La relegación de ser empleada doméstica

Horarios superiores a las 12horas, sin seguridad social y expuestas a todo tipo de vejaciones.

Las empleadas domésticas también se han visto golpeadas por la crisis, pues han sido descansadas sin goce de sueldo, contratadas por menos dinero o despedidas en el peor de los casos. No obstante, las menos han podido conservar su empleo, pero con la responsabilidad de no contagiar a sus patrones. Ellas como otras miles de mujeres lo único que celebran este 10 de mayo es poder tener algo que llevar a la boca de sus familias.

Todos los sábados cerca de las tres de la tarde cientos de empleados salen de trabajar del residencial Club de Golf San Carlos, en Metepec, el número que se observa es menor al que comúnmente se observa salir de este exclusivo fraccionamiento. Esto se debe a que debido a la pandemia la mayoría de ellos fueron descansados sin goce de sueldo, unos cuantos afortunados con medio pago, los menos con el pago semanal intacto. “Luci” quien labora desde hace más de 8 años en una de las casas de este lujoso conjunto habitacional continúa laborando de manera normal. Ella, auque es madre de dos jóvenes, de 29 y 32 años, no espera ningún regalo para este 10 de mayo, en su casa sólo ella y su hijo lograron mantener su trabajo, su nuera, su hija y su esposo fueron despedidos a causa de la crisis económica, este será el primer Día de las Madres que no festejará.

“Luci” recuerda que en años pasados “comía con la suegra, las concuñas, las cuñadas”, una ligera sonrisa en su rostro aparece inevitablemente al contarnos. En la casa donde trabaja, en San Carlos, el lunes le puede esperar una sorpresa, en años anteriores sus patrones le han regalado flores y ropa, para Luci haber conservado su empleo de mil 200 pesos semanales es un regalo anticipado, aunque no cuenta con seguridad social ella se siente feliz de trabajar ahí, recibe un buen trato y para ella es suficiente. Ante el aumento de los contagios los patrones de “Luci” le ofrecieron la opción de quedarse a vivir en la casa en la que trabaja, una decisión difícil para una jefa de familia, “Luci” decidió declinar esta oferta y continuar recorriendo 25 kilómetros para llegar a su destino, diariamente.

Ella, al igual que otras miles de empleadas del hogar, invierte una sexta parte de su salario sólo en transporte. Las medidas que tiene que tomar para evitar contagiar a sus patrones son estrictas, “llego y me cambio de ropa, me lavo las manos y si se puede me baño”, sin seguridad social y una situación tan precaria enfermar sería una terrible noticia, a pesar de eso procura más el cuidado hacia sus patrones que hacia ella misma.

Debajo del puente que divide San Carlos un taxi espera la salida del personal de servicio de este conocido residencial, el conductor, “Luis”, ha trabajado recogiendo a las personas que trabajan en las casas de la gente rica a la hora de la salida durante muchos años, en su taxi ha escuchado miles de historias, algunas alegres otras no tanto.“Luis” ha sido testigo de los atropellos de los que son víctimas muchas empleadas del hogar, “les achacan cualquier cosa para no pagarles”, “…mujeres que han trabajado 15 o 20 años y les dicen lárgate si no quieres que le llame a la policía”, el taxista recuerda como las ha visto llorar mientras las lleva a la terminal para no verlas nunca más.

Antes de la pandemia se estimaba que 2.3 millones de personas se dedicaban al servicio doméstico, ahora esta cifra es mucho menor. Del total de la población que labora en el trabajo doméstico 92% son mujeres, muchas con horarios superiores a las 12 horas, sin seguridad social y expuestas a todo tipo de vejaciones, se estima que el 31% de las empleadas domésticas en México son el único sostén de sus familias. En San Carlos la mayoría provienen de poblaciones alejadas y de bajos recursos, “Temoaya, Xonacatlán, San Pablo Autopan…” platica “Luis”.

De acuerdo con la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), los hogares donde laboran trabajadoras domésticas remuneradas apenas destinan mil 977 pesos para solventar este rubro, en San Carlos algunas de las casas están valuadas en más de 30 millones de pesos, empresarios, políticos e incluso peligrosos delincuentes habitan las lujosas casas de este fraccionamiento. Este domingo no hubo flores ni mariachis en la casa de “Luci”, este día lo aprovechó para preparar comida y lavar la ropa que tenía acumulada, este está lejos de ser un día de descanso, tan solo cambió de patrón, esta es la realidad que viven muchas empleadas domésticas que también son empleadas en sus propios hogares: invisibilizadas y vulneradas por sus propios familiares pasarán un día de las madres sin nada que celebrar.