertientes de un mismo problema; dos visiones sobre un todo que no acaba de cuajar. La disidencia ha jugado en las turbulentas aguas de la represión, ha tenido bajas y heridos, mientras el SNTE, después de tres años de cobardía, quiere emerger como paladín de la defensa de los trabajadores de la educación y la verdad sea dicha, no hay quien les crea en su mesa de simulación.