El matrimonio infantil es una unión formal o informal, en el que al menos uno de los contrayentes es menor de 18 años de edad. La mayoría de estos matrimonios son forzados ya sea por presión social, cultural o de algún familiar; ésta práctica se ha venido dando por largo tiempo al menos en 49 países del planeta.
Las cifras son catastróficas, según la organización internacional Save The Children cada siete segundos se casa una niña menor de 15 años en el mundo, en los países desarrollados una de cada tres niñas se casa antes de los 18 años, una de cada nueve se casa antes de los 15 años y en nuestro país una de cada cinco mujeres se casan antes de los 18 años de edad.
Aunado a estas cifras somos el primer lugar de los países de la OCDE en embarazos infantiles.
De acuerdo en INEGI en 2015 más de 74 mil adolescentes entre los 12 y 17 años se encontraban casados, de los cuales 58,112 eran niñas o mujeres adolescentes, el 80 por ciento de las niñas casadas en México se encuentra en uniones informales y tienen como pareja a una persona considerablemente mayor que ellas.
Urge frenar el problema, pues la dimensión del mismo está creciendo a niveles alarmantes, más de 280 millones de niñas vivas están en riesgo de convertirse en esposas cuando todavía no llegan a la mayoría de edad.
En nuestro país se permite el matrimonio entre niñas menores de edad, con el consentimiento de sus padres, aun y cuando ellas no quieran; una menor no está lista para tomar una decisión de esa magnitud, para ello el Estado tiene que protegerlas no escudándose en cuestiones de tradiciones y cultura, pues las niñas deben tener el derecho a decidir sobre el futuro de su vida.