El pasado jueves se publicó el Informe sobre Desarrollo Humano 2021-2022. Es un documento avalado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Los resultados que reporta no son buenos. Y aunque era de esperarse, pues los últimos años no han sido nada favorables en el mundo entero, el documento pinta un panorama lleno de incertidumbre. De hecho, el informe se titula “Tiempos inciertos, vidas Inestables” y, puesto en pocas palabras, nos confirma que en todo el mundo se experimentaron retrocesos del desarrollo humano.
Es el segundo año consecutivo en que ello ocurre, pero advierte que lo más grave no son los números que confirman que disminuyó la esperanza de vida o se incrementó el rezago educativo y cayó el ingreso per cápita en muchos países. Lo más trascendente –dice- es que se ha creado un “complejo de incertidumbre nunca antes visto en la historia de la humanidad”.
Un mundo de preocupaciones
“Vivimos en un mundo de preocupaciones”, advierte el Informe y explica que están confluyendo a lo largo y ancho del planeta tres fuentes de incertidumbre: el cambio climático (que conlleva desastre), la necesidad de cambios sociales profundos (para terminar con los crecientes problemas socio-económicos) y una polarización creciente (que deviene en problemas de convivencia). Estas tres fuentes de incertidumbre –dice el Informe- se han empalmado y, sumadas a la incertidumbre normal de todo ser humano, generan un “complejo” que ha hecho presa a la mayoría de la población planetaria.
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Una característica de este tipo de informes es mostrar, en números, el estado que guarda el Desarrollo Humano. Por ello nos ofrece estadísticas muy interesantes en torno a las ramas económica, educativa, de salud, de seguridad, de democracia, de libertades, etc. Destaca, por ejemplo, el retroceso en la esperanza de vida. Como todos sabemos, al nacer, cada persona tiene posibilidades de llegar a una edad promedio que, con el paso del tiempo, los avances médicos y el cobijo institucional, había sido cada vez superior., pero ahora viene hacia atrás.
En Estados Unidos era de 79 años en 2019, pero ha retrocedido a 76. Es la peor caída en 100 años. En el caso de México bajó cuatro años, quedando ahora en 71. Esto significa que fue tal la cantidad de personas que murieron en el marco de la pandemia (muchas de ellas en edades jóvenes) que al promediar, reduce el rango de edad en que se muere la población.
Desarrollo humano a la baja
Otro retroceso muy importante se dio en el ingreso de la gente. Dice el informe que vivimos “una crisis relacionada con el costo de la vida”. Y, en efecto, sabemos que los estragos de las medidas implementadas para evitar los contagios (que básicamente detuvieron las plantas productivas) y luego la crisis energética y de abasto, relacionada con la guerra en Ucrania y otros factores más, han derivado en carestía e inflación. Cada vez alcanza para menos el ingreso de las personas. En el caso de México, el ingreso per cápita se redujo en 6.3% en el último año.
Este fenómeno estuvo presente, a distintas escalas, en todos los países del mundo. Los recursos económicos, la salud y la educación tuvieron retrocesos significativos en casi todos lados. Como siempre, los países más pobres fueron quienes experimentaron más estragos, pero el resumen es que el Desarrollo Humano en el mundo tuvo un retroceso generalizado: “más del 90% de los países sufrió una disminución del índice en 2020 o 2021”, dice el informe. Ello equivale a ubicarse cinco años atrás: perdimos terreno de lo poco que se había ganado.
Una pérdida de diez años de desarrollo
Si uno revisa los informes anteriores, desde 1990 hasta 2019, la tendencia era al ascenso: tasas crecientes de acceso a educación, salud, ingresos, libertades, etc. Pero en los informes del año pasado y este que ahora se presentó, la tendencia es muy claramente a la baja. El Índice de Desarrollo Humano en México lo ubica a niveles inferiores de los que presentaba en 2011. Esto significa una pérdida de diez años de desarrollo. Así, cada nación experimentó un retroceso, unos más, otros menos, pero todos vieron detenida la tendencia de ascenso en las condiciones de vida de la población. Alemania, por ejemplo, retrocedió 5 lugares en el Human Development Index que incluye este Informe; Estados Unidos 3; México 8 sitios; Ecuador 14 y Venezuela 41. En la cúspide de este Ranking están (para no variar) Suiza y Noruega y en el fondo Mozambique, Yemen y Afganistán.
Noticias negativas
El Informe es un documento interesante, cuantitativamente nos deja ver estas tendencias regresivas y cualitativamente nos advierte de procesos que apuntan hacia el deterioro en la vida de la gente. Hay todo un apartado muy interesante en donde nos muestra cómo la información negativa impera en el mundo, a niveles superiores a etapas como las primera y segunda guerras mundiales. A este respecto concluye: “Las noticias negativas sobre el mundo alcanzan niveles sin precedentes”.
Lo desconcertante –dice el análisis- es que las percepciones de las personas sobre sus vidas y sociedades contrastan marcadamente con medidas históricamente elevadas de bienestar agregado. Lo anterior quiere decir que aunque la gente materialmente tiene más cosas, no deja de sentirse insegura, enojada, deprimida, con ansiedad y en un ambiente de polarización. Esto tiene relación directa con la gran cantidad de información a la que estamos expuestos y los muy rudimentarios elementos que tenemos para procesar todo ello. Casi siempre vemos las cosas en blanco y negro.
Revisar este documento del PNUD no deja de ser un llamado de atención sobre lo que estamos haciendo y el sentido que le damos a eso que hacemos. La coyuntura en la que vivimos nos confronta con procesos paradójicos y para los que no hay respuestas únicas.