Lillini, entre percepción y realidad  

Hoy cesado y todo, Lillini ya debe ser mucho mejor técnico de lo que fue con Pumas ¿Por qué? Porque antes de ello era un técnico formador de chicos menores.

Apariciones 

Hace dos años, en julio del 2020, Miguel González “Michel” decidió irse por la puerta de servicio casi sin avisar. Y aunque alegó motivos personales y familiares, era mentira. En las últimas cenas que tuvo con gente cercana en el sur de la ciudad, les confió que la plantilla de Pumas era lamentable y que no iba a arriesgar su prestigio y sus proyectos futuros. “No invirtieron un peso y con este equipo no le vamos a ganar a nadie y me echan en un mes”, le habría dicho y le confió que tenía acercamientos de dos equipos españoles de la parte baja de la tabla. 

Karma

Un cese con Pumas se le hacía inevitable y pensaba que esto dejaría truncados los planes de Michel de volver a dirigir en España. No pudo trabajar ese mismo año por problemas de dinero del club con el que se había apalabrado. El Getafe no tuvo dinero para despedir y pagar rescisión a José Bordalas, quien era su técnico y tuvo que esperar a que terminara toda la temporada para firmar contrato en el 2021, donde apenas duró 8 fechas, pues despidieron a Michel cuando el equipo estaba en el último sitio. No le pasó con Pumas, le pasó con el Getafe. Karma, dijeron algunos. 

En ese mismo año, los Pumas –a los que Michel había desahuciado y condenado al fracaso– de manera sorprendente llegaron a la final del torneo que disputaron y perdieron ante León. Nadie en su sano juicio lo hubiera podido predecir. Si bien no era un plantel para llorar, en aquel momento tampoco espantaba a nadie. Su alineación base era con Talavera en la portería, Mozo, Johan Vázquez, Freire y Mayorga formaban la línea de cuatro, en la media cancha Iniestra y Leo López se repartían la contención, con Vigón e Iturbe trataban de alimentar servicios al “Cocoliso” González y Dinenno. 

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Reencontró el ADN

Pero el gran éxito de esos Pumas no fue el haber llegado a la final, sino el haber recuperado ese ADN que los volvió a conectar con la tribuna y su gente. Esos Pumas no se rendían, la milagrosa voltereta en la semifinal ante Cruz Azul para eliminarlo en casa después de haber perdido el juego de ida tres por cero, quedará grabada en la historia del futbol mexicano. 

Esa hazaña fue encabezada por un técnico argentino de bajo perfil. Un hombre que vivía de la formación de jugadores lo mismo en Boca Juniors, que en el Atlético Morelia de donde Luis García Postigo lo corrió cuando fue dirigente del CSKA de Moscú, donde deambuló antes de llegar a Pumas. Lo llevaron de emergente y el intinerato se hizo largo por los buenos resultados, su nombre es Andrés Luciano Lillini. 

Al año siguiente, muchos de esos Pumas subcampeones salieron seis de la plantilla titular:  Johan, Iniestra, Mayorga, Iturbe, Vigón y “el Cocoliso”. Llegó una quintilla de jugadores extranjeros desconocidos, que todos matamos por lo que vimos de inicio; el ecuatoriano Corozo, José Rogeiro, Higor Meritao, Sebastian Saucedo y Fabio Álvarez.  

Tantos cambios provocaron un descenso en el rendimiento. En la liga ya no hicieron ruido, pero en la Concachampions, con un equipo casi nuevo, los Pumas volvieron a sorprender arribando a la final a la que NO pudieron llegar ni Cruz Azul, Santos o León equipos con muchísimo mejor plantilla y nómina que representaron a la liga mx fracasando estrepitosamente. 

Jodido a la final 

El más “jodido” de los cuatro equipos mexicanos fue el que llegó a la final, que perdió ante el Seattle Sounders. Una derrota que pegó en él orgullo, porque perder ante los “gringos” taladra los sentidos al aficionado mexicano, sin importar que en el análisis futbolístico los estadounidenses tenían jugadores de mayor calidad individual como Nico Lodeiro, Ruiz Díaz o Albert Rusnak. 

Eso caló hondo, tanto que –entre el Rector, a su ungido Polo Silva y a Miguel Robles, vicepresidente muy cercano a José Narro– decidieron sacar la chequera de nueva cuenta. Las finanzas aún no estaban sanas, pero querían dejar de ser el “ya merito” e internacionalizarse, que Pumas sonara fuera del país por eso el juego ante el Barcelona, por eso la llegada de Dani Alves. 

Sonó la caja

Si algo habían hecho bien los pumas, era volver a la austeridad y voltear a la cantera a fabricar jugadores. Cierto aún no se consolidaban, pero habían rescatado al “Palermo” Ortiz de Pumas Tabasco, el volante Carlos Gutiérrez pintaba bien hasta que se lesionó, ya habían vendido a Erik Lira en 4 millones de dólares al Cruz Azul, a Mozo en tres a Chivas. Detrás de esos canteranos venían Jorge Ruvalcaba, Jerónimo Rodríguez y los García, Amaury y Marco, estos cuatro aún por dar más. 

