Herida cubierta de malva o el dolor de tener un pariente adicto

Herida cubierta de malva o el dolor de tener un pariente adicto
Quienes conocen a Alonso leerán este texto pensando en su tono de voz y, quizá, imaginando su corporalidad pero también deberán agregar, de vez en vez, una inflexión contenida y dolorosa.

Metepec, Estado de México; 26 de septiembre de 2019. Mientras más intentaba hacer la nota de la entrevista que le hice a Alonso Guzmán respecto a Herida cubierta de malva –pliego inserto en la revista Grafógrafxs–  más me daba cuenta de que a este escritor originario de Toluca no se le puede cortar, no, se le debe leer completo porque su discurso: natural, atropellado y honesto, resulta ser un placer casi malsano. 

Por eso decidí transcribir –lo más fielmente posible– la entrevista, en realidad, una parte de ella, porque la conversación siguió respecto a Górgoro, libro de Alonso publicado en Diablura Ediciones del que deberemos hablar en otra entrega.

Quienes conocen a Alonso leerán este texto pensando en su tono de voz y, quizá, imaginando su corporalidad pero también deberán agregar, de vez en vez, una inflexión contenida y dolorosa.

 

Pregunta: Alonso, háblanos un poquito de herida cubierta de Malva

 

Alonso: Primero, muchas gracias Paty, por la entrevista, por interesarse en mi trabajo y por difundirlo… Herida cubierta de malvaes un texto muy curioso dentro de lo que escribo; regularmente mis proyectos los pienso, me tardo mucho tiempo pensándolos, este fue distinto, me pidieron un texto para La Morada –un saludo a Lucy Cárdenas y a Miguel Jaimes– en Larrañaga –espero que siga, parte importante de reunión para varios creadores de la ciudad de Toluca– regularmente yo tengo trozos gigantes de novelas que nunca he terminado y nunca terminaré, se me hizo como aburrido llevar algo así; quería que el texto valiera por sí mismo sin explicar tanto el contexto.

En ese momento yo vivía con mi hermano, él era baterista de Los malditos perros, mi hermano menor, y desde entonces andaba arrastrando por ahí una adicción al alcohol y a las drogas que, pues de momento, en el ambiente, si bien no es común no es un escándalo que alguien se meta sus truquillos, sus tragos, hasta que ya en la vida mi hermano fue tomado decisiones muy raras y, bueno, lo intentamos ayudar muchas veces, nunca se pudo.

Fue conmigo a vivir. Yo nunca he sido un buen hermano, no sé, no sé si soy un poco egoísta o algo, entonces yo tenía esa espina muy clavada, como un cardenche, siempre lo traes, entonces de ahí surgió. Yo estaba escribiendo solo, él se había ido con una pareja que tenía y empecé a escribir, con mi Tonayan, a preguntarme qué era lo que sentía por mi hermano y empezó el texto. Evidentemente me enfrenté con el pasado, porque hablar de un carnal es indudablemente que tienes que ver el pasado, te acompaña desde la infancia.

Me di cuenta de los momentos que pasamos juntos, bastante chidos; dormíamos juntos, nos bañábamos juntos… y eso me llevó a recordar viejas travesura de él, que a la larga pueden ser un poco terribles: como meter a los gatitos a la pileta o prender una paloma en una jaula, quemar una piñata en Navidad fue genial, pero muchas cosas de cómo era mi carnal y eso te lleva a pensar en tu familia, en mi padre, una figura bien imponente a través de la violencia. Le teníamos miedo, cabrón, era un respeto más bien temeroso, como llegaba a apañarnos y a golpearnos un poco, eso me llevó también a recordar esas heridas –que yo pensaba que era la de mi hermano–pero creo que una herida grande es una herida junto con chiquita con otra chiquita y otra chiquita hasta que se hace gigante y entonces empecé a tratar de ver a mi madre como mujer y con una compañía como la nuestra. 

Mi hermano casi no se movía, me acuerdo que mi mamá decía que mi hermano no se movía… y esa imagen me ayudó mucho, en el poema dice “tú el más silencioso”, porque me acuerdo que mi mamá corría al hospital porque él no se movía, hasta eso te remite. 

Sergio [Ernesto Ríos] le empezó a dar vida a este texto, a esta edición, le agradezco a él y a muchos lectores que lo tomaron muy cercano, fue un momento que nunca me ha pasado de nuevo, sentir por segundo que todo fluía, así surgió Herida cubierta de malva [el verso] es de un poeta español; yo soy pésimo –o me he lo creí en algún momento que soy pésimo–para los títulos, entonces me ando pirateando versos de otros para ponerle título a mis textos.

 

P: Como Los geranios y la nieve…

 

A: Exactamente, como Los geranios y la nieve 

 

P: Pues es una pregunta obligada que tiene que ver con el autor y su vida, este asunto tan discutido en términos académicos ¿qué tanto tiene que ver la vida del autor con la obra? ¿La obra es en sí misma?, pero ¿es inevitable que los que te conocemos no nos veamos afectados por el texto? ¿para ti como funciona esta relación?

