Sálvese quien lea

Bartleby, el escribiente Dos obras destacan entre la briosa producción de Herman Melville: el gran clásico “Moby Dick” (novela fundacional, egregia, cúspide de la entonces incipiente nación de las barras y las estrellas) y “Bartleby, el escribiente”, un descorazonador relato, considerado precursor de la literatura del absurdo y del existencialismo. A un despacho de amanuenses […]

Bartleby, el escribiente

Dos obras destacan entre la briosa producción de Herman Melville: el gran clásico “Moby Dick” (novela fundacional, egregia, cúspide de la entonces incipiente nación de las barras y las estrellas) y “Bartleby, el escribiente”, un descorazonador relato, considerado precursor de la literatura del absurdo y del existencialismo.

A un despacho de amanuenses jurídicos llega un extraño personaje: Bartleby, de porte enjuto y rostro apacible. Inicialmente, el hombre parece muy diligente y enfocado, pues todo el tiempo permanece en la oficina trabajando más; conforme pasa el tiempo, comienza un procrastinador discurso (para no hacer nada de lo que le piden) con una emblemática frase, que quedará para los anales de la historia y que sublevará la configuración literaria: “Preferiría no hacerlo”; no en balde Rodolfo Mendoza Rosendo dice, en el prólogo de la edición que la Universidad Veracruzana incluyó en su “Biblioteca del Universitario”, que “No por nada se ha dicho que la literatura de Kafka en realidad se funda con Melville, pues vemos en ‘Bartleby’ ya no la sucesión de peripecias como en sus obras anteriores, sino la construcción y reconstrucción de una realidad alterna, propia, interna. ‘Bartleby’ ha insinuado a los críticos y lectores un sinfín de lecturas: su trama, su lenguaje, sus personajes, el ambiente, los lugares cerrados son absolutamente sugerentes. Es prodigioso, y hasta inesperado, cómo su autor logra con un personaje ‘inamovible’ y una obra tan corta toda una revolución”.
Según Jorge Luis Borges –quien lo tradujo del inglés, para la edición de Siruela–, este relato “es más que un artificio o un ocio de la imaginación onírica; es, fundamentalmente, un libro triste y verdadero que nos muestra esa inutilidad esencial, que es una de las cotidianas ironías del universo”. Es, finalmente, una obra maestra de la literatura universal.