Feminicidas seriales en el Edomex

Del 2018 a la fecha han detenido a 3 multifeminicidas en la entidad: Juan Carlos Hernández Bajar de Ecatepec, Óscar García de Toluca y Andrés Mendoza de Atizapán

Por Jeanette Estrada

Feminicidas seriales en el Edomex

El Estado de México concentra el mayor número de feminicidios a nivel nacional, de enero a agosto de este año se han cometido 77 según cifras oficiales. Del 2018 a la fecha han detenido a 3 multi feminicidas en la entidad: Juan Carlos Hernández Bajar de Ecatepec, Óscar García de Toluca y Andrés Mendoza de Atizapán, todos ellos detenidos por cometer más de un feminicidio con extrema violencia; por esta razón han sido denominados como “monstruos”. 

Impunidad

El acceso a la justicia en el Estado de México es un factor que recrudece la violencia, ya que no se investiga ni existen consecuencias legales para los feminicidas y violentadores. Andrés Mendoza, feminicida serial de Atizapán, desapareció y asesinó a mujeres por al menos 20 años sin que nadie se percatara de ello. 

Las investigaciones datan que las desapariciones de mujeres estaban relacionadas entre sí; sin embargo, las autoridades no reportaron líneas de investigación ni avances desde 10 años atrás, lo que posibilitó que las desapariciones reportadas no se resolvieran.

De hecho, Andrés Mendoza ya había declarado ante las autoridades por la desaparición de una mujer, pero no le dieron seguimiento al caso, por lo que no hubo indicios que demostraran su culpabilidad o complicidad.

La Colectiva Lunas Tlalnepantla explica, en entrevista, que esta situación es posible porque las autoridades llevan años sin hacer su trabajo. Además de la revictimización a la que se enfrentan las familias y las mujeres cuando denuncian.

“La sociedad permite que no haya consecuencias, es posible que desaparezcan mujeres, niñas y niños y que nadie haga nada por 20 años. Calculan que esta persona (refiriéndose al de Atizapán) llevaba 20 años cometiendo este tipo de asesinatos; es posible que lo haga porque no hay una consecuencia; no sé qué esperaban las autoridades para ejercer castigos que sancionen”, explican.

Una situación similar ocurrió con Óscar García, feminicida en Toluca, pues cometió al menos 4 feminicidios en total impunidad; fue por la insistencia de padres de una joven desaparecida que se realizó un cateo a su casa. Ahí encontraron restos humanos de mujeres, por lo que las autoridades emitieron una ficha de búsqueda.

Lo mismo se vivió en el caso del multifeminicida de Ecatepec, quien junto con su pareja sentimental cometió alrededor de 20 feminicidios. En ese momento las Fiscalía General de Justicia del Estado de México sostuvo que nunca antes había ocurrido algo así en la entidad, por lo que se encontraban desconcertados.

Para Lydiette Carrión, periodista y autora de “La Fosa de agua. Desapariciones y feminicidios en el Río de los Remedios”, no es creíble en el caso de Ecatepec de pensar que una sola persona cometiera tantos feminicidios, por lo que pareciera que las autoridades buscan dar carpetazos a las investigaciones de múltiples feminicidios con la detención de una persona.

Por ello, aunque los feminicidas seriales son detenidos los casos continúan, pues para la periodista entrevistada por La Hoguera Mx, estas detenciones son “coartadas judiciales” para invisibilizar casos muy graves.

La Colectiva Lunas Tlalnepantla explica que la falta de herramientas en perspectiva de género y políticas públicas eficaces agudizan la impunidad: “Nosotras como mujeres estamos hastiadas, fastidiadas, asqueadas de que nos digan que lo decimos no es cierto, que todas las inconsistencias de las autoridades denunciamos nos digan que es falso, que nos digan que no se puede hacer nada, cuando nosotras como mujeres organizadas podemos regresar infancias a sus domicilios”

El caso de Fernanda Sabalza se suma a la injusticia que impera en el Valle de México. La joven de 19 años y madre de un niño, fue asesinada el 20 de junio del 2020 en el transcurso de su casa al salón de belleza. La familia de la jóven investigó por su cuenta la última persona con quién se le vio a Fernanda, una videocamara de vigilancia capta la imagen del hombre, sin embargo, las autoridades han dejado ipune el caso.

Lunas Tlalnepantla añade que existen suficientes pruebas para vincular a proceso al presunto feminicida de Fernanda pero la negligencia y los posibles vínculos del feminicida con el crímen organizado; así como la impunidad han generado que a casi un año del asesinato de Fernanda no existan responsables del crímen.

No son monstruos, ni enfermos mentales son feminicidas

Han sido, principalmente, las tesis feministas las que han señalado que los feminicidas no son “monstruos”, sino hombres funcionales en la sociedad que matan a mujeres por el machismo y la misoginia y que son sostenidos por la impunidad. 

