Mexiquenses que casi no cuentan

  Todo depende del cristal con que se mire ─dice la postura gubernativa mexiquense─, para ver el tipo de estado que tenemos y desde una mirada de la realidad, que no es cualquier cristal, deja ver una sociedad mexiquense que no cuenta en las determinaciones gubernativas, el gobierno hace lo que quiere, nadie se lo […]

 

Todo depende del cristal con que se mire ─dice la postura gubernativa mexiquense─, para ver el tipo de estado que tenemos y desde una mirada de la realidad, que no es cualquier cristal, deja ver una sociedad mexiquense que no cuenta en las determinaciones gubernativas, el gobierno hace lo que quiere, nadie se lo impide, tampoco le reclaman.

Los mexiquenses tampoco cuentan en los partidos políticos que han encontrado los procedimientos para llevar a sus equipos a enquistarse en la administración pública estatal, respondiendo a sus intereses centrados en sus negocios y capitales a operar desde el ejercicio del poder y preparar desde ahí las condiciones para continuar manteniendo el poder público arrancado al pueblo a fuerza de elecciones cada vez más cuestionadas en su legalidad, al practicar acciones a todas luces ilegales como la compra del voto, el reparto de despensas, pollitos, cementos, tinacos, pantallas y se dice que próximamente calentadores solares.

Los administradores del gobierno y sus patrones están más lejos del pueblo, cada vez es más notorio que a la sociedad lo ven como su enemigo, ni en tiempos electorales cambian su postura, la estructura monolítica del gobierno y los partidos en el poder, que son lo mismo, no tienen miedo de que cambien las condiciones y circunstancias de la jornada electoral venidera en dos mil diecisiete en nuestra entidad. 

Es de conocimiento público que muchos actores reportados en los medios de comunicación ya se enlistan como probables candidatos de los partidos políticos, se reportan sondeos y encuestas de los nombres de los probables afortunados, creando imaginarios diversos respecto a la determinación final que tendrá la cúpula formal e informal de los dueños de cada uno de los partidos políticos participantes.

El ciudadano mexiquense nunca ha elegido a su candidato, simple y llanamente se lo imponen, él no decide quién va a postular el PRD, MORENA, PAN, PT, PRI entre otros, quienes deciden son los grupos dominantes en cada uno de los partidos ─que son los menos, una minoría amañada y especializada en ganar elecciones─, los habitantes del Estado de México no cuentan en dichas decisiones.

De lo anterior se desprende la existencia de “familias reales” o clanes que han dominado a nuestra entidad, allí están Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González y la pretensión de Alfredo del Mazo Maza, abuelo y padre gobernadores, el hijo ¿por qué no?, parece pensar esa entusiasta familia, que tiene más opciones para seguir en el poder con Carolina Monroy, Ernesto Nemer, Ana Lilia Herrera Anzaldo quien es como de la familia, cuentan los que saben. 

Este tipo de determinaciones han generado grandes descontentos que son apaciguados rápidamente, no de los ciudadanos, si de los integrantes selectos de otros partidos que les permiten llegar a diversos espacios de representación popular para que se estén quietos ─sindicaturas, regidurías, diputaciones locales, federales, senadurías, todos caben sabiéndolos acomodar, dice el dicho─, dependiendo del número de votos que obtienen en cada elección y de sus acuerdos será la posición garantizada, al ciudadano mexiquense lo marginan, quizá por ello en las calles crece un sentimiento de no sentirse representados por el candidato de la cúpula partidista, es suficiente ver las redes sociales llenas de inconformidades que pueden revertir las imposiciones sexenales del partido dominante.

Ahora bien, si el artículo 31, fracción IV Constitucional señala como obligación del mexicano contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como del Distrito Federal o del Estado y Municipio en que residan, de manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes, entonces es asunto de justicia ejercer el legítimo derecho de elegir un candidato para las elecciones venideras, porque no únicamente estamos para pagar impuestos.

La fracción II del artículo 35 del texto Constitucional señala que el derecho de solicitar el registro de candidatos ante la autoridad electoral corresponde a los partidos políticos así como a los ciudadanos que soliciten su registro de manera independiente y cumplan con los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación; la fracción III permite asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país; queda claro que el estado no puede impedir el ejercicio de derechos determinados en la ley.

Desde este cristal la hora del ciudadano es hacer a un lado a los partidos, recupera el poder desde un candidato que la gente elija, si los cálculos no fallan, se requieren trecientos cincuenta mil votos para registrar un candidato a la gubernatura, esto de acuerdo con el padrón electoral acreditado en la instancia encargada de organizar las elecciones, todo depende de la disposición y voluntad de los mexiquenses que ven la posibilidad de construir un Estado de México apegado a derecho, el ciudadano consciente tiene la palabra. ¿Usted amable lector está contento que sigan ganando elecciones con despensas, tinacos, enseres propios de la época, que a nada bueno nos ha conducido, para la imposición de un gobierno que no respeta su propia ley en el ejercicio del poder? Es pregunta, simple pregunta.