Periodismo en México: las letras con sangre se van

  El periodismo es una de las profesiones de mayor riesgo en México. En lo que va del año seis periodistas han sido asesinados; el último de esta lista es Javier Valdez, de quien se diera a conocer su deceso la tarde del 15 de mayo. De acuerdo con Reporteros sin Fronteras, en 2016, México […]

 

El periodismo es una de las profesiones de mayor riesgo en México. En lo que va del año seis periodistas han sido asesinados; el último de esta lista es Javier Valdez, de quien se diera a conocer su deceso la tarde del 15 de mayo.

De acuerdo con Reporteros sin Fronteras, en 2016, México fue el tercer país con el mayor número de muertes de periodistas en el mundo, superado únicamente por Siria y Afganistán.

La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, perteneciente a la Procuraduría General de la República (PGR), contabilizó 105 periodistas asesinados de 2000 a 2016, de los cuales, 31 se han registrado durante el mandato del presidente Enrique Peña Nieto.

Lo único altamente efectivo ante la represión, intimidación, amenazas y asesinato de periodistas es la impunidad.

El Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, afirma que la impunidad predomina en los asesinatos a periodistas – 99.75% de los casos -, con base en un estudio realizado sobre la libertad de expresión en el país.

Esto confirma que lo único altamente efectivo ante la represión, intimidación, amenazas y asesinato de periodistas es la impunidad.

Durante el mandato del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, de 2010 a 2016 se constituyó como el periodo más letal para este gremio, pues 17 periodistas fueron asesinados. La entidad que fue gobernada por el ex priísta sujeto a proceso, permanece con el mayor registro de asesinatos de periodistas por entidad, con 22 casos.

 

México en la mira por violencia

La violencia y asesinatos en contra de periodistas mexicanos, no sólo ha acaparado la atención de medios locales o nacionales, sino que es tema recurrente en los medios internacionales.

El periódico The New York Times afirma que “La Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una decisión en marzo que dicta que todos los delitos contra los periodistas deben enviarse a los tribunales federales. Sin embargo, la decisión de la corte todavía no es vinculante y sólo aplica para delitos nuevos, lo que quiere decir que una gran cantidad de casos se quedarán en los tribunales locales donde actualmente están. Estos cuentan con pocos recursos y son muy vulnerables a la corrupción”. [sic].

En una reciente participación, a propósito del día del periodista mexiquense, el 11 de abril, el periodista y también economista Humberto Musacchio sentenció la frase que quizá podría resumir la situación del periodismo en México: “Cuando las balas ganan, las plumas callan”.

La libertad de expresión en el país es un tema quizás utópico y que sólo queda en eso: una idea. A los mafiosos, tanto del poder como de la delincuencia organizada y demás grupos que atentan contra el sector informativo, pesa tener voceros de sus fechorías.

Con el hashtag #UnDíaSinPeriódicos, diversos medios decidieron hacer un “paro informativo” en solidaridad por los decesos de compañeros periodistas. A este acto se sumaron algunos medios como Noroeste, Vice, Cultura Colectiva News, Luces del Siglo, Lado B, Zona Franca, Proyecto Puente, Kaja Negra, Horizontal, El Siglo de Durango,Tercera Vía, El Popular de Puebla, Contraseña, Animal Político, Nexos, Tercera Vía, Sopitas entre otros.

 

Si la palabra es fuego, la muerte es agua

En meses pasados el periódico Norte, de Ciudad Juárez, anunció su retiro definitivo de la circulación. El rotativo, tras casi 30 años de trabajo ininterrumpido, cerró ciclos con una última publicación breve, pero concisa, que se podía leer en primera plana: “¡Adiós!”.

No es el primero, ni quizás el último caso de la necesidad de autocensura, intimidación, miedo, impotencia, coraje, frustración… por parte de un medio de comunicación.

Cuántas veces se incurre al anonimato por temor a represalias; grandes investigaciones periodísticas a nombre de Redacción por miedo a ser uno más de la lista.

Más de 100 periodistas asesinados en menos de 17 años son la prueba fehaciente de que las verdades duelen, cuestan y muchas veces se pagan, involuntariamente, con la vida.

Solidaridad y resignación mas nunca silencio.