Fallece el escritor Roberto Fernández Iglesias, autoridad literaria en el altiplano mexiquense

Desde hace varios años, muchos dolores corpóreos le aquejaban al poeta panameño, nacionalizado mexicano, Roberto “El Gordo” Fernández Iglesias, quien a sus 78 años dejó de existir este martes 23 de abril, según se lee en la página de Facebook del grupo literario que lideró por décadas en México y que durante lustros se presentara, […]

Desde hace varios años, muchos dolores corpóreos le aquejaban al poeta panameño, nacionalizado mexicano, Roberto “El Gordo” Fernández Iglesias, quien a sus 78 años dejó de existir este martes 23 de abril, según se lee en la página de Facebook del grupo literario que lideró por décadas en México y que durante lustros se presentara, sin falta, todas las noches de lunes culturales en el café Biarritz de Toluca, TunAstral, ese colectivo de voces poéticas, literarias, de investigación y análisis del altiplano mexiquense, donde sentó sus bases hace medio siglo, el también crítico literario, ensayista, editor, periodista, docente de literatura e incansable promotor cultural.

“La poesía latinoamericana está de luto. Hoy, 23 de abril, en el Día Mundial de la Poesía y el Día Mundial del Libro, muere Roberto Fernández Iglesias. Un día como hoy, pero de 1616 muere en España, Miguel de Cervantes Saavedra y en Inglaterra, en el mismo día y año, muere Shakespeare”, se lee con tristeza en el muro del “CaraLibro” del grupo literario que arropó a decenas de noveles y experimentados escribanos del Valle de Toluca y allende las fronteras, donde tenía alcance el peso y autoridad de una de las principales figuras culturales mexicanas-mexiquenses.

Al momento de su muerte, las redes sociales activaron los pésames de la comunidad intelectual del Estado de México, la clase media ilustrada, y aquellos que lo reconocieron, tanto en la Ciudad de México, como en todos los foros donde pisó por más de medio siglo de intenso proceso creativo, hasta que la edad lo alcanzó y los pesares diversos de su menguada salud, propio de un hombre de su edad, lo alejó poco a poco de los espacios artísticos donde solía vérsele, ya sea en su amado Metepec, donde construyó su hogar, con una brillante biblioteca; o en su sede laboral en Toluca, donde hizo valer su capacidad y talento en los tres niveles de gobierno. El tiempo y el reloj asistieron a quien respondía en vida con agrado de aquellos que siempre lo apreciaron: “El Gordo” Fernández Iglesias.

De afable voluminosa y alta figura, abultada y alborotada barba canosa, de iguales cabellos (la mayoría de las veces, cubiertos de gorras de diversos estilos y cortes), el autor de “En tiempo de recuerdo” (TunAstral, 2000), “Falso Contacto” (Centro Toluqueño de Escritores-CTE, 1996), “Trastienda” (TunAstral, 1994), “Retrato parcial” (CTE, 1985) y “Celebrar la palabra” (CTE, 1985), entre más de una decena de libros de poesía y ensayos, siempre estaba dispuesto a poner el dedo en la llaga del análisis de contenido, pero al mismo tiempo, con humor negro, apoyaba a todo aquel que deseara una profunda respuesta a sus obras, como la de otros literatos. Como buen panameño, amaba la música de su connacional Rubén Blades, a quien fue a ver cantar a la Plaza de los Mártires durante un concierto organizado por la administración de la entonces alcalde, María Elena Barrera Tapia.

Las autoridades culturales y amigos cercanos le rindieron pleitesía en vida en varias ocasiones, por lo que buscamos sin éxito, opiniones en torno a su creación literaria, pero siempre escuchamos decir al poeta argentino Pedro Salvador Ale; a la poeta oaxaqueña Flor Cecilia Reyes; el vate metepequense Marco Aurelio Chávezmaya y muchos otros cercanos al literato centroamericano, que su aportación a la letras mexiquenses y nacionales, fue referente para que muchos escritores toluqueños contemporáneos se les abriera las puertas con mayor facilidad en todos lados.

Despedimos al maestro, quien recibiera entre otras distinciones el Premio Estatal de Poesía, en 1984; el Premio Estatal de Cuento Edoméx, en 1984 y el Premio Tolotzin Edoméx, en 1983, con uno de sus poemas que marcaron su despedida en Facebook: “Resorte” de Roberto Fernández Iglesias (1941-2019):

“Si la vida es un resorte/ de química y sueños./ La muerte/ deberá/ ser:/ El alargamiento/ la pérdida de tensión./ Ahí queda/ todo/ Hasta la química/ Sólo se transforman los sueños”.