Sálvese quien lea

Jardín de cemento Cuando apareció ésta, su primera novela, Ian McEwan ya era considerado “uno de los máximos portavoces literarios de su generación” en su natal Inglaterra; no obstante, esta perturbadora ficción marcó un parteaguas en su obra, y sigue generando –al mismo tiempo– resquemor y atracción. Narrada por Jack, un adolescente de quince años, […]

Jardín de cemento

Cuando apareció ésta, su primera novela, Ian McEwan ya era considerado “uno de los máximos portavoces literarios de su generación” en su natal Inglaterra; no obstante, esta perturbadora ficción marcó un parteaguas en su obra, y sigue generando –al mismo tiempo– resquemor y atracción.

Narrada por Jack, un adolescente de quince años, esta historia se centra en una aparentemente normal familia, que debe afrontar el fallecimiento del padre; un poco más tarde, su mamá contrae una enfermedad muy seria, y también fallece. Una vez que se encuentran solos, Jack, junto con Julie –la hermana mayor–, Sue y el pequeño Tom, se enfrentan a una posición inverosímil de supervivencia, un espacio de tenebrosos confines y mentes atormentadas, de tristeza, tragedia e incluso incesto y sadismo.

El propio McEwan describe a “Jardín de cemento” como “un relato algo estremecedor acerca de las cadenas edípicas que a la vez amenazan y cimientan las relaciones familiares”, en donde estos niños y adolescentes (unos “enfants terribles” en toda la extensión de la expresión) deberán afrontar el despertar de su sexualidad, la soledad y, sobre todo, la muerte.

Una novela entrañable, que posee –como señala “The Washington Post”– “el suspenso y el impacto de ‘El Señor de las moscas’”.

Como dato curioso, esta novela fue adaptada al cine por Andrew Birkin (con la cual este director obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Berlín), y tiene como protagonistas a Andrew Robertson y a la excepcional Charlotte Gainsbourg; todo ello resulta una garantía para verla.