Ana Laura López Villegas, maestra en sociología, explica en entrevista que socialmente se les considera monstruos a los feminicidas, porque se pretende individualizar un problema que tiene diferentes causas.

“Generalmente tratamos como monstruos algo que nos parece muy violento, pero es mucho más fácil decir que es un individuo malo, al que hay que reformar (hablando en términos de cárcel), pero es un individuo al que hay que corregir. Entonces, desplazas o invisibilizas que hay toda una cultura violenta que está operando (…). La sociedad está operando para evitar ver que hay una violencia sistemática en contra de las mujeres”, explica Ana López.

Es decir, el fenómeno no es analizado como un problema social en donde se fomenta la violencia hacia las mujeres, sino como un problema individual. Definir a un feminicida como monstruo es asumir que son sujetos “locos” o “enfermos mentales” los que cometen estos crímenes violentos; alejando la posibilidad de entender la violencia feminicida como una realidad pandémica que sucede a diario y no solo de forma particular.

Además de ser llamados monstruos, los feminicidas son denominados asesinos seriales; pero Ana López argumenta que esta narrativa se ha construido desde el siglo XIX con la finalidad de falsear las investigaciones de los feminicidios y construir un sujeto mítico, generalmente construido por las autoridades, descrito como alguien que busca a mujeres con determinadas características; pero la realidad no siempre es así.

Lo anterior permite deducir que los hombres que cometen los feminicidios son sujetos sanos producto de condiciones sociales, económicas y culturales que posibilitan la violencia hacia las mujeres.

“La violencia contra las mujeres es sistemática, eso significa que hay una serie de procesos que van creando las condiciones para que la violencia contra las mujeres se ejerza; que hay ciertos sujetos que llevan esa violencia al extremo, sí, pero es consecuencia de una serie de condiciones que hacen posibles a esos sujetos (…) Son estos hijos sanos de estas sociedades dañadas”, precisa Ana López.

De hecho, la teoría feminista desde la época de los 90’s ha investigado los feminicidios para comprender el fenomeno. La socióloga Julía Monárrez escribe que los feminicidas no son “psicópatas misteriosos” y explica, en la misma línea que la feminista Jane Caputi, que los crímenes son “consecuencia lógica del sistema patriarcal que mantienen la supremacía masculina”.

Para la Colectiva Lunas Tlalnepantla la categoría “monstruo” deshumaniza a los feminicidas y quita seriedad a la violencia contra las mujeres en la entidad; así como responsabilidad a las autoridades para impartir justicia. Por ello, las feministas han hecho hincapié en que los feminicidas son hombres “normales” que se relacionan con su comunidad, son participativos y responsables.

Vecinas de Andrés Mendoza, explicaron a este medio que se sienten con miedo luego de enterarse de los feminicidios que cometió el hombre de 72 años, a quien describen como una persona amable y buena.

“Es increíble que veíamos a una persona grande y que de repente nos saludaba […], a veces venía acompañado, y de repente ver y saber que tenemos a una persona pues con ese trastorno es de miedo. Estamos muy desconcertados y aterrorizados todos los vecinos”.

Asimismo, Lunas Tlalnepantla explica que esta perspectiva de denominar monstruos a los feminicidas construye a un sujeto aislado que está enfermo; desvinculando de los feminicidios diarios que se cometen en la entidad y en el país; es un intento de justificar los crímenes atroces que cometieron.

“Esta narrativa quita una responsabilidad muy grande a las autoridades, quita una responsabilidad muy grande al sistema porque es una violencia sistemática la que sufrimos las mujeres, estos casos no son aislados ni son atípicos, están ligados con los 11 feminicidios diarios que hay en el país (…) Justamente, este “monstruo de Atizapán” como le llamaron, es resultado de esta violencia y complicidad entre autoridades porque pasaron muchísimos años”, precisa Lunas Tlalnepantla.

La colectiva sostiene que llamar monstruos a los asesinos posibilita que los medios de comunicación fijen su atención en los feminicidas y no en los actos que realizaron; además de que existe poca atención a las víctimas y la memoria de éstas.

Múltiples causas de los feminicidios

Las causas de los feminicidios son múltiples, no hay una sola explicación que pueda responder a la pregunta. Por un lado, se encuentran las respuestas de las teorías feministas en los años 90 ‘s que explicaban que los feminicidios se debían a la dominación masculina y el odio hacia las mujeres. Luego a estas investigaciones se sumaron aportaciones sociológicas y antropológicas que intentan dar cuenta del conjunto de condiciones sociales, económicas y culturales que causan los feminicidios. 

Ana López argumenta que no existe una raíz para explicar los feminicidios, pues a veces los investigadores tienden a separar las violencias que sufren las mujeres en violencias simbólicas o culturales, por un lado, y las desigualdades y la violencia económica, por otro.

“Yo creo que tendemos a mirar las dominaciones separadas (…) no podemos señalar una raíz, sino que hay muchos factores. (…) Todo se va entretejiendo y se van creando las condiciones sociales. Tenemos que ver como hay unas condiciones económicas y materiales que permiten y alientan la dependencia de las mujeres hacia los varones.”

Las condiciones materiales tienen que ver con las desigualdades económicas a las que se enfrentan las mujeres y la mayor parte de la población en la entidad. La violencia machista no radica únicamente en los golpes e insultos que una mujer recibe, sino en el nulo acceso a la educación, a la cultura, salud, vivienda y empleo digno; condiciones que posibilitan la violencia contra las mujeres en todos sus ambitos y que merman la participación de las mujeres en el espacio público.

A esto se suma que las autoridades no garantizan seguridad, ya que las mujeres se encuentran en situaciones de vulnerabilidad cuando transitan por calles sin alumbrado público, sin transporte seguro y en espacios hostiles para ellas. Al respecto las políticas que se han implementado para el mejoramiento de los servicios públicos son nulas.

“Todas estas cosas que parece que estan desconectadas de la violencia contra las mujeres, por ejemplo el hecho de que no haya calles iluminadas o no haya pasos peatonales pone en riezgo la vida de las mujeres (…) son todas estas cosas que agudizan la violencia contra las mujeres pero que no son consideradas porque no pareciera tan obvio”, precisa Ana López.

En este sentido, Lydiette Carrión periodista y autora de la “Fosa de Agua. Desapariciones y feminicidios en el Río de los Remedios”, en entrevista para La Hoguera Mx explica que una de las causas de los feminicidios es la presencia de crimen organizado, puesto que deriva en extrema violencia y sadismo contra las mujeres.

Además, la periodista señala que las condiciones habitacionales de los lugares también influyen a que los feminicidios prevalezcan, ya que la construcción de tejido social depende de que la ciudadanía tenga acceso a áreas verdes, educación de calidad, seguridad, alumbrado y acceso a la cultura.

Por su parte, la Colectiva Lunas Tlalnepantla argumenta que la raíz de los feminicidios son la misoginia, ya que todavía se cree que las mujeres pertenecen a los hombres y son vistas como objetos. Además la impunidad, es otro factor que alienta a los hombres a cometer estos actos violentos.

“Todavía vivimos en un país en donde no se ha roto esa creencia de que las mujeres debemos vivir sumisas a los hombres, que estamos hechas para quedarnos en casa al cuidado de los hijos y que las parejas tienen derecho a agredirnos, ya que nos ven como una propiedad, como un objeto”, señalan.

Edomex territorio feminicida

El Estado de México es el más poblado a nivel nacional y uno de los más importantes en materia económica por la cantidad de industrias que alberga. Asimismo, en la entidad el 40.4% de la población está en situación de pobreza extrema por ingresos; es decir, que casi la mitad de la población no tiene acceso a los servicios básicos y tienen limitado acceso a la canasta alimentaria, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

La socióloga Ana López expresa que debido a las características económicas e industriales, el Estado de México es un lugar que produce mercancías, pero que al mismo tiempo genera condiciones de desigualdad por la pobreza a la que se enfrentan la población. Por ello, aunque las mujeres tengan acceso a empleos y a una aparente independencia económica, ésta se ve limitada por el entorno en el que las mujeres se encuentran.

López añade que las condiciones políticas del Edomex como la concentración del grupo priista de Atlacomulco y el hecho de que la entidad sea una de las más importantes a la hora de votar hace casi imposible que pueda investigarse a fondo la violencia que vive la ciudadanía.

Por su parte, Lunas Tlalnepantla expresan que la ubicación geográfica influye en el índice de feminicidios, así como las condiciones de marginación  y contextos de violencia a los que se enfrentan los municipios periféricos de la entidad.

“Es muy importante resaltar la ubicación, los municipios del Estado de México son periferia y están rodeados de violencia y de marginación, no sólo de una violencia física, marcada notablemente, sino también de una violencia simbólica que se hace presente para las mujeres; la impunidad es otro factor”, ahonda la colectiva.

La colectiva argumenta que la negligencia , la corrupción y la presencia del crimen organizado son otros factores que fomentan la impunidad y, por lo tanto, los asesinatos de mujeres en el Estado de México, ya que en la entidad existe una alianza entre las autoridades y los criminales, es decir, existe una narcopolítica que agudiza la violencia que viven las mujeres.

“Hay una narcopolítica que está relacionada con los feminicidios (…), en el Estado de México hay una relación muy fuerte entre el crimen organizado y los gobiernos , las instituciones y las fiscalías; entonces, esa complicidad hace que esta violencia sea mucho más profunda y más exacerbada”.