Gritan campesinos en Toluca ¡Zapata vive, la lucha sigue!

Toluca, Estado de México; 4 de octubre de 2018. Las demandas públicas arraigadas en el pecho de un colectivo campesino retumbaron en los oídos de la sociedad, Toluca vio pasar por las calles miles de rostros enardecidos, furiosos, gozosos, confundidos pero firmemente decididos. La capital mexiquense se cubrió de pancartas; el cielo azul decoraba las […]

Toluca, Estado de México; 4 de octubre de 2018. Las demandas públicas arraigadas en el pecho de un colectivo campesino retumbaron en los oídos de la sociedad, Toluca vio pasar por las calles miles de rostros enardecidos, furiosos, gozosos, confundidos pero firmemente decididos.

La capital mexiquense se cubrió de pancartas; el cielo azul decoraba las pupilas de los cinco mil manifestantes. ¡Mejores condiciones para el campo!” “!Zapata vive, la lucha sigue!” fueron las consignas que alimentaron el ánimo de los reprimidos. El colectivo Plan de Ayala siglo XXI encabezó el movimiento en defensa de 50 organizaciones agrarias, sin embargo, a las protestas se sumaron profesores, indígenas, obreros y estudiantes, estos últimos sostenían la causa campesina como si fuera propia, tomaban banderas con el rostro de Zapata, levantaban las manos para erigir sus cuerpos a la par de los militantes de la Central Independiente de Obreros, Agrarios y Campesinos, José Dolores López Domínguez (CIOAC-JDLD).

El rostro de los militantes dejaba entre ver que jamás pensaron tener tanto poder de convocatoria. A su salida de la terminal de autobuses de la ciudad de Toluca, sólo conocían el destino de la marcha. Palacio de Gobierno fue resguardado entre vallas blancas, policías estatales observaban al contingente avanzar; fueron bloqueadas las calles de Independencia, Riva Palacio y Lerdo de Tejada, el primer cuadro del Centro Histórico se llenó de euforia, el sol intenso no fue impedimento, 50 organizaciones campesinas levantaban a la altura de sus pechos banderas nacionales y pancartas de colores diversos.

La escuela preparatoria Vladimir Ilich Ulianov Lenin hizo presencia nuevamente en las calles de la capital, sus uniformes color vino hacian juego con las llamadas de justicia al sector más vulnerable de la entidad mexiquense. Alzó la voz Soyaniquilpan, Acazulco y San Felipe del Progreso, se sumaron al ámbito de protesta: “Reactivación al campo mexiquense”, “Queremos ser escuchados”.

La calle Lerdo de Tejada fue el cobijo de miles de pies exhaustos, quienes con recelo conservaban hasta el ultimo trago de agua, en espera de indicaciones, Exigían entregar un pliego petitorio al gobernador estatal. Sus exigencias consistían en tres puntos fundamentales, incremento al presupuesto para las actividades agrarias, aumento del ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación, mejores condiciones de vida para las comunidades indígenas del Estado de México y finalmente un llamado recurrente: “No a la construcción del Nuevo Aeropuerto internacional de la Ciudad de México (NAICM)”.

Entre la euforia y la prohibición, tres diputados federales se unieron a la manifestación en la Plaza de los Mártires; a la puerta de palacio de gobierno pidieron entrar para entregar el pliego petitorio en las manos de Alfredo del Mazo. La valla blanca no fue impedimento, tres hombres saltaron el muro entre los gritos de una multitud apabullante, entre ellos Juan Pablo Sánchez, diputado federal por el Distrito 20, Nezahualcóyotl, quien como pudo se aferró al pliego petitorio, en el aire su frase más plausible: “Si así nos castigan: también los vamos a castigar”.

Luego de horas de espera y caos vial, el contingente se movilizó con dirección a Palacio Legislativo, la protesta cobró vida luego de mensajes de aliento de aquellos que se atrevieron a tomar el micrófono. Luis Felipe Valdez Hermosillo, miembro del polígono indígena otomí hñähñu de San Bartolo Morelos, quien invitó a los presentes a no bajar la cara pese a la indiferencia gubernamental; mostró su confianza al congreso mexiquense.

Al sonido de los reclamos, el contingente avanzó con premura a la Plaza de los Mártires, seguían a Engels López, secretario de la (CIOAC-JDLD), quien encabezaba la comisión rumbo a la junta de coordinación política de la LX legislatura mexiquense.

Entraron 17 ciudadanos, el cúmulo de emociones de los reprimidos se vio reflejado en los intentos desesperados por entrar al congreso. Elementos de seguridad intentaban detener a los manifestantes, aseguraban que dejarían entrar a la comisión pero solicitaban la calma de los presentes. Pasaron los minutos, el cielo se nubló con rapidez, la comisión entró. Las puertas del recinto gubernamental fueron cerradas lentamente. Hombres, mujeres, niños, estudiantes, campesinos, obreros y diputados federales permanecieron sentados, el cielo gris les impidió seguir gritando. Silencio, lluvia, angustia. “Queremos más Franciscos Villa”