Texto y fotos: Carlos Escutia
Cuando pensamos en ríos, regularmente se nos viene a la cabeza un espacio verde, con vegetación, algunos animales, tranquilidad y paz.
Es común imaginar que, donde se encuentra alguno, es posible alejarse de la ciudad y tomar un respiro y hacer clic con la naturaleza. Pero el Río Lerma no cumple con estas expectativas.
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Al cruzarlo por la carretera México-Toluca el olor nauseabundo es una parte inherente de este cauce de agua, ya que se vierten residuos tóxicos industriales a lo largo de sus 750 kilómetros de longitud.
Nace en los manantiales del municipio de Almoloya del Río y atraviesa los estados de México, Querétaro, Guanajuato y Michoacán para desembocar en el lago de Chapala.
En su paso por el municipio de San Mateo Atenco, en el Valle de Toluca, los habitantes de la zona se lo han apropiado.
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Antes de que el sol salga, decenas de personas corren sobre un camino de terracería que se encuentre a un costado del río.
Mientras el agua burbujea por los desechos tóxicos y se percibe un olor nauseabundo, algunos runners entrenan para carreras a disputarse en el Valle de Toluca o en la capital de país.
Algunas otras prefieren caminar mientras pasean a sus perros y otras corren al trabajo o a dejar a sus hijos a la escuela.
La basura y los grandes desagües de aguas negras no son impedimento para que los habitantes de esta zona se hayan apropiado del río interior más largo de México y que, cada año, disminuye su nivel de agua por las grandes cantidades de basura que obstruyen su cauce.
Asociaciones civiles, universidades, administraciones municipales y estatales, así como activistas han hecho esfuerzos por sanear el río. Sin embargo, el poder de las decenas de empresas que lo utilizan para desechar sus residuos tiene más poder.
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¿O quizá sea la opacidad, la corrupción y la falta de políticas públicas eficientes las que provocaron que se mantenga así?
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El río con el que contamos en el Valle de Toluca no se parece al estereotipo. Su contaminación lo vuelve un espacio donde la paz y la tranquilidad no forman parte de su ser.