Muere el dibujante argentino Quino, autor de Mafalda

Fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias en 2014 y también recibió la Lgión de Honor de Francia.

El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido universalmente como «Quino», autor de Mafalda, murió este miércoles a los 88 años de edad, informó en Twitter su editor, Daniel Divinsky.

«Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará», escribió Divinsky, director de Ediciones de la Flor.

Quino solía pasar seis meses del año en España y seis meses en Argentina. Al momento de su muerte se encontraba en su ciudad natal, Mendoza (oeste), según la prensa local.

«Se fue mi segundo papá. Gracias por todo, Quino (1932-2020)», escribió en Twitter el dibujante y humorista gráfico argentino Miguel Rep.

El también caricaturista argentino Liniers lo despidió en Instagram con la frase: «Gracias maestro».

– Mafalda –

Hijo de andaluces, Quino había nacido el 17 de julio de 1932. A los 13 años ingresó al colegio de Bellas Artes en Mendoza, pero pronto se sintió «cansado de dibujar ánforas y yesos» y volcó su genio en la historieta y el humor, aunque en su primera etapa, sin palabras.

A los 18 años publicó su primera viñeta en Buenos Aires, pero no fue hasta los 30 cuando del trazo de su lápiz nació Mafalda, la niña que odia la sopa, concebida por encargo para una publicidad de electrodomésticos en 1963.

Con un humor sutil, cargado de crítica social, las tiras de Mafalda y sus amigos Susanita, Miguelito, Manolito, Felipe y Libertad, se publicaron desde 1964 hasta 1973.

Fueron esos los únicos personajes permanentes que dibujó y por los que ganó fama en el mundo entero.

Una escultura de Mafalda y sus compañeros lo honra en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires.

Quino fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias en 2014 y también recibió la Lgión de Honor de Francia.

En sus caricaturas siempre reivindicó la libertad, muchas veces ironizó sobre la explotación laboral y también hizo humor con el psicoanálisis.

Una de las última veces que se le vio en público fue en enero de 2015 en un acto en Buenos Aires para repudiar el atentado contra el semanario satírico francés ‘Charlie Hebdo’.

«Mafalda hubiera tenido una terrible pena por el atentado», dijo entonces Quino que asistió en silla de ruedas y con un cartel con la leyenda: «Yo soy Charlie».

– «Un lapiz es algo maravilloso»-

«A los tres años dibujé a mi tío. Descubrí que de algo tan simple como un lápiz podían salir personas, caballos, trenes, montañas… Un lápiz es algo maravilloso», aseguraba Quino.

A los 13 años ingresó al colegio de Bellas Artes en Mendoza, pero pronto se sintió «cansado de dibujar ánforas y yesos» y volcó su genio en la historieta y el humor.

«Hablando se arriesga uno a decir cosas equivocadas sobre el bien y el mal», explicaba para justificar su parquedad con las palabras.

Crítico despiadado de su trabajo, se definía como un pésimo dibujante.

«Dibujaba muy mal… Cometí un gran error», sostuvo alguna vez quien dijo haber aprendido el oficio «sudando tinta».

– Mafalda, sin privilegios – 

Aunque nunca renegó de la fama mundial que le trajo Mafalda, Quino siempre la consideró un dibujo más.

Con el mismo desapego un día de 1973, en el apogeo de su celebridad, dejó de dibujarla, simplemente porque consideró que «se repetía».

«Nunca la quise más que a mis otros dibujos», dijo sobre la niña que hizo reír a generaciones.

Humilde y de inefable franqueza Quino se consideraba a sí mismo como un hombre «introvertido y ‘patadura’ para el baile, como todos los humoristas».

Aquejado por problemas de vista y con dificultad para desplazarse, en 2006 dejó de dibujar.

Lo que más lamentaba era que su mala visión le impidiera disfrutar de su otra pasión: el cine.

«La última vez que fui la pasé muy mal», confesó en 2014.

Sus últimos años los pasó repartiendo veranos entre Argentina y España, porque le disgustaba el invierno.

Como Mafalda, Quino fue un declarado amante de la libertad, aunque sufrió la censura desde sus primeros trazos.

«En Argentina debí autocensurarme porque cuando empecé a dibujar en Buenos Aires me dijeron claramente ‘nada de militares, nada de religión, nada de sexo’. Y entonces, yo hablaba de todo eso pero de otra manera», rememoró alguna vez.

Cuando Mafalda llegó a España, durante la dictadura franquista, «salía con una banda que decía ‘sólo para adultos’ y también fue censurada en Bolivia, Chile y Brasil», recordó alguna vez.

Tras el golpe de Estado en 1976 en Argentina, se marchó primero a Italia y luego a España, su segundo hogar.

En el sinfín de distinciones que recibió a lo largo de su vida destaca la Legión de Honor de Francia y el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, ambos en 2014, en coincidencia con los 50 años de su criatura más famosa. 

En esa ocasión el jurado destacó que «los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad del trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento».