Lo mejor del Se Dice Que…

Una buena y una mala: la buena es que Morena no hará a Óscar González candidato al senado. La mala, que posiblemente lanzará a Higinio Martínez. Nadie en su sano juicio, o que no actúe bajo engaño, votaría por Óscar González. El fatal exalcalde de Metepec, exdiputado federal y exdiputado local pretendía que Morena lo […]

Una buena y una mala: la buena es que Morena no hará a Óscar González candidato al senado. La mala, que posiblemente lanzará a Higinio Martínez. Nadie en su sano juicio, o que no actúe bajo engaño, votaría por Óscar González. El fatal exalcalde de Metepec, exdiputado federal y exdiputado local pretendía que Morena lo hiciera senador de la república, pero lo rechazaron. Parece increíble, pero la decadencia política es tal que personas como el petista pueden seguir activos.

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Así que podamos decir qué bien le fue al Estado de México en el presupuesto federal 2018, pues no. Prácticamente le dieron lo mismo que el año pasado; hubo mejor trato para la Ciudad de México y Miguel Ángel Mancera. De hecho, le fue mucho mejor a Eruviel en 2016, cuando su gasto rebasó los 270 mil millones; ahora, Del Mazo ha tenido que contenerse y pedir sólo 267 mil millones para 2018. No es la mejor manera para que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, gane más simpatías en la entidad para su aspiración presidencial, ni para que el coordinador de los diputados federales, el paisano César Camacho, sea recibido con aplausos en su tierra. Estará por verse si el presidente apalanca a su primo en el curso del año siguiente y le envía dinero extra.

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Ya pasó un año desde que “el vengador de la Marquesa” irrumpiera en el caótico y violento panorama estatal, despachándose a tiros a cuatro presuntos asaltantes de pasajeros de autobuses, y es día que el fiscal –antes procurador– Alejandro Gómez Sánchez no puede resolver el caso (uno de los más mediáticos en la administración pasada). Parece que la investigación fue abandonada, que jamás se sabrá otra cosa del antihéroe anónimo al que hasta un video con la recreación de los hechos se le dedicó. Si un caso que cimbró a la opinión pública queda impune, y el fiscal no sufre ni se acongoja, imaginemos qué pasa con aquellos de bajo perfil que suceden casi en el anonimato. La maldita impunidad ha podrido todo, y parece que no entienden.

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No es mito ni leyenda urbana, menos calumnia o insidia política: es una verdad incontrovertible que en la mayoría de los hospitales y clínicas públicas no hay ni para curitas. El sistema público de salud vive una auténtica emergencia, no por falta de recursos –que los ha tenido y tiene en abundancia– sino por el saqueo, la negligencia y la incompetencia de quienes lo administraron los años anteriores. Es un desastre monumental que el nuevo secretario, Gabriel O’Shea, no puede seguir ocultando ni conteniendo. ¿Quién va a pagar los daños?