 

A: No sé de que pueda escribir un ser humano si no es de su vida ¿no? Realmente hay motivos, búsquedas formales, búsquedas estéticas, sonoridades, intereses políticos, económicos, que se van confabulando, pero todo parte de tu interés, todo parte del hombre o mujer que eres; decía Sartre que no hay que preocuparnos por lo que hicieron de nosotros, sino por lo que hacemos nosotros con lo que hicieron de nosotros; esa imagen me gusta porque yo creo que toda obra es biográfica en algún sentido; toda obra tiene resonancias personales, íntimas, claro, acompañadas de otras cosas, le pones carnita, le pones el beat, desde el padre ausente maquillado un poco por mitología griega, policiaca, la maldad, temas que llegan profundamente, que tienen que ver con tu vida no solo biológica sino intelectual también.

Aquí pasó algo muy chido, yo tengo otro libro, le mando un saludo a Manta, de Manta ediciones, se llama Cerca del cadmio, yo quise hacer una serie de poemas, un libro con la actitud y el sonido de la música punk, y claro, con ese lenguaje a veces brutal y soez; entonces un amigo me dijo: maneso no es literatura, yo te conozco, ese eres tú, así eres tú.

Y no supe como tomarlo; pensé qué chido pero también que no pude pasar de lo personal a lo literario, en ese sentido en este libro: Herida cubierta de malva, hay una parte que dice “y tú ahí, sentado viendo el cuadro de Poe” y que había tenido para algunos una resonancia del Poe alcohólico, desesperado, solitario… y en realidad así era la imagen, mi hermano no dormía, en sus crisis más terribles no dormía por estar viendo la puerta y en la puerta tenía un cuadro bien horrible de Edgar Allan Poe. Entonces se me hizo muy interesante cómo algo tan realmente cotidiano, en ese contexto y con toda la estructura, puede llegar a significar algo más.

 

P: Al mismo tiempo, el tema se convierte en universal: “describe tu aldea y serás universal”…

 

A: ¡Exacto! También eso me han dicho cuando escribo de Toluca, que corro el riesgo de ser localista, pero esos temas nos llegan a todos; veo que hay una necesidad increíble de externar el dolor de lo qué es tener un pariente adicto, a estas alturas de la civilización todavía hay un tabú, una vergüenza, todo mezclado: un dolor de que un familiar o ser querido sufra una adicción; muchos chavos: chicos, grandes, me han dicho que han tenido una especie de conexión directa prque tienen a alguien querido con este tipo de adicciones, al final es una adicción pero traté también de que fuera parte de la pesadumbre de existir, ¡porque es pesado estar vivo! Y unos vamos por ahí dandos tumbos, agarrándose de lo que se puede; otros más, otros menos, cada quien tiene su propio infierno y su propio abismo, también el discurso oficial ha tenido un discurso horrendo ante las personas que consumen y son adictos, creen que todos son lo mismo, y no, creen que todos son delincuentes y creen que para todos esta el mismo hoyo y el mismo infierno, son cosas tan particulares como todo el mundo. Era parte de gritar un dolor completamente personal que afortunadamente conectó con la gente.

Era parte también de gritar un dolor completamente personal, que afortunadamente conectó con la gente, el objetivo no era rebuscar la forma sino que la forma sirviera para hacerlo más directo, como si lo escucharas hablado. 

 

P: Muchas imágenes, como la del padre; además haces paralelismos con tus propias historias

 

A: Exacto, exacto.

 

P: De entrada esa imagen…

 

A: Ajá, dices “se parece a”, algunos me han dicho ¡qué brutal! comparar a tu jefe con Zeus y con un jugador de futbol, con ese poder.

 

P: Y hablando del discurso oficial, “Herida cubierta…” se publica como pliego en Grafógrafxs, esta revista de la Universidad, cuéntame cómo estuvo ese proceso

 

A: Sergio propuso un ejercicio literario a la Universidad: una revista, recordando a Vicente Anaya, todas esas revistas que dejaron marcado algún momento, que nos mostraban a los autores del momento, poco publicados, underground, con un discurso bien paralelo; él metió el proyecto enfocado muchísimo en los lectores jóvenes, enfocado en la comunidad universitaria y agradó el proyecto.

De verdad es increíble que los temas que se manejan de la forma que se manejan, una institución como la Universidad se haya atrevido, hay que decirlo, creo que llegó a las manos de la persona correcta; más allá de su puesto como rector, llegó al lector correcto, en el lugar correcto en el año correcto. Cuando hablamos con el rector yo lo dije: sin su voluntad política esta revista nunca hubiera visto la luz y, claro, con su voluntad de lector y eso demuestra, primero, que es lector y que está buscando alternativas para hacer puentes entre la comunidad universitaria, eso me latió y además va a acompañado con talleres gratuitos y permanentes…

Entonces Alonso habla de los talleres que se ofrecen, de poesía los jueves, de narrativa los sábados, considera que éste es un buen momento literario en Toluca, porque también están los talleres de Urawa, la Escuela de escritores, el Centro toluqueño de Escritores, “es una ciudad viva en cuestión literaria y eso me late y me relate”, dice, asegura que es cuestión de tiempo que s evaya confabulando la nueva narrativa, al menos de Toluca. 

También habla de los talleristas, de la participación de las mujeres; la siguiente gran escritora será mujer, asegura; están rompiendo discursos, doblando el tiempo, jugando con los géneros… y seguimos hablando, de  su libro Górgoro, pero esa conversación será motivo de una próxima entrega.