¿Vamos a la FILEM?

Hace dos años, cuando se anunció el nacimiento de la Feria Internacional del Libro del Estado de México (FILEM), escribí en este mismo espacio que organizar una feria del libro puede ser una iniciativa plausible para fomentar la lectura y, con un poco de suerte, acercar al mundo de los libros a ciertos sectores de la población. Otorgando el beneficio de la duda a ese esfuerzo dejamos en tono de interrogante lo que se podía esperar de la FILEM con el paso del tiempo. En el año 2015 dije que era evidente un gasto mayúsculo en instalaciones e invitados y
agosto 17, 2017

Hace dos años, cuando se anunció el nacimiento de la Feria Internacional del Libro del Estado de México (FILEM), escribí en este mismo espacio que organizar una feria del libro puede ser una iniciativa plausible para fomentar la lectura y, con un poco de suerte, acercar al mundo de los libros a ciertos sectores de la población. Otorgando el beneficio de la duda a ese esfuerzo dejamos en tono de interrogante lo que se podía esperar de la FILEM con el paso del tiempo. En el año 2015 dije que era evidente un gasto mayúsculo en instalaciones e invitados y que sería deseable esperar que ello se reflejara en el número de visitantes o en las ventas de los expositores.

Trascurrió un año y, en agosto de 2016, escribimos igualmente en este espacio que al anunciarse la segunda edición de la FILEM resultaba evidente que no hubo un crecimiento: se anunciaron entonces 150 casas editoras participando (exactamente el mismo número que en 2015), o sea que tras su primera edición la Feria no logró sumar ni un solo expositor más, se contrajo todo a una sola sede, el número global de actividades artísticas y académicas fue menor que las de 2015, además de que no se anunciaron figuras “taquileras” para presentar algún libro o dictar una conferencia que cumplieran el objetivo de atraer a los visitantes de la feria.

En esas fechas dijimos: "hay que esperar los resultados de esta feria y dentro de un año veremos en qué sentido marcha". Bien, pues ya pasó ese año y se nos ha anunciado la tercera edición de la FILEM y resulta inevitable pensar en su pronta desaparición, pues en conferencia de prensa, el Secretario de Cultura del gobierno estatal dijo que este año "serán 67 casas editoras de 8 países las que estén presentes en esta tercera edición, que tendrá más de 215 eventos y actividades". Así, al cabo de dos años en la Feria se ha reducido a menos de la mitad el número de sellos editoriales exponiendo y de las 450 actividades académicas, artísticas y talleres que se anunciaron el año pasado, ahora sólo se reducen a 215.

Aunque un sentimiento especial tenemos por esta edición 2017 de la FILEM, pues tendremos oportunidad de presentar un libro nuestro, es evidente que dicha Feria no marcha por buen camino y las razones ya las habíamos expuesto: la actividad editorial es básicamente una industria, una feria del libro es un estrategia de marketing para las empresas. En ese sentido, si éstas no tienen por parte de los organizadores información clara sobre el total de visitates (con datos auditados de la edición anterior), sobre su flujo por hora, los días más activos, la cantidad efectiva de visitantes cualificados y sus acompañantes, el indice de interés de los visitantes (que es un registro muy técnico, útil para las ventas) y otros datos que permitan a los expositores ver su asistencia a la feria como una actividad con objetivos comerciales claros y alcanzables, difícilmente podrán crecer el número de sellos editoriales que tomen parte.

Los números que ahora se han anunciado parecen confirmar que la decisión política de montar un evento que de para muchas fotos bonitas de la inauguración no ha sido respaldado por la visión comercial que rige las conductas de la industria editorial. Ojalá la gente decida ir a la Feria y con su asistencia sostenga por más tiempo este proyecto.

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