Piden respetar hábitos de sueño

Respetar la hora de dormir y de despertar, constituye el mecanismo más importante para lograr rápida adaptación al horario de verano, señaló el titular de la Clínica del Sueño del Hospital de Especialidades del IMSS, Daniel Hernández Gordillo. El experto enfatizó que quien se resiste a ir a dormir “porque todavía hay luz”, es quien […]

Respetar la hora de dormir y de despertar, constituye el mecanismo más importante para lograr rápida adaptación al horario de verano, señaló el titular de la Clínica del Sueño del Hospital de Especialidades del IMSS, Daniel Hernández Gordillo.

El experto enfatizó que quien se resiste a ir a dormir “porque todavía hay luz”, es quien no solamente tendrá mayor dificultad para adaptarse al horario de verano, sino que resentirá más la somnolencia, la cual constituye el efecto más importante que dicho horario trae consigo.

El especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, indicó que el llamado reloj biológico funciona al margen de las condiciones de luz y oscuridad.

Manejó la hipotética circunstancia de estar encerrados en un búnker “donde no sabemos si es de día o de noche, vamos a dormir y a despertar cuando el cuerpo nos lo pida, nuestro ritmo o reloj biológico es muy constante, independientemente de los indicadores (luz y oscuridad), los problemas surgen cuando luchamos contra ellos”.

Así, dijo, lo ideal es que en días previos al establecimiento del horario de verano -domingo 6 de abril a las 02:00 horas- se intente despertar como si fuera ya el lunes, en que “tenemos que ir a la escuela o al trabajo” para que cuando llegue ese momento, “tengamos alguna adaptación y evitemos la somnolencia”.

Destacó que otra de las repercusiones que acarrea el horario de verano es a nivel metabólico, sobre todo en quienes deben monitorizarse, como es el caso de los diabéticos, sin que esto signifique que tenga implicaciones sobre la enfermedad.

“Lo que sucede es que tenemos establecidos también horarios para nuestras comidas” y si éstos se alteran, van a causar malestar en mayor o menor grado, al margen de que sea horario de verano o no, lo importante también es adaptarse, detalló.

Resaltó que entre más rápido se logre la adaptación, en esa misma medida se reducirán los riesgos inherentes a la somnolencia, que reiteró, es el efecto más importante referido por las personas respecto al horario de verano.

Añadió que cuando la persona anda somnolienta, su capacidad de reacción no es igual y si es niño, se notará en su rendimiento escolar, mientras que en los adultos, incrementará el riesgo a sufrir accidentes “se pueden quedar dormidos mientras conducen o cuando están operando alguna máquina”, apuntó.

Indicó que la adaptación al horario de verano toma en promedio dos semanas y afirmó que si rebasado ese lapso continúan las dificultades, es importante buscar ayuda profesional, sobre todo cuando empiecen a captarse datos como: cuadros recurrentes de infecciones respiratorias en niños o bien si éstos roncan.

En cuanto a los adultos, dijo, los síntomas a tomar en cuenta incluyen el cansancio excesivo a lo largo del día y el hecho de “cabecear” por quedarse dormido e igualmente si ronca y empieza a tener alteraciones en la presión e incremento de peso, lo mejor es acudir con el médico.

Aconsejó dormir de seis a nueve horas diarias, si las horas de sueño son menores o rebasan dicho rango, es malo porque “pasamos un tercio de nuestras vidas dormidos y esto se debe a que muchas funciones vitales del organismo tienen lugar durante el descanso”.