La soberbia de las élites partidistas

La soberbia de las élites partidistas
Le dieron la espalda a sus simpatizantes en busca de un espejismo denominado gobierno de coalición

Los creadores de la alianza PAN-PRI-PRD-Nueva Alianza deberían avergonzarse de haber traicionado, de ceder paso al pragmatismo sobre las ideas, de desdeñar las luchas y logros del pasado, apostando a la incertidumbre de un mañana que no llegará.

Muchas voces disidentes fueron ignoradas, muchos de los actores de peso que abandonaron el tricolor y el PAN se cansaron de decir que era un absurdo que el segundo se aliara al primero, siendo que se creó para combatirlo y lo que es más, muchas veces fue agredido y humillado.

El rojo del PRI se destiñó hasta convertirse en rosa, el azul y amarillo desaparecieron hasta de los espectaculares, para dar paso a una rara paleta de colores, como vergonzante muestra de sometimiento.

Ya de las ideas y principios ni hablamos, ignoraron su pasado y comprometieron su futuro, le dieron la espalda a sus simpatizantes en busca de un espejismo denominado gobierno de coalición.

Paradójicamente, a la militancia de verdad lo que le sería mejor es que se pierda y por mucho, para que no quede duda del error y de los responsables, que se vayan de una vez todos aquellos liderazgos que acapararon el poder y se enriquecieron, ellos son los verdaderos traidores y responsables del hartazgo social, no los militantes.

Sin embargo, del lado de Morena-PT-PVEM, también las élites, en su soberbia, son ejemplo de divisiones internas. Empezando por los cacicazgos que en el pasado vendieron descaradamente la derrota de sus candidatos y se aferran a ser la voz cantante.

El canibalismo de izquierda se da entre los que se consideran fundadores, puros o dueños de la exclusividad sobre los afectos de AMLO. Desdeñar a los recién llegados o distintos, qué patético, se pelean sin conciencia de que aún no han ganado nada.

En el territorio existen traslapes de estructuras, y los “líderes mezquinos” parecen inconscientes de que los rivales son otros, los que los han derrotado siempre, se meten el pie entre ellos, le hacen el juego a los que supuestamente debieran enfrentar.

Un cambio sustentado en barro y no en causas se caerá rápidamente provocando desilusiones, las diferencias no resueltas de hoy, serán el fracaso del mañana.

Un liderazgo real no se debiera sustentar en supuestos derechos previamente adquiridos, no entenderlo así, es estar fuera de la realidad social. Si en este momento es así, ¿qué pasará si llegan a ser gobierno y más aún, cuando formalmente deje la presidencia AMLO?

Paradójicamente, lo que puede ser mejor para la ciudadanía es tomar conciencia de que son soberanos del verdadero poder, expresar su voluntad copiosamente en las urnas, votar y ser responsables de su presente: si les falla, no importa, siempre pueden “botar” muy lejos a los que sean.