Indiferencia y olvido ante la marcha del 2 de octubre en Toluca

Toluca, México; 2 de octubre de 2018. Con un mensaje tajante, una voz firme y una dirección no definida, Joel Osorio, director de la preparatoria oficial Lenin, tomó con ímpetu la concha acústica en la ciudad de Toluca para dar un mensaje, luego de la marcha conmemorativa del 2 de octubre. Mientras se escuchaba: “Vivos […]

Toluca, México; 2 de octubre de 2018. Con un mensaje tajante, una voz firme y una dirección no definida, Joel Osorio, director de la preparatoria oficial Lenin, tomó con ímpetu la concha acústica en la ciudad de Toluca para dar un mensaje, luego de la marcha conmemorativa del 2 de octubre.

Mientras se escuchaba: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” el director pregonaba enérgicamente: “Vamos en contra de la reforma educativa”. Las banderas rojas ondeaban con fuerza; el rostro cansado de los estudiantes les impidió gritar al ritmo de su líder. Por las calles de Toluca existía una grito ahogado entre el sonido de los vehículos y la pregunta frecuente de los ciudadanos perplejos “¿Por que están marchando?”

Jóvenes de bachillerato, aún portando sus uniformes, con los rostros color rojo amanecer, gritaban: “Zapata vive, la lucha sigue”, “Quítate de en medio, pinche Peña”, “Educación privada, que se vaya a la chingada”, consignas que alimentaban el pecho de jóvenes enérgicos, quienes peleaban una causa que no era la suya, quienes estaban a la deriva, quienes no sabían la ruta a seguir.

Matamoros recibió un contingente de 60 personas, todos estudiantes de la preparatoria oficial Vladimir Ilich Ulianov Lenin, quienes repartían volantes informativos, invitaban a la gente a unirse a la marcha, levantaban sus cartulinas blancas intentando cubrirse del sol.

Morelos fue testigo de su andar, los vio venir de Paseo Tollocan para tomar toda la vialidad, como pudieron cerraron el paso a vehículos y a unidades del transporte público que intentaban rebasar al contingente y evitar el transito.

Seguridad municipal seguía el paso de una marcha confundida, no sabía que ruta seguir, tenían presente que necesitaban llegar al centro histórico, aunque no tenían idea de aquéllo que los motivaba a marchar, indicaban que los organizadores tenían esa información. Previo al inicio de su marcha, la Facultad de Humanidades se negó a recibirlos, universitarios miraban como extraños a los jóvenes que gritaban en Paseo Universidad: “Los espacios educativos son públicos”.

La conmoción se apoderó de las calles aledañas de Ciudad Universitaria, al interior de la Facultad de Humanidades se miraban rostros perplejos que intentaban contener la calma del contingente que repetía al unísono “¿Por qué nos asesinan? si somos la esperanza de América Latina”.

La mañana soleada del 2 de octubre de 2018 se desarrollaba con normalidad al interior de la Facultad de Humanidades, jóvenes universitarios paseaban por la explanada central, pese al ambiente de indiferencia, María José, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Conducta y miembro de la Coordinadora Estudiantil cargaba una bocina portátil; se decía lista para emprender una movilización

Afirmó que el contingente era pequeño, gracias a la indiferencia de los jóvenes universitarios, quienes no hicieron suyos los reclamos de 1968. Una hora bajo el sol, vislumbraba la indiferencia de la máxima casa de estudios ante uno de los sucesos más dolorosos de la historia nacional.

La invitación para emprender una marcha con motivo de los 50 años de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas se quedó como un recuerdo perdido, la Facultad de Humanidades se deslindó de las protestas y las movilizaciones. La mañana continuó, las actividades universitarias transcurrieron, el sonido apabullante del “2 de octubre, no se olvida” se difuminó comparado con el estruendo de estudiantes que el pasado 10 de septiembre sacudieron el asfalto de la ciudad. Los lamentos cesaron, las risas siguieron, la indiferencia imperó en la comunidad estudiantil, al igual que en el rector y el mandatario estatal, no hubo respuesta de las clases políticas, no existió un pronunciamiento de las autoridades. El dos de octubre se tiñó de color oro ante los rayos del sol y la frialdad característica de los ciudadanos de Toluca.