Primarias sin computadoras en México, son la mayoría

  Desde hace ya por lo menos unas tres décadas, la educación en el mundo es pensada como indisolublemente ligada a la computación. Parece imposible imaginar la labor de enseñanza-aprendizaje en el nuevo milenio apartada de las tecnologías de la información y la comunicación, que hasta hoy siguen teniendo en las computadoras a su más significativo representante. Las computadoras inauguraron una nueva era social, económica, administrativa y educacional al ofrecer nuevas formas de procesar la información: automáticamente. Hoy algunas de sus tecnologías derivadas, como los teléfonos celulares y la Internet, parecen reinar en la vida de la gente. Al menos
marzo 16, 2019

 

Desde hace ya por lo menos unas tres décadas, la educación en el mundo es pensada como indisolublemente ligada a la computación. Parece imposible imaginar la labor de enseñanza-aprendizaje en el nuevo milenio apartada de las tecnologías de la información y la comunicación, que hasta hoy siguen teniendo en las computadoras a su más significativo representante. Las computadoras inauguraron una nueva era social, económica, administrativa y educacional al ofrecer nuevas formas de procesar la información: automáticamente. Hoy algunas de sus tecnologías derivadas, como los teléfonos celulares y la Internet, parecen reinar en la vida de la gente.

Al menos en México hacia los años ochenta los cursos de computación en nuestro país se ofertaban como “complementarios” como “co-curriculares”. Después, en la década de los noventa, se ofertaban como el nuevo pasaporte al mundo laboral. Tomar un curso de computación o, en el mejor de los casos, cursar una carrera en ese ámbito, se convirtió en capacitación ventajosa para el nuevo mundo laboral. Ya a principios del presente siglo se volvió una especie de obligación: toda escuela debía contar con al menos una computadora con fines educativos o, en pocas palabras, comenzaría a ser considerada como obsoleta y marginal.

Pero esta forma de pensar la educación no necesariamente se corresponde con lo que en realidad tiene lugar en las escuelas ubicadas a lo largo y ancho del territorio nacional. Esta semana que concluye el Instituto Nacional para le Evaluación de la Educación (el INEE), sí, esa instancia que no sabemos todavía si sobrevivirá o terminará desapareciendo, compartió información valiosa para ponderar el tipo de realidad que tenemos cuando se habla de escuelas con computadoras. El dato más contundente es el siguiente: 56% de todas las escuelas primarias no cuentan con una computadora que se utilice con fines educativos. A nivel secundaria el porcentaje es un poco menor: 24.5% de las escuelas de este nivel no cuentan con equipos de cómputo que puedan emplear los estudiantes. Estas cifras –aclara el INEE– se corresponden al ciclo escolar 2016-2017, que es cuando se hizo el estudio más reciente sobre estos temas.

Puesto en otros término, sólo 44% de primarias y 75.5% de las secundarias cuentan con, al menos, una computadora que se utilice con fines educativos. Y de estos porcentajes sólo 70% de esos equipos puede conectarse a internet, el resto no cuentan con esa conexión. Otro de los datos relevantes revelados por el INEE es que en el periodo 2007-2008 el porcentaje de escuelas primarias que contaban con computadoras para fines educativos era mayor: 50%. Y el punto más bajo se tuvo en el sexenio pasado, pues en el ciclo 2013-2014, la cifra cayó a 39.6%.

Además, estudios como estos nos confirman que la marginación en la que se encuentran las escuelas en los ámbitos rural e indígena es mayúscula: las escuelas primarias asentadas en zonas indígenas tienen un más alto porcentaje de planteles sin computadoras para fines educativos: 75%. En los casos de Chiapas y Tabasco, las escuelas de este nivel que cuentan con computadoras para los estudiantes no llegan ni a 20%; lo anterior contrasta con el caso de la Ciudad de México, donde 80% de los planteles tiene computadoras que se usan con fines educativos.

Esta es parte de la realidad física en la que se desarrolla la educación día a día en las escuelas en México.  Y, mientras en el mundo se discute cómo sacarle el mejor provecho pedagógico a las computadoras, nosotros primero tenemos que ver cómo dotar a todos los planteles de estos equipos, para luego ver la manera en que los estudiantes mexicanos puedan poseer las condiciones de participar plenamente en la vida económica, social y cultural que les rodea y que están indisolublemente articuladas con las tecnologías informáticas.

 

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