No era todavía lo ideal, pero estaban reencontrando el camino. La filosofía de Pumas siempre fue producción, la fabricación para vender, pero decidieron en este torneo dar vuelta a la pirámide y se convirtieron en compradores. Trajeron a Del Petre y aceptaron a Huerta como pago parcial por Mozo y por un sueldo superior al que exigía Talavera convencieron a Dani Alves, también Salvio y Adrián Aldrete, que llegaron libres y consiguieron prestado a Gil Alcalá.  

Sugerirlos o aceptarlos fueron errores de Lillini, nadie le puso una pistola en la cabeza para aceptar. El mantener de titular a Dany Alves, por necedad o por imposición, fue un gravísimo pecado que el técnico argentino debe cargar, del que debe aprender para jamás volver a repetir.  

Así como lo del brasileño, también fue ilógico e incongruente –más para una institución como Pumas– el hacerse de dos laterales izquierdos sub-40 como lo fue Aldrete (34) y “Chispa” Velarde (36). Con uno de experiencia era más que suficiente, pero el técnico argentino lo determinó así. También peleó por Salvio y Del Petre quienes con más nombre, en su primera temporada rindieron menos que los desconocidos brasileños de las temporadas anteriores. 

Caída libre

La filosofía puma quizá estaba dando, pero sus números no. Luego de la milagrosa temporada del subcampeonato los números de los universitarios vinieron a la baja en los últimos cinco torneos; 32-18-21-22-14 fueron los puntos obtenidos. Fue precisamente ese balance numérico lo que no alcanzó a salvar a Lillini, no solo fue este torneo.  De cara al próximo, los Pumas están ubicados en el lugar 16 de la porcentual, solo arriba de Xolos y el Querétaro. ¡Este balance numérico fue lo que detonó el cese! Difícil discutirlo desde esa perspectiva.  

Este es uno de los mejores ejemplos de las perspectivas. Nadie le puede negar a Lillini sus conquistas, Pumas con esa plantilla NUNCA estuvo contemplado para siquiera llegar a la final de la liga y de la Concachampions, eso es indiscutible. Llegar ahí fue una hazaña, por eso es que la perspectiva de una mayoría es muy buena, pero la frialdad de los números en un balance tangible, desnudan una verdad dolorosa. NO se puede vivir del pasado por milagroso que sea, el presente es cruel y exigente.  

El promedio de puntos de los cinco torneos de Lillini con Pumas fue de 21 por torneo, menos de la mitad de los puntos por disputar. Una cifra que tampoco le daba mucho margen para mantenerse, menos cuando en este último torneo fue cuando más se invirtió y menos puntos se obtuvieron.  

Golpe de realidad

Con Lillini o sin Lillini, Pumas la próxima temporada NO será candidato al título tampoco, ni a terminar entre los cuatro primeros, eso sería una sorpresa. Su plantilla, llegue el “Tuca” Ferreti o quien llegue a la dirección técnica NO dará para eso.  Lo que buscará Pumas, en la era post Lillini, será el de sumar más, salir de estar en los últimos de la porcentual y por supuesto no rezar y celebrar por el mediocre repechaje. 

De aquel equipo que disputó la final apenas hace dos años –además de Lillini– ya no quedó casi nadie para el torneo que recién terminó; Talavera fue impagable por su alto sueldo y se fue a Juárez. Mozo fue vendido a Chivas, Johan Vázquez a Italia, Vigón en Tigres, Iniestra en San Luis, Mayorga y Lira en Cruz Azul, González en Toluca e Iturbe en Grecia. Apenas tres se mantenían con los universitarios; Freire, López y Dinenno. ¿Exceso de reconstrucción o simplemente la destrucción de una quimera? 

Los Pumas de la Universidad han reprobado el semestre. Se van a extraordinario, es hora de ponerse a estudiar su verdadera realidad, para apostar por un futuro cierto, menos soñador y más tangible, real en lo numérico…. Hoy Pumas, su directiva y su afición sabe que NO se puede vivir de perspectivas que se detienen con alfileres.

Graduación

Hoy cesado y todo, Lillini ya debe ser mucho mejor técnico de lo que fue con Pumas ¿Por qué? Porque antes de ello era un técnico formador de chicos menores. Estas últimas cinco temporadas fue su primera experiencia para dirigir adultos en un equipo con mucha presión y exigencia mediática. Parece lo mismo, pero no lo es. En su próximo equipo que no sé si sea Atlas, Chivas, Puebla o el que le toque, Lillini ya sabrá que hacer, pero sobre todo lo que ya NO debe de hacer. En otras palabras, más allá del cese, estoy cierto de que Lillini se graduó como técnico en la Universidad, aun con el dolor de su despido. 

Y mientras se anuncia a quien llegará a dirigir a los universitarios, este debe de estar cierto que tiene la obligación de volver hacer rugir al  pumar y ya no solo hacerlo bostezar. 

“Las peores decisiones en la vida son las que tomamos basándonos en el miedo.” Sherrilyn Kenyon 

Ignacio Suárez Mercado «el fantasma»  

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