«Ve, cómo está perdida la humanidad», así se expresa la indigencia en Toluca

"Ve, cómo está perdida la humanidad", así se expresa la indigencia en Toluca
La violencia familiar, la pobreza y el desamparo del gobierno provocaron que don Octaviano viva en las calles de Toluca

Excluidos y olvidados por las autoridades, la población indigente de Toluca cuenta la historia de nuestra sociedad, sus familias y sus problemas. También, uno de los peores desenlaces que pueden originar las condiciones en las que vivimos y de las que muy pocas personas están exentas.

En la calle Instituto Literario del centro de Toluca, el equipo de AD Noticias encontró a don Octaviano González Hernández, una persona que vive en la indigencia desde hace 20 años.

Permanecía sentado sobre sus posesiones: una chamarra, una bufanda, bolsas, guates, un refresco de tamarindo que encontró, un café y un sándwich que le regalaron.

Antes de platicar con él, lo observamos, y sus burdos intentos por comunicarse con los transeúntes –además de nuestros prejuicios– nos hicieron pensar que no podríamos entendernos. Sin embargo, la universitaria Elizabeth Mejía, quien realizó un trabajo de tesis sobre la indigencia en Toluca, se acercó a platicar con él. Después, rápidamente, accedió a ser entrevistado y contarnos su historia.

La historia de Don Octaviano

Don Octaviano es originario de los Hoyos de Vázquez, en Temascaltepec, una comunidad cercana al volcán. Pero su llegada a Toluca –hace 58 años– fue resultado de la primera tragedia en su vida.

“Estaba niño, tenía 11 años. Ya habían matado a mi jefe y a mii abuelito cuidando borregas, ya ve que hay mucha violencia, mucho delito”, recuerda.

A sus 11 años empezó a trabajar lavando instrumentos en la farmacia la Moderna. Luego pasó por múltiples oficios y ocupaciones: albañil, colector de basura, acarrear huevo, pollo, mandados, una panadería y la fábrica de Sidral. Pese a los múltiples trabajos llegó a la vejez sin pensión.

“Antes había más trabajo, no como hoy que pura violencia se oye”, expresa mientras recuerda otros episodios y hace comentarios dispersos, pues su atención no es constante.

De niño consumió alcohol; sin embargo, hoy lo rechaza, ya que durante los años más difíciles de su vida se ha aferrado a la lectura de la biblia y sus enseñanzas. Además, todos los días un centro de alcohólicos anónimos lo recibe por la tarde y le acerca café.

En lo familiar las tragedias de Don Octaviano se siguieron presentando y finalmente lo llevaron a la calle “mi mamá nos maltrataba mucho […]. Cuando murió mi abuelita me corrieron de la casa […]. Mis hermanos me olvidaron”, expresa de manera dispersa.

A sus 75 años, hoy lo más difícil de vivir en la indigencia en Toluca es el frío. “Está duro el frío, ahora me duelen las rodillas”, expresa mientras detalla que luego de acudir al centro de la capital mexiquense durante el día regresa a las vías del tren. Ahí acomoda unas bolsas sobre el pasto y pasa la noche a la intemperie.

 “Ve, cómo está perdida la humanidad. No hay trabajo. No somos animales”, concluye.

Un cambio necesario para hacer frente a la indigencia en Toluca

“He detectado que varias personas que se encuentran en condición de indigencia, que a pesar de que tienen muchas cosas que resolver, tienen buen ánimo, ganas de seguir adelante, que buscan apoyos. Normalmente, no confían tanto en gobierno ni en las personas”, señala Elizabeth Mejía, luego de platicar con don Octaviano.

Y es que pese a sus condiciones, la petición de don Octaviano es clara: “tener un cuartito donde vivir”. Pues tiene la intención de reintegrarse a la sociedad, aunque le ha dado la espalda.

Para Elizabeth estas condiciones deben ser modificadas por el gobierno para que una vida digna sea garantizada para todos.

 “Para personas adultos mayores, si buscar refugios, buscar hacer asilos donde se les brinde la atención. Por ejemplo, el que ya tiene 75 años no tiene las condiciones para trabajar, para ser fuerza laboral. Sin embargo, sigue viviendo y es completamente inhumano que se quede en las calles”, concluyó.