Sálvese quien lea

Buscalacranes Francisco Hinojosa ha publicado relatos, poesía, crónicas y otros géneros periodísticos; pero por lo que más lo ubica la gente es por su faena encauzada hacia la literatura infantil –aunque no sólo los niños pueden disfrutar su quehacer–. Tiene publicadas cerca de una treintena de obras de este género, entre las que sobresalen “La […]

Buscalacranes

Francisco Hinojosa ha publicado relatos, poesía, crónicas y otros géneros periodísticos; pero por lo que más lo ubica la gente es por su faena encauzada hacia la literatura infantil –aunque no sólo los niños pueden disfrutar su quehacer–. Tiene publicadas cerca de una treintena de obras de este género, entre las que sobresalen “La vieja que comía gente” (Premio IBBY en 1984) y la ya clásica entre los peques “La peor señora del mundo”.

Y si a un texto suyo le sumamos el trabajo de Rafael Barajas, “El Fisgón”, uno de los caricaturistas políticos más fustigadores, puntillosos y talentosos, seguramente obtendremos un libro por demás interesante. Y tal es el caso de “Buscalacranes”.

La historia nos presenta a tres niños, expertos atrapainsectos, quienes acuden al llamado de un científico que necesita alacranes para crear una cura para una terrible enfermedad, que provoca que el paciente se vaya encogiendo hasta que “¡bamp!”, desaparece.

Lo más interesante del oficio de Hinojosa es que no le interesa tratar con personajes caducos y agotados en la literatura infantil, como las princesas, los duendes y las hadas. Siempre ha defendido su postura de que los niños quieren y deben leer sobre “temas duros”, incluidos algunos que los padres siempre quieren censurar, como la muerte, los divorcios y la diversidad sexual. Y la obra que nos ocupa no es la excepción: bullying, defunciones e incluso su sorpresiva conclusión –que para nada es un final feliz– nos convencen de que los niños son seres pensantes, que “sí saben diferenciar muy bien realidad de ficción”.

No soy muy afecto a los libros para niños (creo que nos importantes por su función de atraer al público joven a la lectura, pero a mí no me encandilan), pero “Buscalacranes” es un libro entretenido y ameno, que bien pueden disfrutar también “los grandes”.